lunes, 1 de febrero de 2016

EL ELEFANTITO REAL ( cuento de origen indio)

Esta historia es ahora del pasado.
Había un maharajá que tenía una manada de elefantes. Su más bella joya era una elefanta llamada Konia, de cuerpo gris claro, ojo pillo bajo los pesados párpados y adorables orejas triangulares. Konia había trazado lazos de amistad con su cornaca, un niño llamado Shivi. Había que ver cómo la elefanta cogía al niño por la cintura y, con un solo movimiento de trompa, preciso y dulce, se lo montaba en lo alto del cuello. Cuando Shivi le rozaba brevemente con los dedos de los pies en la base de la oreja, Konia avanzaba dócilmente, cuando le frotaba el costado de arriba abajo con el talón, ella reculaba. El ágil cornaca bajaba al suelo veinte veces al día, deslizándose a lo largo de su oreja derecha, y veinte veces ella volvía a montarlo con un elegante movimiento de su trompa enroscada. Trabajaban en tan perfecta armonía que, viéndolos, se hubiera dicho que era una figura de ballet.

La vida seguía así apaciblemente su curso. Pero una primavera, Konia se enamoró de un elefante, un macho soberbio que estaba encargado del palanquín real. Drik, debido a su cargo oficial, no podía contraer matrimonio sin contar con la aprobación de Su Majestad. Se consultaron los oráculos, Konia era de sangre noble, de carácter amable, y la unión recibió la aprobación.

Tres años más tarde, la corte entera estaba sobresaltada: Konia iba a parir. Pero resultaba que el elefantito se presentaba mal y se retrasaba el parto. Alertado, el Maharajá pidió que lo tuviesen informado cada hora. Al cabo de la mañana, había salido ya la trompa, la cabeza y todo el cuerpo con las patas, pero la cola se había quedado atrancada. Llegada la noche, la situación no había cambiado. Se ordenó celebrar un consejo de emergencia. Los ministros, los cortesanos y el gran chambelán daban cada uno su opinión. De cuando en cuando, mandaban llamar a Shivi, el cornaca.

"Y bien?- preguntaba Su Majestad.
-Nada nuevo, Majestad, la cola sigue atrancada!"
Y volvía a comenzar la discusión. Iba avanzando la noche, y el consejo estaba muy nervioso y desconcertado, cuando el gran chambelán exclamó:
"Majestad, la situación es demasiado grave! Sugiero que se mande llamar a Mara la hechicera.
-Eso no puede ser! Esa mujer insultó a la suegra de nuestro gran maharajá al no inclinarse a su paso. Está desterrada de la corte para siempre!"
El rey atajó las protestas:
"Que venga ahora mismo!"
Su orden fue acatada. La maga, tras haber auscultado largamente a la desdichada parturienta, emitió su veredicto:
El elefantito quedará liberado y se desatrancará su cola si se encuentra en todo el reino una mujer que nunca haya amado más que a su marido y que no haya tenido pensamientos cariñosos para otro que no sea él".
El consejo deliberó...durante largo tiempo. Finalmente, escogieron a Rajna, una belleza de ojos dulces y tristes, famosa por su sabiduría y esposa de un gran señor de la corte.

"Has amado alguna vez a otro hombre que a tu marido?
-No, Majestad!
-Que vayan a buscar al cornaca! -ordenó el rey.
-Y bien? -preguntaron febrilmente los miembros del consejo, todos a una.
-No ha cambiado nada- dijo agobiado el cornaca-, la cola sigue atrancada".
Entonces, debajo de su velo, habló la dulce Rajna:
-"Ahora me acuerdo -dijo con voz ahogada- que una vez que pasaba casualmente por el patio de palacio, vi a este joven con su elefanta, y era tan diestro, que...- prosiguió con un sollozo- mi corazón, durante un segundo, latió por él".
Y en aquel mismo instante llegó hasta el salón del consejo un gran rumor:
-"Hurra! Se ha desatrancado la cola! El elefantito real ha nacido!"
FIN.

En el tejido del Atma, en el que entretejemos día tras día el tapiz de nuestras vidas, la menor mancha es visible, todo manifiesta a Brahma.

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