Es cierto que no debemos confiar a ciegas en alguien que nos puede traicionar. Debo deciros, además, que la educación es muy importante en el comportamiento de cualquier ser. ¿Vos conocéis la historia de los dos papagayos?
-No, no la conozco, respondió el monarca.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
En un precioso día de primavera, mamá papagayo dio a luz a dos polluelos. Cada mañana ella salía a buscar alimentos para sus pequeños. Un día, cuando abandonó el nido, sus hijitos fueron capturados por un despiadado cazador. Uno de los polluelos fue vendido a un pirata, y el otro, a un bondadoso ermitaño. El pirata y el ermitaño vivían en el mismo bosque, y ambos eran muy atentos con los papagayos, y decidieron enseñarles a hablar.
En un mediodía soleado, el rey fue a pasear por el bosque. Se separó de sus compañeros y al regresar perdió el camino. De repente oyó gritar a un papagayo que estaba frente a él:
-¡Maestro!, ¡de prisa! Ha venido un hombre. Está solo, ¡mátalo, mátalo!
El rey se asustó, espoleó a su caballo y, al galope se marchó de allí. Un poco más adelante, oyó a otro papagayo que cantaba:
-¡Maestro!, ¡de prisa! Ha venido un hombre. Está solo. ¡Dale la bienvenida! ¡Dale la bienvenida!
El rey detuvo su caballo. El piadoso ermitaño salió de su cabaña para dar la bienvenida a su noble huésped, ofreciéndole frutas y bebidas, y luego le enseño el camino que conducía a la salida del bosque.
Antes de despedirse de aquel buen hombre, el rey le contó su experiencia acerca de los dos papagayos.
-Dime, hermano, ¿cómo es posible que dos papagayos, exactamente iguales en todos los aspectos, hablen de forma tan opuesta?
-Si vos conocierais sus historias no me lo preguntaríais, respondió el ermitaño.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y le dijo:
-Un relato lúcido. La bondad y la maldad las aprendemos de la gente que nos rodea.
-Estáis en lo cierto, Majestad, contestó el sabio. Esto ocurre en la fábula de los papagayos y el adiestrador de águilas.
-¿A qué adiestrador te refieres?, preguntó el rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
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La semana que viene os lo cuento, os parece? Disfrutar de los buenos momentos que el Universo nos regala y os mando un abrazo. Feliz Domingo.
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