Dios está en la vida
La palabra y el concepto distorsionan la realidad. Si de un animal que nunca has visto te enseñan sólo la cola, no podrás saber cómo es el animal. No sabes su conjunto, y por lo tanto ni siquiera sabrás el sentido de la realidad que encierra la palabra "cola", por que, separada de su conjunto, pierde su realidad global que le da sentido.
La palabra Navidad crea en nosotros, una serie de emociones y sentimientos que nada tienen que ver con la realidad. En la naturaleza no existe la Navidad. La Navidad está programada en la mente cristiana como el Ramadán en los árabes y la Pascua en los judíos.
Todo es ilusión de una palabra que crea unos conceptos y unas emociones. De igual manera, en la práctica, la religión no existe, puesto que en la realidad no la constituyen más que un grupo de palabras y conceptos.
¿Qué tiene que ver la palabra "Dios" con la realidad? Nos hemos olvidado de la realidad, con la sustancia que la palabra trata de indicar, y nos hemos quedado con la palabra. Lo que importa no es la palabra, ni el concepto, ni los símbolos. Todos los símbolos son imprecisos, y lo importante es que ellos sólo nos sirvan para ponernos en contacto con la realidad que esconden.
Dios no se deja encerrar
En la universidad te enseñan las teorías, fórmulas y técnicas, y la teología debiera servir para hacer ignotos, ignorantes que cuestionen todo antes de adoptarlo. En la Universidad te enseñan y en la facultad de teología debieran sólo despertarte atacando tus errores y tus fórmulas.
¿Sabéis lo que le pasó a un caníbal que se comió a un misionero católico, a un protestante y a un metodista? Pues que tuvo movimiento ecuménico en su tripa. Sólo nos separan las palabras y los conceptos. En el fondo todo es lo mismo. Dios es sólo uno y no se deja encerrar.
Lo que llamas "tú" no tiene respuesta, pues "tú" no eres nada. Sólo la realidad existe, y sólo entrarás en esa realidad a base de liberarte de tus programaciones y meterte en la noche oscura del no-saber, de los no- conceptos.
Aunque antes dije que el niño es incapaz de amar, creo que no lo dije bien, pues los niños, seguramente, saben amar de una forma tan pura y sin conceptos, tan espontánea, que no lo entendemos con nuestra mentalidad programada. Los niños son los únicos que ven las cosas como son. Ven a las personas sin etiquetas, sin prejuicios, y responden con espontaneidad a la realidad, sin interferencias. Los prejuicios, las etiquetas y los miedos se los metemos luego nosotros, los mayores, de la misma forma inconsciente que usamos de esa programación mecánicamente, como hábito.
¡Qué peligrosa es la inconsciencia! Para liberarte de los prejuicios sólo tienes la conciencia. Es la conciencia la que te puede liberar. Siempre serás esclavo de las cosas de que no eres consciente.
Hay que ser consciente de que Dios no se deja prender por conceptos ni encerrar en palabras. Por eso, los niños están más cerca de Dios, mientras nosotros no deformamos su espontaneidad con imágenes y conceptos de "malo" y "bueno". La tesis de que Dios es incomprensible siempre ha estado presente en la teología católica. Para Tomás de Aquino, era evidente. Para Rhaner, incluso en la visión inmediata de Dios, en la eternidad, seguía siendo incomprensible. La incomprensibilidad de Dios es el centro que debe iluminar toda teología. El mejor teólogo es el que sabe explicar la teología como Jesucristo: por medio de cuentos, sin conceptos. Por medio de la vida como hacía Jesús con las parábolas y con sus hechos en la vida cotidiana. Si nos agarramos a los símbolos olvidaremos la realidad que encierra el símbolo.
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Una luz para vuestro día a día, para poder ver mejor el sendero por dónde pisamos. Gracias siempre por estar ahí, os deseo una muy buena semana que disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala y nos vemos muy pronto, un Abrazo.
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