lunes, 8 de enero de 2018

AUTOLIBERACIÓN INTERIOR. por "Anthony de Mello"

                 POCO SIRVEN LAS PALABRAS.

      La realidad siempre es concreta, pero los conceptos sólo pueden acercarse a la realidad si son abstractos. Cada uno de nosotros tenemos unas peculiaridades que nos son esenciales -salen de nuestra identidad esencial- que es algo específico que hace cada uno sea uno, y para lo cual no existe adjetivo que lo defina. No sirven las palabras. Entonces, si al intuir eso específico de una persona me formo una imagen y la registro en la memoria, en un recuerdo, la he cristalizado en un solo aspecto de su ser, y además aprisionada en un concepto que le queda chico, porque es incapaz de definir lo que captó la intuición.

      La persona es siempre evolutiva, en movimiento, mostrando distintas y continúas facetas que son infinitas y no se pueden fijar. Párate a escuchar a una persona -pero con la mente limpia de recuerdos y conceptos prefijados de ella- y verás cómo te sorprende a cada instante con facetas desconocidas, siempre nuevas e imprevisibles.

      Ahora piensa que, si al hombre no se le puede clasificar, a Dios que es la Unidad, menos. Los prejuicios son los que fijan las personas. Prueba a verte a ti con ojos nuevos, luego a las personas más cercanas, luego a la naturaleza y, así estarás más cerca de poder ver a Dios. A Dios sin conceptos, despojado de los ídolos en que lo convertimos.

      Lo cierto es que la realidad concreta es el concepto abstracto, porque la realidad siempre fluye, siempre está en movimiento como la persona. Las células de la persona se van renovando en cada instante mientras la persona sigue siendo la misma, se va mostrando de mil formas, por lo que es imposible enmarcarla en una de ellas. Así, somos cambiantes como un río siempre en movimiento. Tener conceptos para la realidad es una injusticia. Es como querer cristalizar a las olas, que no son cosa, sino acción. Igual le pasa a toda la creación, y con mayor razón a las personas.

      Tú no puedes meter un huracán en una caja, y tampoco puedes meter la realidad en una caja. Los límites de la realidad son inmensos y movibles. Lo que ocurre es que el mundo en que estamos acostumbrados a movernos no es la realidad, sino un conjunto de conceptos mentales. Sólo los místicos son capaces de ser tan libres como para vivir la realidad tal como es.
     
      Lo cierto es que tal libertad asusta, nos impone, porque supone romper con todo o, por lo menos, cuestionarlo todo. Ellos le imponen interrogantes a todo. Más vale la duda -acordaos- que la oración. Lo que ocurre es que no tenemos la verdad, sino la fórmula. Hay que pasar por encima de la fórmula para llegar a la verdad.

      EJERCICIO

       Acordándonos del camello que creía estar atado. ¿Qué son las cosas que me causan miedo? Ordinariamente, resulta más fácil romper las paredes de cemento que las de tu mente. Es que el hombre no quiere salir de la cárcel porque prefiere lo conocido al cambio. Le es más cómodo hacer lo acostumbrado. Tu miedo brota de manera que tienes tú de ver las cosas y de las consignas de tu mente.

      Analiza, sinceramente, sosegadamente, cuales son tus cárceles imaginarias y por qué de tus miedos. Cuestiónalo todo y saca la realidad que hay detrás de los cuestionamientos. El día en que sientas el vacío de quedarte sin nada a qué agarrarte, ¡buena señal! Entonces ya puedes tú mismo comenzar a construir con realidad.

      Las fronteras sólo estaban en tu mente, como las fronteras que querían que viese desde el avión. Eso es querer fragmentar la realidad, y la realidad es global, es unidad. En cuanto me creo indio, inglés, catalán, vasco o castellano,soy un producto de mi cultura, y como tal pienso y actúo como una máquina, como un robot. Hay que ver y obrar por tu propia visión y tu libre albedrío. ¿Es que el fin justifica los medios? La realidad no conoce fronteras y la naturaleza tampoco. Tu esencia, tu ser, no es español, ni catalán, ni francés. Entre tú y el otro tampoco hay fronteras, porque ambos pertenecéis a la unidad. Lo que ocurre es que, de no tener palabras, no habría cosas, por eso, la realidad se capta mejor en silencio. Se capta fluida, en movimiento.

      Estúdiate a ti mismo, y estudia las reacciones que se disparan en ti ante las cosas.

                                                                   ******

      Una luz para vuestro caminar del día a día, gracias siempre por estar ahí, disfrutar de los buenos momentos que el universo nos regala y un abrazo. ¡Hasta muy pronto!

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