martes, 16 de enero de 2018

LA MUJER INFIEL. por "Nazanin Amirian"

          "Dicen que todos los seres vivos, excepto el hombre, saben que la principal tarea en la vida consiste en disfrutar de ella".

                                                                         ******

      Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
       -Esta historia demuestra por qué mucha gente prefiere cerrar sus ojos y no conocer la verdad.
      -Así es, Majestad, contestó el anciano. Pero a veces hay que cerrar los ojos para ver algunas cosas. Es lo que hizo el marido en la fábula de la esposa infiel.
      -Y,¿que hizo?, preguntó el joven rey.
      El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.

      Cuando el marido llegó a su casa vio a su esposa haciendo una tarta con miel y mantequilla, se quedó sorprendido, porque ella nunca había preparado algo tan delicioso para él.
      ¿Para quién estás haciendo esa tarta?, preguntó el hombre sospechando de algo.
     La mujer, que estaba haciendo el dulce para su amante, sin perder la compostura y con total naturalidad, contestó:
      Quiero hacer una ofrenda por los bienes que tenemos y que el cielo nos ha dado.
     Y cogió la tarta y se fue al templo más cercano. Su marido la siguió. Mientras ella realizaba el ritual de lavarse antes de hacer la ofrenda, él se escondió detrás de la  estatua dorada de una diosa. La mujer, cuando terminó de bañarse y con mucha devoción, entró en el altar. Luego se puso a orar ante la diosa diciéndole:
      ¡Venerable diosa! ¡Escucha mi plegaria! Dime lo que debo hacer para que mi marido se quede ciego y pueda estar con mi amante sin temor alguno.
      Su marido se quedó como una piedra, inmóvil. Pero procuró seguir el juego. Así que cambió su voz, fingiendo ser la diosa, y replicó:
      Puedes dejarle ciego dándole con regularidad tartas hechas con miel y mantequilla.
     La mujer le agradeció a la diosa su consejo y, a partir de aquel día preparó para su marido las más deliciosas tartas de miel y mantequilla.
      El marido, a la vez que disfrutaba de aquellos manjares, seguía con su plan. Pronto, el marido empezó a quejarse:
      Mis ojos cada día ven menos.
     La esposa, disimulando su alegría, pensó que la amable diosa tenía razón. Y aprendió a elaborar las más variadas y exquisitas tartas, como nadie sabia hacer en el pueblo.
      Poco tiempo después, el marido empezó a chocar contra los muebles de la casa, lamentándose por haberse quedado completamente ciego. La fe de la esposa en los dioses aumentó aún más. Dio las gracias a la estatua dorada por haber realizado su deseo y pensó que ya podía invitar a su amante a casa. Así que por la noche, el amante entró en el domicilio del matrimonio con total tranquilidad, como si fuera su casa. El engañado esposo oyó la puerta y preguntó:
      ¿Quién es?
     La mujer, que pensaba que su esposo, aparte de estar ciego, era tonto, contestó mientras conducía a su querido al lecho:
      ¡Nadie, cariño, duerme!
     El marido, que les estaba mirando, salió de su habitación y con todas sus fuerzas gritó:
      Con que nadie, ¿eh?, y agarrando el pelo del amante lo echó de su casa y tras él, a su infiel esposa.

      Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
       Una fábula aleccionadora. Eso demuestra bien lo que es el resultado de la falsedad y la sutileza.
     Siempre es así, Majestad, respondió el anciano. Y normalmente va acompañado de un castigo ejemplar. La mujer que quiso dejar ciego a su marido perdió todo lo que tenía. Un similar destino tuvo el conejo que fue atacado por un lobo.
      ¿Qué le pasó al conejo?, preguntó el joven rey.
     El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.

                                              ******

      Muy buenos días, gracias por estar ahí y que disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala, un abrazo y hasta pronto.



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