No hay que asustarse de cualquier cosa que tenga un aspecto o sonido llamativo. Majestad, ¿sabéis lo que le pasó al zorro de la fábula?
-¿Qué zorro?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
La guerra había terminado y los ejércitos habían abandonado el campo, dejando tras de sí un viejo tambor colgado de un árbol, debajo del cual se encontraba una gallina tumbada. Un hambriento zorro, que iba detrás de una mariposa para comérsela, vio a la gallina y decidió hacer de ella un buen bocado: "No está muy gorda, pero una gallina flaca es mejor que una insignificante mariposa", se dijo a sí mismo, mientras se acuclillaba para saltar sobre ella.
En ese momento, la brisa balanceó el tambor, el cual emitió un ruidoso ¡bu! al chocar con el árbol. El zorro lo miró sorprendido y pensó: ¡Vaya! Por una pequeña gallina iba yo a cometer una gran torpeza, habiendo aquí arriba un manjar mucho más apetitoso.
Y de un gran salto bajó a la desconocida criatura del árbol con un solo zarpazo. A consecuencia de ello, surgió un ruido que pareció un palmoteo. La asustada gallina dio un salto de terror y huyó. Por otro lado, el zorro había agarrado al tambor con todas sus fuerzas, como si de una apreciada presa se tratara. Para su disgusto, en vez de una carne blanda y sabrosa, sus colmillos mordieron el vacío, y su paladar, en lugar de sangre caliente, saboreó una corteza sosa y desagradable.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Ya veo que la codicia puede echar a perder nuestras ilusiones.
-Sin duda, contestó el viejo. Pero eso ha sido una sanción leve comparada con el escarmiento que sufrió aquel chacal que incitaba a dos jabalíes a pelear.
¿Qué castigo fue aquél?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
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Qué disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala, muchas gracias por estar ahí y un abrazo para tod@s vosotr@s. Feliz día. Próximamente seguimos con el curso de autoliberacion interior, qué nos esta regalando Anthony de Mello. muchas gracias.
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