Un águila rapaz reprochaba a una gallina del corral.
-¡Qué criatura más desagradecida eres tú! Tu dueño te mantiene durante toda tu vida, te protege de las bestias, te alimenta, y ¿qué es lo que tú haces? Cuando él te llama empiezas a correr de un tejado a otro, aleteas por aquí y por allá, y no dejas que te coja. ¿Qué clase de comportamiento es ése? Mírame a mí. Yo hace poco tiempo que estoy aquí, y ya sé cómo debo comportarme, y demuestro mi gratitud por los cuidados que me da el amo. Cuando él me llama, me poso en su brazo y hago todo lo que me pide.
Entonces, la gallina, mirándole con una sonrisa, respondió:
-Quizá tengas razón, amigo mío. Pero dime una cosa, ¿has visto alguna vez un águila asada?
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Es absolutamente cierto. Pero, ¿de qué le sirve a un gran águila la verdad de una pequeña gallina?
-¡No, Majestad!, no despreciéis nunca lo pequeño, contestó el anciano.
Recordad lo que hizo una liebre a un león.
-Y, ¿qué le hizo?, pregunto el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia...
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Ahora debo marchar y estaré ausente, pero prometo regresar y contaros la historia de "Una liebre inteligente"
Qué paséis unas muy bonitas fiestas y un feliz año, nos vemos en Enero, un fuerte abrazo y recordad: disfrutad todos los buenos momentos que el universo nos regala.
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