sábado, 25 de noviembre de 2017

MIRAR ATRÁS PARA VER DELANTE. por "Noah Ben Shea"

     Un día, de los muchos que me pierdo en las bibliotecas y me olvido del mundo exterior hasta que alguien me dice "vamos a cerrar". Ese día llegó a mis manos un tesoro que hoy quiero compartir con vosotros.
      Poeta, Filósofo "Noah ben Shea" Dicen de él; que es un filósofo serio, que cree que el mundo está hambriento de la más sabia y sencilla amabilidad...
      Dicen qué, El viaje de Jacob es nuestro viaje. Con él vencemos los temores del pasado y alcanzamos la sabiduría. Qué, hay grandeza en la simplicidad y que debe de haber simplicidad en la grandeza...

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      Érase una vez un panadero llamado Jacob. Era un hombre pobre pero piadoso, que vivía una vida anónima en un pueblo más allá del tiempo. En las madrugadas, mientras esperaba a que los hornos alcanzaran la temperatura adecuada, se escribía unas notitas para sí mismo con la intención de darle sentido a su vida.
      Un día, sin percatarse Jacob de ello, una de sus notitas fue cocida accidentalmente en el interior de una barra de pan, y una mujer, que se encontró con la nota en la hogaza que había comprado, se sintió increíblemente conmovida por la sabiduría y la compasión de lo que leyó allí.
      Interesándose por conocer mejor a Jacob, el sabio y dulce panadero, descubrió un tesoro largo tiempo ignorado y desconocido.
      Muy pronto el secreto de Jacob el Panadero se difundió como un susurro que lleva el viento. Incluso las gentes de las poblaciones de los alrededores detenían a Jacob en su camino al trabajo, le esperaban en su hogar, se amontonaban en la panadería donde trabajaba. Le preguntaban a Jacob acerca de la oración, de la amistad, de la caridad y de cualquier cosa que turbara sus almas. Los niños acudían a él después de la escuela y se sentaban en los sacos de harina para escuchar sus historias.
      Sin embargo, todas estas atenciones pronto le hicieron imposible permanecer en su propia población, de modo que empacó sus pocas pertenencias y se embarcó para un largo viaje - tan sólo para darse cuenta de que su reputación le precedía y de que el destino nunca se puede mantener a distancia.

       Ahora, Jacob ha vuelto a casa.
      Vive solo, otra vez un sencillo panadero. El pueblo ha recuperado el equilibrio. El tiempo y el respeto han calmado las aguas.

      La gente, cómo no, aún busca la sabiduría de Jacob. Pero, cuando la noche del invierno se disuelve, aparece el lucero del alba...

                                                                        ******

      Muy buenos días y feliz sábado, gracias siempre por estar ahí y no olvidéis de disfrutar los momentos que el universo nos regala. Un abrazo.

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