Habéis estado incomunicados con Dios durante tanto tiempo que habéis desarrollado historias y mitos sobre Él, como niños perdidos que recuerdan su casa. Algunos de estos mitos son hermosos, pero otros son destructivos. Los niños perdidos pueden con facilidad comenzar a imaginar que han sido abandonados. Cuánto más esperan solos, sin padre ni madre que los consuele, más enloquecidos son sus temores.
Temen haber hecho algo terriblemente malo para haber sido abandonados así.
Temen que sus padres los hayan abandonado a propósito.
Temen que todo lo que se merecen es algún castigo.
Habéis proyectado todos estos miedos -y mucho más- en Dios. Él es el padre que os juzga desde lejos. Puesto que todos estos miedos fueron creados en vuestra mente, nosotros debemos deciros que no son ciertos. Sin embargo, aún son poderosos en todo el mundo. Alimentáis muchas historias antiguas acerca de un Dios iracundo que arroja truenos desde el cielo y plagas desde la tierra para haceros daño, pero el mayor dolor que sentís es por haber sido abandonados.
La ausencia es el castigo más cruel.
Nosotros, los ángeles, servimos para aliviar este dolor. No somos en absoluto como Dios. No somos infinitos e ilimitados, más allá de todos los límites del tiempo y el espacio. Pasamos la vida en el mundo sutil que roza vuestro mundo sólido y material tan levemente como un rayo de luz o un hálito de aire. Por lo tanto podemos contactarnos con vosotros en formas sutiles para haceros saber que no estáis solos. Este consuelo no alcanza a todos en modo alguno. ¿Cómo podría? La tierra está amortajada en capas oscuras de incredulidad. La mente de los seres humanos está llena de voces chillonas que pregonan a gritos la devastación y el terror en todo el globo.
Nosotros nunca dejamos de tratar de llevaros la Luz; sin embargo en esta época tantos miedos oscuros intervienen entre nosotros, que también debéis hacer vuestra parte. Nosotros nunca os dejamos; sin embargo sólo sentiréis nuestra presencia si nos llamáis. A Dios se lo llama en la profunda y silenciosa meditación, pero nosotros no somos tan difíciles de encontrar. Respondemos a la belleza y a la música; escuchamos vuestra risa.
La fe abre un canal hacia nosotros, lo mismo que la oración simple y sincera. Los inocentes nos conocen con mucha más facilidad que los cínicos y los escépticos -esto está de más decirlo-, pero en todos hay una pizca de inocencia. Si podéis encontrarla, nosotros estamos muy cerca.
Pero el momento más difícil para buscarnos es cuando estáis confundidos, caóticos, llenos de estrés, temerosos y en peligro. Una mente turbulenta no puede alcanzar con facilidad a los ángeles. En lugar de procurar nuestra ayuda cuando estáis en crisis, aprender a comunicaros desde vuestro centro de paz, vuestro corazón. Nosotros necesitamos un canal abierto. Nuestra capacidad de ayudar no es tan limitada como podríais pensar, pero tampoco es todo poderosa. Debéis encontrarnos a mitad de camino, usando vuestra capacidad única para percibir el mundo sutil.
Los ángeles no son atraídos mediante la tristeza y el miedo. Son atraídos por la Luz.
******
Desearos una muy buena semana, disfrutad de los buenos momentos que el universo nos regala. Siempre gracias por estar ahí y...un fuerte abrazo. ¡Hasta muy pronto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario