No imitéis a nadie, ni siquiera a Jesús. Jesús no es copia de nadie. Para ser como Jesús, has de ser tú mismo sin copiar a nadie, pues todo lo auténtico es lo real, como real era Jesús.
La culpabilidad y la crítica no existen más que en la mente de la cultura. Las personas que menos se preocupan de la vida de ahora, de vivir el presente, son las que más se preocupan por la venidera. Preocúpate por estar despierto, vive ahora y no te importará el futuro. Cuando tu mentalidad cambia, todo cambia par ti a tu alrededor. Lo que antes te preocupaba tanto, ahora te importa un bledo,y, en cambio, vas descubriendo cosas maravillosas que antes te pasaban desapercibidas.
Lo que más le preocupa a las personas programadas es tener razón. Tienen miedo de perder sus ideas, en las que se apoyan, porque les da pavor el riesgo, el cambio, la novedad y se agarran de sus viejas ideas porque están fosilizadas.
Nuestra vida se convierte en un lío porque tomamos por realidad lo que no son más que programaciones que no sirven para nada y nos agarramos a ellas porque no sabemos descubrir otra cosa. En el fondo, tenemos una gran inseguridad, y para sentirnos mejor, vamos a consultar a los que creemos saben más que nosotros, creyendo que ellos nos van a solucionar los problemas. Pero los problemas, que soló existen en nuestra imaginación, sólo despertando los solucionaremos.
FACIL Y DIFICIL
"Se cuenta que había un gran maestro llamado Buso, que era casado y tenía una hija, todos con fama de sabiduría y de santidad. Un día se acerco un hombre al maestro y le preguntó: "La iluminación, ¿es fácil o es difícil?". Y Buso le contestó: "Es tan difícil como alcanzar la luna". No conforme, el hombre se acercó a la mujer de Buso y le hizo la misma pregunta, a lo que ella le contestó: "Es muy fácil. Es tan fácil como beberse un vaso de agua". Intrigado se quedó el hombre, y para salir de dudas le hizo la misma pregunta a la hija del maestro, que le contestó: "¡Hombre!, si lo haces difícil es difícil, pero si lo haces fácil...".
Lo más difícil es la capacidad de ver, ver simplemente, con sinceridad, sin engañarte, porque el ver significa cambio, nada a que agarrarse, y estamos acostumbrados a buscarnos asideros y a andar con muletas. En cuanto llegas a ver con claridad tienes que volar, y volar es no tener nada en donde agarrarte. Necesitamos desmontar la tienda en la que nos refugiábamos y seguir por el sendero adelante sin apoyos.
El susto mayor es por la aniquilación de todo miedo, puesto que los miedos han sido el manto en el que nos envolvíamos para no ver ni ser vistos. Dejar las cosas atrás y enfrentarse a la felicidad, cuando no quieres ser feliz a ese precio. Una felicidad que has de expresar tú y no esperar a que te la den hecha. Aunque vas diciendo que buscas la felicidad, lo cierto es que no quieres ser feliz. Prefieres volver al nido antes de volar porque tienes miedo, y el miedo es algo conocido y la felicidad no.
En mi profesión de psicólogo advierto cada día esto. Lo primero que tiene que entender un buen psicólogo es que el que viene a él no busca la curación, sino el alivio, la comodidad, pero no quiere cambiar: es demasiado expuesto y comprometido.
Es como aquel que estaba metido en la porquería hasta la boca y lo único que le preocupa es que no le hagan olas, no que lo saquen de allí. Lo malo es que la mayoría equiparan la felicidad con conseguir el objeto de su apego, y no quieren saber que la felicidad está precisamente en la ausencia de los apegos, y en que ninguna persona ni cosa tenga poder sobre ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario