viernes, 26 de febrero de 2016

MORIR... A QUE EDAD ? ( escrito por Henri Brunel ).

"El hombre tiene el destino de la chispa". (Louis Aragon, Elsa

Ryokan, el poeta del siglo XVIII, que sabía hablar a las plantas, los insectos y los pájaros, era conocido en el Japón por su sabiduría y la eficacia de sus Kitos. De todas partes del país acudían a consultarle y a pedirle que intercediera ante los dioses.
Y resultó que una mañana se presentó ante su choza de ramas un honorable monje, muy delgado, y reseco por la edad.
"Me honra tu visita, santo monje- dijo Ryokan-. Tu fama de bondad ha llegado hasta aquí, que deseas?
-Quisiera un Kito- dijo el hombre, acariciándose la barba, corta y blanca.
-Con mucho gusto- dijo Ryokan-, y que deseas?
-Quisiera que mi vida sea larga...
-Que edad tienes?
-Ochenta años desde la última floración de los cerezos.
-Y hasta qué edad tengo que pedir a los dioses que se prolongue tu vida?
-Cien años. Cien años me parece una buena cifra, sí, cien años está bien.

- Estoy asombrado por la modestia de tu petición- dijo Ryokan-. Si has venido de tan lejos para pedirme este Kito, porque contentarte con cien años?

- La verdad es que incesantemente voy prodigando a mi alrededor sabiduría e influencia benéfica -suspiró el visitante-, qué no haría si viviese más!
Digamos ciento veinte o ciento treinta, o pongamos una cifra redonda, ciento cincuenta años. Es posible?
- Por supuesto - dijo Riokan -, entonces, decimos ciento cincuenta años. Mis Kitos son muy precisos, de modo que te voy a preparar uno para ciento cincuenta años exactamente. Pero te lo has pensado bien? Tienes ochenta años, te quedarán por vivir setenta, menos de lo que has vivido, pero bueno, eso es lo que deseas, y tú eres un hombre sabio y poco exigente.
   -Espera un momento, ahora que lo dices -interrumpió el octogenario -.
Es verdad que setenta años son pocos, porque estos primeros ochenta años se me han pasado como un sueño, y me parece que fue ayer cuando jugaba con mis hermanos y hermanas en el jardín de mis padres.
    -La segunda parte de la vida - señala Ryokan - es como la otra vertiente de la colina, se baja más deprisa de lo que se ha subido.
   - De acuerdo me rindo a tus argumentos, sabio Riokan, hazme un Kito para...digamos...trescientos años!
   Ryokan se rasca la cabeza y no se mueve.
   Bueno, a qué estas esperando? -pregunta impaciente el visitante - mi petición es excesiva? -añade inquieto.
   -No,no, estaba pensando - dice Ryokan -. En el fondo, por qué pararte en trescientos años? Cuentan que hay tortugas que viven mil años, y las grullas...Por qué sólo trescientos?
   -Mil años? Al fin y al cabo, la perspectiva no carece de alicientes. Tengo tantas buenas acciones que hacer, y podría hacer tanto bien en mil años!
   Ryokan no se mueve y parece perplejo.
   "Santo monje, es que sopeso tus palabras y me doy cuenta de lo valiosísima que es tu vida, la mejor solución sería que no murieses.
   -Podrías hacerme un Kito que me impidiese morir?
   -Sí, pero sería muy caro, carísimo, y muy difícil!
   -Estoy dispuesto a pagarte lo que haga falta, a practicar los más duros ejercicios, me has convencido, noble Ryokan, te lo ruego, haré cuanto exijas, pero hazme el Kito que me hará inmortal.


A partir de aquel día, Ryokan tuvo en su humilde cabaña de ramas a aquel viejo procedente del norte. Cortaban juntos la madera, iban juntos a buscar el agua al río, dormían en el mismo suelo de tierra apisonada, y rezaban y meditaban durante largas horas. Se comían el bol de arroz o se reían al contemplar el vuelo de un arrendajo torpe. En primavera, Ryokan compuso unos poemas:

                Este mundo
                no es otra cosa
             que flores de cerezo

y también:

             El ruiseñor
         me despierta del sueño,
         mi arroz de la mañana.

o bien:

         La barca del arroz
            se dirije
      hacia la luna del tercer día.


Así fueron pasando un invierno, una primavera y un verano.
Una tarde de final de verano, estaban sentados los dos ante la cabaña, contemplando la primera bandada de ocas salvajes, cuando Ryokan dijo:
"Mañana voy a proceder a la ceremonia del Kito que te hará inmortal, como habíamos convenido.
      - La verdad es que ahora no entiendo- dijo el octogenario soñador acariciándose la barba, ya muy crecida- por qué te pedí aquel Kito.

(Kito, ceremonia para que sea atendido un voto).


   Lo finito es lo infinito, y lo infinito es lo finito. El presente es la eternidad.

     FIN.

Deseo que os haya gustado y os ayude en el día a día a seguir adelante y disfrutar de lo que la vida nos da, gracias por estar ahí que paséis un buen fin de semana, nos vemos la que viene.






lunes, 15 de febrero de 2016

Una Isla llamada Ballena.

DICEN EN TIERRAS COSTERAS de Galicia que San Macutes fue un fraile con ansias exploradoras que, intrigado por la inmensidad del Mar Tenebroso, sintió el deseo de penetrar en él para encontrar nuevas tierras y nuevas almas a las que convertir, puesto que todo el pueblo gallego era ya cristiano y allí ya no podía cumplir sus ansias misioneras. Era hijo de pescadores y él mismo había sido un experto marino y constructor de barcos antes que monje, lo cual le permitió fabricar una nave con la que emprender los viajes que se había propuesto.
   Para cumplir su aventura se hizo seguir de varios compañeros suyos de cenobio. Su ánimo estaba puesto en encontrar una isla en la que establecerse y fundar en ella un nuevo monasterio y tomarlo como centro estratégico desde el que iniciar una campaña de conversiones entre los pueblos que estuvieran más cercanos, habitados probablemente por salvajes primitivos y necesitados de la palabra de Dios.
   Pero las cosas no les fueron tan bien como esperaban los buenos monjes, ni aun contando con esa ayuda divina con la que creyeron haber emprendido el viaje. Así sucedió que tuvieron más percances de los previstos y más tormentas y vendavales de lo que aquella navecilla podía resistir, por lo que, ya en pleno océano, se encontraron con que habían perdido el rumbo y ni siquiera sabían si estaban cerca de tierra o tan lejos de ella que sólo podrían confiar en la Providencia para arribar a buen puerto. Tomaron rumbo entonces, guiándose por las estrellas, hacía donde suponían que se encontraba su tierra, con ánimo de reparar la nave, pero pasaron meses enteros a la deriva, sin más perspectivas que el cielo y la mar, hasta el punto de que se les echó encima el invierno y las festividades navideñas y se dispusieron a celebrar la pascua en pleno mar abierto.
   Aquella nochebuena comieron lo mejor que les quedaba en la bodega y cantaron villancicos, hasta agotar su repertorio, hasta la amanecida. Y a punto estaba San Macutes de comenzar aquel santo día el sacrificio de la misa en una mañana excepcionalmente clara y soleada, cuando, desde la cubierta, divisaron una pequeña isla, a la que decidieron acercarse, siquiera para cumplir mejor con los preceptos religiosos que imponía jornada tan señalada.
   Era una isla que les pareció pelada, negra y lisa. Y cuando desembarcaron en ella lo hicieron acompañados de todos los elementos necesarios para el santo sacrificio, que celebraría el abad en persona y que comenzó tranquilo y henchido de la santa emoción compartida por todos. Pero llegados apenas al Padrenuestro, sintieron los monjes una especie de conmoción que agitaba el islote. Pensaron que se trataba de un terremoto y esperaban que el suelo comenzara a agrietarse en cualquier momento, pero, con gran asombro, se percataron muy pronto de que lo que imaginaron un simple pedazo de tierra era, en realidad, un ser vivo sobre el que se habían posado: nada menos que una ballena gigantesca que había comenzado ya ha desplazarse, arrastrándolos a todos y, con ellos, la navecilla en la que habían arribado y que ahora, obligada a desplazarse a unas velocidades insólitas, amenazaba con hundirse y no poder servirles ya siquiera de refugio.
   San Macutes hizo de tripas corazón y, mostrando una serenidad que en el fondo seguramente distaba mucho de sentir, continuó celebrando el santo sacrificio y recomendando a sus monjes que se mantuvieran quietos y que confiasen en la misericordia infinita de Dios, que no habría de portarse con ellos peor de lo que se había portado con Jonás, a quien conservó vivo en el vientre de un monstruo semejante. Mientras, para sus adentros, pedía al Señor que mantuviera quieta a la ballena, por lo menos hasta que todos hubieran embarcado de nuevo y desatado las amarras que los mantenían sujetos al monstruo.
   De pronto sintieron que cesaba el movimiento y que la ballena se mantenía de nuevo quieta como una roca. Así lograron embarcar todos en la navecilla. Luego sólo tuvieron que dejarse arrastrar suavemente por el cetáceo, hasta que éste, guiado seguramente desde el cielo, les condujo a la tierra más próxima, antes de desaparecer de nuevo en las profundidades del mar, arrojando agua por las fosas nasales.
FIN.  Del Autor, Juan Garcia Atienza.

   Espero os haya gustado y os deseo una muy buena semana, quedamos para la que viene!.

     



Seres Elementales "los Bauchan". .

Sabéis quienes son los Bauchan? bueno para todos aquellos que no lo sepáis, os diré que los bauchan son diablillos, serviciales algunas veces y malvados otras. Parece ser que antaño se encariñaban mucho con los humanos, hay un cuento de uno que emigró a América para poder estar cerca de su patrón.

Callum Mor MacIntosh tenía una pequeña granja en Lochaber. Allí también vivía un bauchan que siempre estaba peleándose con él, pero a quien tenía mucho cariño y ayudaba en caso necesario. Por ejemplo, una noche en que Callum Mor regresaba a casa, el bauchan lo atacó y tuvieron una pelea. Después de separarse, Callum Mor se dio cuenta de que había perdido su pañuelo favorito bendecido por el sacerdote. Estaba seguro de que el bauchan se lo había quitado, así que regresó y lo encontró frotando el pañuelo contra una piedra enorme y áspera.
 - Hola, Callum! - dijo el bauchan-, qué pronto regresas. Si hubiera podido hacer un agujero en el pañuelo, ahora estarías muerto. Si lo quieres recuperar, tendrás que pelear.
Así que volvieron a pelear y callum recuperó el pañuelo. Un poco más tarde empezó a nevar, y Callum salió a buscar leña, pero la capa de nieve era tan profunda que no pudo arrastrar el abedul que había cortado. Mientras estaba sentado al lado del fuego que se iba extinguiendo, oyó que golpeaban con fuerza a la puerta, y allí estaba el abedul, que había sido acarreado por el servicial bauchan.
  Algunos años más tarde un gran número de montañeses se vieron obligados a abandonar sus hogares y a embarcarse para cruzar el Atlántico. Callum Mor fue uno de los primeros. Tuvo que estar en cuarentena y, cuando por fin consiguió llegar a su parcela de tierra, lo primero que se encontró fue al bauchan, que esta vez había tomado la forma de una cabra.
   - Hola, Callum! - le dijo -. Estoy aquí esperándote.
Y le resultó de gran ayuda en la tarea de desbrozar el terreno.
FIN.
De la autora Katharine Briggs.

domingo, 14 de febrero de 2016

LOS SEÑORES DEL BOSQUE.

También entre los viejos árboles se encuentran a veces formas minerales y pétreas que representan hadas, faunos o geniecillos pícaros, que son un símbolo de la fuerza que irradia de ese lugar. En los robles, las hayas, las encinas y olmos existen también pequeñas cavidades profundas que es donde aparecen estos seres citados (que son los encargados de su crecimiento) en el curso de las ceremonias, siempre que sean invocados adecuadamente. Toda persona que llega a contactar con uno de ellos no lo olvida jamás, pues recibe de regalo un cierto conocimiento de los secretos de la tierra.

MIYO: Devas y naturaleza mágica (1995).

Siempre que desaparece un elemento natural como es un árbol, el ser que lo habita desaparece con él.

REFLEXIONEMOS:
Gracias a la dedicación, investigación, estudio, todo esto y más plasmado en textos y libros antiguos y modernos que muchas, muchas personas nos han ido dejando y siguen dejándonos a través de los tiempos. Sólo, con el hecho de pensar de hacer algo útil para uno mismo, la necesidad de un cambio en tu vida, la necesidad de buscar el conocimiento del saber, un camino nuevo en la etapa de tu vida.
"Solo con el hecho de pensarlo, ya se ha puesto en marcha".

Los libros, manuscritos, textos, etc... Todas estas fuentes se han escrito para todo aquel que necesite beber de ellos; Cuando llega a mis manos un libro, lo leo y después lo traspaso a otra persona, este libro deja de ser mio ( en realidad nuca lo fue ) y así pasa con los que escriben para los demás, sus nombres siempre quedarán plasmados en las portadas y el contenido... llegará en su momento.

Como dice la escritora Katharine Briggs, en su libro "quién es quién en el mundo mágico" soy un "folclorista" cuenta cuentos, leyendas historias y muchas otras cosas más.

Hoy por hoy este es mi cometido, dar a conocer a través del blog fuentes del conocimiento que muchas personas han dejado escritos para que nosotros lo descubramos y con ello crecer espiritualmente.
FELIZ DOMINGO.

lunes, 8 de febrero de 2016

LOS MONJES ENCANTADOS

Las ermitas montserratinas que se reparten por las cumbres de la montaña han tenido desde siempre ermitaños que las han cuidado mientras hacían vida de penitencia en la soledad de los rincones donde se encuentran, entre las rocas y al cabo de caminillos inverosímiles. Pero, contra lo que cabría esperar, no todos los anacoretas han sido los santos varones que hemos imaginado, e incluso de alguno de ellos se cuenta que fue perezoso, mal devoto, poco piadoso y hasta, si se terciaba, su miajilla heterodoxo. Así dicen que sucedio con uno de ellos, hace ya mucho tiempo, por lo que, a su muerte, se reunió la comunidad del monasterio para decidir qué se hacía con su cuerpo, que aún se encontraba en el interior de la ermita sin que nadie hubiera acudido a darle sepultura. Los monjes se dividieron en dos bandos que no llegaron a ponerse de acuerdo, entre los que apostaban sin más por la santidad indiscutible del penitente y los que sospechaban de su no muy limpia andadura penitencial. Por lo tanto, media comunidad se negaba a enterrarlo en sagrado y clamó por que se dejase su cuerpo a la intemperie, para que las rapaces se lo fueran comiendo mientras su alma se pudría en el infierno. Mientras, la otra media lo defendía a capa y espada, con perdón, y apostaba por santificar el pequeño cementerio del cenobio acogiendo los restos del eremita fallecido.
Finalmente, los que confiaban en su santidad, desobedeciendo las órdenes del abad, que era de los que sospechaban de la poca santidad del ermitaño muerto, acudieron a recoger su cuerpo para honrarlo con las debidas garantías de salvación y recordar con un laude sus bondades. Formando una procesión, con su correspondiente cruz y sus cirios encendidos, subieron hasta la ermita y recogieron su cuerpo, al que comenzaron a bajar en angarillas. Pero sucedió que, mientras descendían de aquellas alturas, comenzó a soplar una tenue brisa que, uno a uno, fue apagando los cirios que portaban los monjes. Y cada vez que un cirio se apagaba, el monje que lo llevaba se convertía en piedra. Así hasta que todos los monjes quedaron metamorfoseados en una larga fila de imponentes peñascos, entre los cuales destacaba el que conformó el grupo del muerto y sus dos portadores. De esta forma se los puede contemplar todavía en nuestros días, en lo alto de la montaña. Lo que nunca se ha llegado a saber es si aquel prodigio sucedió porque el ermitaño era efectivamente un pecador o si se produjo porque los monjes desobedecieron las órdenes del abad, aunque éste hubiera podido estar equivocado.
FIN.


Simbólicamente, la montaña - cualquiera de las múltiples montañas sagradas que en el mundo han sido - ha representado desde épocas remotas el punto preciso de encuentro del cielo con la tierra. Todas las civilizaciones del planeta han tenido su monte sagrado, su morada de los dioses. Unas veces ha sido una montaña real. Otras, imaginada por la necesidad de trascendencia que el ser humano ha sentido desde sus albores. Pero en uno y otro caso, el monte ha constituido el punto preciso de referencia de la sacralidad, la meta donde se supone que cabe establecer contacto con lo divino.

Que paséis una muy buena semana, muchas gracias por estar ahí, hasta la que viene.

domingo, 7 de febrero de 2016

GOBUKI Y EL DRAGÓN

Todos los países, todas las civilizaciones, cada una a su manera, narran la misma historia del héroe y el dragón. Es el combate mítico del Bien y el Mal, de la juventud y el valor derribando al monstruo abominable, del Justo aplastando a la Tarasca. El Zen recoge a su vez el mismo tema milenario. Pero lo trata de otro modo.


Había una vez un hombre joven, pobre y bien formado, que era famoso por su valor. Por aquel entonces vivía en la montaña una especie de ogro, un monstruo que impedía el paso aterrorizando a los viajeros. Los campesinos, cuando anochecía, narraban sus horribles estragos. Nadie conocía su aspecto, pues nadie había regresado vivo de la montaña. Gobuki dijo que iría a enfrentarse con la bestia. Trataron de disuadirlo, la muchacha que lo amaba lloró y lo abrazó, pero nada hizo vacilar su determinación y su valor. Los campesinos más juiciosos le proporcionaron armas: un palo y una horca. El señor del lugar añadió a ello una lanza y una espada, y un soldado le dio una pesada pica. Así armado, Gobuki se fue solo a la montaña. Caminó durante tres días y, finalmente, a la mañana del cuarto, se presentó solo ante la caverna en la que vivía el monstruo. Éste salió enseguida, rugiendo y echando fuego por la boca. Verlo era horrible. Pero Gobuki, noblemente plantado, no retrocedió ni un paso. Se quedaron así unos instantes, mirándose fijamente. El tiempo parecía haber quedado en suspenso, a la espera del drama. Finalmente, el monstruo exclamó:
"Por qué no sales huyendo como los otros?
- No tengo miedo de vos! -dijo Gobuki.
- Te voy a devorar!- rugió el monstruo.
- Si queréis, mirad, pongo mis armas en el suelo, el palo, la horca, la lanza, la espada y la pesada pica de soldado, sé que no me tocaréis.
- Pero bueno! Como es que no te aterrorizo?- Preguntó el monstruo, desconcertado.
- Yo soy el Atma, soy la Realidad universal, yo soy Eso. Si me devoráis, es que estáis loco, pues os devoraréis a vos mismo. Somos uno. Pero, por favor, si queréis hacerlo, estoy a vuestra disposición".
El monstruo, anonadado, exclamó:
"No comprendo nada de lo que dices, pero contigo todo se me mueve demasiado complicado. Los otros huyen aullando de miedo, yo los persigo, los mato y los devoro. Es todo muy simple. Pero ahora no sé qué tengo que hacer.
Y al fin y al cabo, prefiero abstenerme, creo que mi estómago no resistiría a un ser tan raro como tú. Por favor, coge tus armas y vete!"
Y el monstruo, asqueado y triste, se retiró a su caverna.
FIN.
Os deseo un buen comienzo de semana, Gracias por estar ahí.

lunes, 1 de febrero de 2016

UNA MAGIA QUE PERDURA

Hace ya mucho tiempo alguien dijo:
Los cuentos contienen la magia de presentarnos un pasado remoto como si fuera reciente, cercano. Y esa magia lo es todo: es el deseo del niño por conocer el mundo, de saber cómo está organizado. Para el joven es la posibilidad de acomodar su fantasía a unos personajes que se comportan como a él le gustaría actuar si todo fuera de otra manera. Es finalmente, para el adulto, una posibilidad de recrear su pasado, de reencontrar los engranajes que descubrió de niño y de reconocer ese camino hacía la sabiduría y la belleza tantas veces olvidadas durante el quehacer diario.

Una de las cosas que sorprenden más de los cuentos es su gran uniformidad a través de los años y de las diferentes tradiciones de las que han ido bebiendo y enriqueciéndose. Así lo atestiguan documentos antiquísimos, como las tablillas descubiertas en Mesopotamía, los papiros del Antiguo Egipto o los textos sánscritos del Panchatantra, con los que se educaba a los jóvenes nobles hindúes.
Los cuentos nacieron ahí, en esas culturas ancestrales que precedieron a las actuales. Pero antes de llegar a nuestros días, los cuentos han recorrido todas las demás culturas que nos preceden: árabe, céltica, helénica, eslava, nórdica...y, a pesar de los años y de las influencias, han conservado un esquema común y antiguo, que es sólo el arquetipo de la conducta universal del hombre.

En la mayoría de los casos, excepto algunos claramente literarios, han sido transmitidos oralmente como camino de conocimiento para los niños. Y son éstos quienes saben descubrir mejor esos arquetipos universales entre héroes, situaciones y aventuras. Los niños, los mejores receptores de cuentos, descubren las intrigas y los problemas que cada narración plantea a sus protagonistas, hasta llegar a una tensión a veces insospechada para los que la narramos en voz alta e intentamos hacer cambios no permitidos. Ésta es, quizás, la causa de que a través de años y culturas, los cuentos no hayan sido apenas modificados.

Otra cualidad esencial de los cuentos es que no dirigen su mensaje directamente a la razón o a la lógica. Penetran en la inteligencia y en la sabiduría por los recovecos de la fantasía y la imaginación, se comportan como puertas de entrada y salida a la irrealidad. Puertas que se abren a un mundo fantástico mediante construcciones universales como: "Érase una vez..."y que se cierran para volver a la realidad con un "Colorín, colorado, este cuento se ha acabado".

La necesidad de cambio, junto con la búsqueda de la sabiduría y la inmortalidad, son las constantes más relevantes de estos relatos, en los que los protagonistas, héroes humanos (caballeros, princesas, reyes, campesinos, labradores, artesanos, comerciantes...) o elementales ( gnomos,trolls, elfos,gigantes, brujas, ogros, dragones, genios...) logran por fin despertar y transformarse tras múltiples esfuerzos y correr toda clase de aventuras.

Reiterando el objetivo de rasgar en lo posible los velos que diluyen la luz de la verdad, intentaremos atrapar alguna porción de la magia encerrada en estas narraciones. Una experiencia universal, atrapada entre las palabras, que aparecerá ante nuestros ojos generadora de sentimientos y sensaciones extraordinarias y de alguna manera, reveladora de conocimiento para las zonas dormidas de nuestro cada vez más débil yo...

Os deseo una muy buena semana, y que vuestros sueños os acompañen siempre, Gracias.

EL ELEFANTITO REAL ( cuento de origen indio)

Esta historia es ahora del pasado.
Había un maharajá que tenía una manada de elefantes. Su más bella joya era una elefanta llamada Konia, de cuerpo gris claro, ojo pillo bajo los pesados párpados y adorables orejas triangulares. Konia había trazado lazos de amistad con su cornaca, un niño llamado Shivi. Había que ver cómo la elefanta cogía al niño por la cintura y, con un solo movimiento de trompa, preciso y dulce, se lo montaba en lo alto del cuello. Cuando Shivi le rozaba brevemente con los dedos de los pies en la base de la oreja, Konia avanzaba dócilmente, cuando le frotaba el costado de arriba abajo con el talón, ella reculaba. El ágil cornaca bajaba al suelo veinte veces al día, deslizándose a lo largo de su oreja derecha, y veinte veces ella volvía a montarlo con un elegante movimiento de su trompa enroscada. Trabajaban en tan perfecta armonía que, viéndolos, se hubiera dicho que era una figura de ballet.

La vida seguía así apaciblemente su curso. Pero una primavera, Konia se enamoró de un elefante, un macho soberbio que estaba encargado del palanquín real. Drik, debido a su cargo oficial, no podía contraer matrimonio sin contar con la aprobación de Su Majestad. Se consultaron los oráculos, Konia era de sangre noble, de carácter amable, y la unión recibió la aprobación.

Tres años más tarde, la corte entera estaba sobresaltada: Konia iba a parir. Pero resultaba que el elefantito se presentaba mal y se retrasaba el parto. Alertado, el Maharajá pidió que lo tuviesen informado cada hora. Al cabo de la mañana, había salido ya la trompa, la cabeza y todo el cuerpo con las patas, pero la cola se había quedado atrancada. Llegada la noche, la situación no había cambiado. Se ordenó celebrar un consejo de emergencia. Los ministros, los cortesanos y el gran chambelán daban cada uno su opinión. De cuando en cuando, mandaban llamar a Shivi, el cornaca.

"Y bien?- preguntaba Su Majestad.
-Nada nuevo, Majestad, la cola sigue atrancada!"
Y volvía a comenzar la discusión. Iba avanzando la noche, y el consejo estaba muy nervioso y desconcertado, cuando el gran chambelán exclamó:
"Majestad, la situación es demasiado grave! Sugiero que se mande llamar a Mara la hechicera.
-Eso no puede ser! Esa mujer insultó a la suegra de nuestro gran maharajá al no inclinarse a su paso. Está desterrada de la corte para siempre!"
El rey atajó las protestas:
"Que venga ahora mismo!"
Su orden fue acatada. La maga, tras haber auscultado largamente a la desdichada parturienta, emitió su veredicto:
El elefantito quedará liberado y se desatrancará su cola si se encuentra en todo el reino una mujer que nunca haya amado más que a su marido y que no haya tenido pensamientos cariñosos para otro que no sea él".
El consejo deliberó...durante largo tiempo. Finalmente, escogieron a Rajna, una belleza de ojos dulces y tristes, famosa por su sabiduría y esposa de un gran señor de la corte.

"Has amado alguna vez a otro hombre que a tu marido?
-No, Majestad!
-Que vayan a buscar al cornaca! -ordenó el rey.
-Y bien? -preguntaron febrilmente los miembros del consejo, todos a una.
-No ha cambiado nada- dijo agobiado el cornaca-, la cola sigue atrancada".
Entonces, debajo de su velo, habló la dulce Rajna:
-"Ahora me acuerdo -dijo con voz ahogada- que una vez que pasaba casualmente por el patio de palacio, vi a este joven con su elefanta, y era tan diestro, que...- prosiguió con un sollozo- mi corazón, durante un segundo, latió por él".
Y en aquel mismo instante llegó hasta el salón del consejo un gran rumor:
-"Hurra! Se ha desatrancado la cola! El elefantito real ha nacido!"
FIN.

En el tejido del Atma, en el que entretejemos día tras día el tapiz de nuestras vidas, la menor mancha es visible, todo manifiesta a Brahma.