Cuando éramos niños, pasábamos mucho mucho tiempo en el exterior y, sin darnos cuenta iniciamos una relación con la naturaleza. La calle era entonces campo, árboles, caminos donde a menudo se veían pasar burros, mulas, caballos tirando de carro, mi Madre nos mandaba a recoger los excrementos de estos animales ,los metíamos en una bolsa para después utilizarlos como abono para las plantas.
Pero el primer contacto que tuve con la naturaleza fue a los siete años de edad, a un campamento de quince días que gracias a mis padres pude ir, ya entonces pertenecía al grupo junior (camisas verdes) parecido hoy día a los bois skaus.
La tienda de campaña, los amigos con quien compartíamos todos los días, el canto de las chicharras en la hora de la siesta, el fuego de campamento, todos alrededor de la hoguera cuando llegaba la noche y el cielo se cubría de estrellas.
Sin darme cuenta, fui tomando conciencia de donde me encontraba en esos momentos y, después vinieron más y más salidas a la naturaleza, siempre con la mochila colgada de mis hombros y nunca he dejado de estar lejos de Ella.
En la naturaleza no hay diferencias, separación, valoración, todo el mundo puede ser feliz o no. Influyen las leyes cósmicas, muchas veces bebemos de la fuente original y nos encontramos de nuevo en el paraíso, aveces deambulamos por el desierto, aveces después de una subida nos vemos obligados a bajar, pero donde acaba la noche empieza el día.
Aveces esté, es muy frío y amenazante, luego vuelve a ser suave, caliente y seguro.
Podemos dividir el agua y atravesarla en vez de hundirnos en ella.
La naturaleza es interior a la vez que exterior, y se encuentra en todas partes. La naturaleza es para mí una escritura sagrada viva. La Madre naturaleza nos cuida y nos guía si nos preparamos para entrar en contacto con ella, si escuchamos sus consejos, reconocemos sus señales, prestamos atención a sus seres y la tratamos con amor.
Todo es energía que se refleja de forma delicada o basta, así podemos reconocer con que tipo de energía entramos en contacto y cómo podemos unirnos a ella.
Estas criaturas de la naturaleza son figuras de la creación, ya pueden ser feas, feroces o amables, compasivas o traidoras. Tan solo reflejan la imagen de la persona que tienen enfrente.
Pues también ellos no sólo ven la forma de la persona humana, sino la energía que está desprende, y como está puede cambiar rápidamente.
Los seres naturales se refiere a una época diferente de la nuestra. Quizá fue el tiempo en el que el ser humano perdió el contacto con la naturaleza, o bien es un aviso de que debemos reaprender algo que abandonamos en este periodo. Hay infinitas posibilidades.
Los seres naturales pueden guiarnos, podemos dejarnos transformar por ellos y dejar que nos enseñen. Nos ofrecen muchas posibilidades de curación. Cuando el corazón se abre, la luz puede entrar en todas partes.
El sentimiento religioso natural de toda persona es ser todo-en-uno con la naturaleza.
De este modo encuentras silencio, envergadura y contacto con el infinito, el espíritu que lo envuelve todo.
Que paséis un buen fin de semana y hasta la semana que viene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario