viernes, 10 de marzo de 2017

LA SERPIENTE Y EL CUERVO, por "Nazanin Amirian"

       De todas formas, hay veces que existen maneras sutiles de derrotar al enemigo, como demuestra la fábula de la malvada serpiente.
      -¿Qué serpiente?, preguntó el joven rey.
      El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.

       Una pareja de cuervos había hecho su nido en la cima de un árbol, en cuyo tronco vivía una serpiente. Siempre que la mamá cuervo ponía huevos,, la serpiente los robaba y los devoraba. Ni las quejas ni los llantos de la pareja conseguían ablandar el duro corazón de la serpiente. Y esto sucedía año tras año. Un buen día, mamá cuervo decidió enfrentar a la serpiente y poner fin a su tragedia y explicó su intención al marido:
      -Si una vez más esa devoradora se atreve a acercarse al nido, le sacaré los ojos.
      -¿Has olvidado que las serpientes tienen veneno, tanto en la lengua como en los ojos? Sólo la destreza nos ayudará a deshacernos de ella, le advirtió su marido.
      -Decirlo es fácil, pero ¿cómo debo emplearla? exclamó mamá cuervo.
      -¿Sabes? -dijo el esposo- el príncipe tiene la costumbre de bañarse en el lago del bosque. Cuando vuelva y deje en la hierba sus ropas y la cadena de oro, que suele llevar siempre, tú debes ir, coger la cadena y traerla hasta nuestro árbol. Luego la tiras en el agujero de la serpiente y esperas a ver lo qué ocurre.
      La hembra aceptó el plan de su compañero y voló hacia el lago.
     Cuando el sirviente del príncipe la vio coger la cadena de oro, corrió tras ella.
    La señora cuervo, con rapidez y acierto, tiró la cadena en el agujero de la serpiente. el sirviente, se paró delante del árbol. Desde su nido, la serpiente le silbó, y él empezó a tirarle tantas piedras que tapó totalmente el agujero de la serpiente. Desde entonces los cuervos pudieron vivir tranquilamente.

      Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
     -¡Cierto! Hay veces que un ser desgraciado y vil puede acabar con la vida de muchos inocentes.
       -Tenéis razón, Majestad -contestó el anciano-. Hay que esquivar la compañía de los falsos, sino podéis ser estafado como el comerciante de la fábula.
      -¿De qué fábula se trata?, preguntó el joven rey.
     El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia...

                                                        ******

      Muy buenos días, muchas gracias por estar ahí de nuevo, seguidamente continuamos con el curso de autoliberación interior qué nos ofrece Anthony de Mello. Un abrazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario