Para mí, muchas veces es difícil combinar los roles de padre espiritual y de psicólogo. Vienen a ti a que les des un concepto moral que los tranquilices y, si resulta que lo que necesitan es una terapia y se las das, se escandalizan, y entonces creen que les has dañado en sus sentimientos y creencias. A nadie has hecho daño, sino que has llamado a las cosas por su nombre. Es vuestra programación la que os hace sufrir.
Un día vino un señor desesperado, porque otro señor había estado tocando los genitales de sus dos hijas de pocos años, y él, que le sorprendió, quería matarlo. Y las niñas estaban ahora llenas de miedo. No por lo que sucedió sino por la reacción de los padres ante el hecho. El padre no quería ver esto y me miraba como si yo estuviese loco. Su programación no le permitia ver que, si él hubiese reaccionado como si nada hubiese pasado delante de las niñas, estas lo tomarían como un juego y nada alarmante quedaría registrado en su mente.
Aparte, tú puedes pedir explicaciones, romperle las narices o tratar de reaccionar con el señor que tocó a las niñas. Pero si estas programado porque la acción en sí es pecaminosa y porque tus niñas han sido mancilladas, y todas esas cosas de nuestra cultura, estarás atrayendo hacia ellas tu alarma y tus miedos. Mucho más que los tuyos, pues ellas, que no están programadas, registran en su mente una alarma que unirá al acto en sí, sin más explicación y para siempre tendrán miedo a todo lo que se relacione con ello. Un miedo que será inconsciente, irracional, y por ello mucho más peligroso. En cuanto al señor que tocó a las niñas, en el peor de los casos era un ser enfermizo, con una sexualidad sin desarrollar, y no el sádico y perverso que se suele ver en él. ¿Qué hay que defenderse de él? De acuerdo, pero si estás despierto, llamarás a las cosas por su nombre y te darás cuenta de que los miedos que provocas sobre él son los mismos que metieron en tu infancia ante actos similares. Si piensas con realismo, verás que el prójimo -igual que tú- es miedoso, infantil, egoísta y estúpido. Y no es que lo sea, sino que es su programación lo que hace que se muestre así; nadie te defrauda en la realidad. Es el juicio que tenías de la persona (de cómo "debería" de ser) lo que te ha defraudado. Así, como cuando te enamoras de una persona, lo haces de una imagen (la imagen de tus sueños), el mundo de la realidad que vives (de lo que tú crees realidad) es falso, porque está sujeto a conceptos. Los conceptos no son más que añadiduras que ha puesto tu cultura.
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Una luz para no perdernos en el día a día, gracias por estar ahí, que tengáis un muy buen día y disfrutad de los buenos momentos que el universo nos regala. Un abrazo.
miércoles, 29 de marzo de 2017
EL CHACAL Y LOS JABALÍES, por "Nazanin Amirian"
Ya veo que la codicia puede echar a perder nuestras ilusiones.
-Sin duda, contestó el viejo sabio. Por eso ha sido una sanción leve comparada con el escarmiento que sufrió aquel chacal que incitaba a dos jabalíes a pelear.
-¿Qué castigo fue aquél?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
******
Un hambriento chacal, mientras buscaba algo para comer, se encontró a dos jabalíes que luchaban con sus cuernos y colmillos. En esa violenta batalla, la sangre había cubierto sus cuerpos y sus gemidos eran escuchados desde muy lejos.
El chacal, al ver esa escena, se puso muy contento y pensó: "Cuanto más feroz sea la pelea, mejor será para mí". Inmediatamente empezó a animarles para que lucharan uno contra el otro. "¡Eso es, dale bien, mátalo!", gritaba el chacal.
Los dos jabalíes seguían luchando con más vehemencia, hasta que la sangre empezó a correr sobre la tierra que pisaban.
El chacal se puso a gritar más fuerte que antes:" Vamos, acaba con él, ¡mátalo!", mientras lamía la sangre caliente que regaba el suelo.
Los dos jabalíes, exhaustos, temblaban de furia y reunieron todas sus fuerzas para poner fin a la batalla.
El chacal estaba tan ocupado en aprovechar de la situación que no se dio cuenta de estar atrapado en medio de un forcejeo entre los jabalíes sin poder reaccionar. Sus huesos sonaron como un violento ¡crac!, y quedaron a merced de los dos jabalíes como una nuez descascarada.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Quien se alegra de la desgracia ajena debe afrontar las consecuencias. Pero, ¡qué pena que esa justicia rápida sólo se administra en las fábulas!
-Es verdad, Majestad, contestó el anciano. Pero es mejor que la justicia se imparta con detenimiento y una vez que haya pruebas suficientes. Sino podemos cometer irreparables errores, como le ocurrió al león de la fábula.
-¿Que león?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
******
Siempre gracias por estar ahí, desearos una muy buena semana y deciros que mañana seguiremos con el curso de autoliberación interior que nos esta regalando, Anthony de Mello. Un abrazo.
-Sin duda, contestó el viejo sabio. Por eso ha sido una sanción leve comparada con el escarmiento que sufrió aquel chacal que incitaba a dos jabalíes a pelear.
-¿Qué castigo fue aquél?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
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Un hambriento chacal, mientras buscaba algo para comer, se encontró a dos jabalíes que luchaban con sus cuernos y colmillos. En esa violenta batalla, la sangre había cubierto sus cuerpos y sus gemidos eran escuchados desde muy lejos.
El chacal, al ver esa escena, se puso muy contento y pensó: "Cuanto más feroz sea la pelea, mejor será para mí". Inmediatamente empezó a animarles para que lucharan uno contra el otro. "¡Eso es, dale bien, mátalo!", gritaba el chacal.
Los dos jabalíes seguían luchando con más vehemencia, hasta que la sangre empezó a correr sobre la tierra que pisaban.
El chacal se puso a gritar más fuerte que antes:" Vamos, acaba con él, ¡mátalo!", mientras lamía la sangre caliente que regaba el suelo.
Los dos jabalíes, exhaustos, temblaban de furia y reunieron todas sus fuerzas para poner fin a la batalla.
El chacal estaba tan ocupado en aprovechar de la situación que no se dio cuenta de estar atrapado en medio de un forcejeo entre los jabalíes sin poder reaccionar. Sus huesos sonaron como un violento ¡crac!, y quedaron a merced de los dos jabalíes como una nuez descascarada.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Quien se alegra de la desgracia ajena debe afrontar las consecuencias. Pero, ¡qué pena que esa justicia rápida sólo se administra en las fábulas!
-Es verdad, Majestad, contestó el anciano. Pero es mejor que la justicia se imparta con detenimiento y una vez que haya pruebas suficientes. Sino podemos cometer irreparables errores, como le ocurrió al león de la fábula.
-¿Que león?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
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Siempre gracias por estar ahí, desearos una muy buena semana y deciros que mañana seguiremos con el curso de autoliberación interior que nos esta regalando, Anthony de Mello. Un abrazo.
UNA ORACIÓN PARA LA SEMANA, por "Anthony de Mello"
Los judíos de una pequeña ciudad rusa esperaban ansiosos la llegada de un rabino. Se trataba de un acontecimiento poco frecuente, y por eso habían dedicado mucho tiempo a preparar las preguntas que iban hacerle.
Cuando, al fin, llegó y se reunieron con él en el ayuntamiento, el rabino pudo palpar la tensión reinante mientras todos se disponían a escuchar las respuestas que él iba a darles.
Al principio no dijo nada, sino que se limitó a mirarles fijamente a los ojos, a la vez que tarareaba insistentemente una melodía. Pronto empezó todo el mundo a tararear. Entonces el rabino se puso a cantar, y todos le imitaron. Luego comenzó a balancearse y a danzar con gestos solemnes y rítmicos, y todos hicieron lo mismo. Al cabo de un rato, estaban todos tan enfrascados en la danza y tan absortos en sus movimientos que parecían insensibles a todo lo demás; de este modo, todo el mundo quedó restablecido y curado de la fragmentación interior que nos aparta de la verdad.
Transcurrió casi una hora hasta que la danza, cada vez más lenta, acabó cesando. Una vez liberados de su tensión interior, todos se sentaron, disfrutando de la silenciosa paz que invadía el recinto. Entonces pronunció el rabino sus únicas palabras de aquella noche: "Espero haber respondido a vuestras preguntas".
Cuando le preguntaron a un derviche por qué daba culto a Dios por medio de la danza, respondió: "Porque dar culto a Dios significa morir al propio yo. Ahora bien, la danza mata al yo; cuando el yo muere, todos los problemas mueren con él; y donde no está el yo, está el Amor, está Dios".
******
El Maestro se sentó con sus discípulos en el patio de butacas y les dijo: "Todos vosotros habéis oído y pronunciado muchas oraciones. Me gustaría que esta noche vierais una".
En aquel momento se alzó el telón y comenzó el ballet.
FIN.
Desearos una muy buena tarde y daros las gracias por estar ahí. Un abrazo para tod@s.
Cuando, al fin, llegó y se reunieron con él en el ayuntamiento, el rabino pudo palpar la tensión reinante mientras todos se disponían a escuchar las respuestas que él iba a darles.
Al principio no dijo nada, sino que se limitó a mirarles fijamente a los ojos, a la vez que tarareaba insistentemente una melodía. Pronto empezó todo el mundo a tararear. Entonces el rabino se puso a cantar, y todos le imitaron. Luego comenzó a balancearse y a danzar con gestos solemnes y rítmicos, y todos hicieron lo mismo. Al cabo de un rato, estaban todos tan enfrascados en la danza y tan absortos en sus movimientos que parecían insensibles a todo lo demás; de este modo, todo el mundo quedó restablecido y curado de la fragmentación interior que nos aparta de la verdad.
Transcurrió casi una hora hasta que la danza, cada vez más lenta, acabó cesando. Una vez liberados de su tensión interior, todos se sentaron, disfrutando de la silenciosa paz que invadía el recinto. Entonces pronunció el rabino sus únicas palabras de aquella noche: "Espero haber respondido a vuestras preguntas".
Cuando le preguntaron a un derviche por qué daba culto a Dios por medio de la danza, respondió: "Porque dar culto a Dios significa morir al propio yo. Ahora bien, la danza mata al yo; cuando el yo muere, todos los problemas mueren con él; y donde no está el yo, está el Amor, está Dios".
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El Maestro se sentó con sus discípulos en el patio de butacas y les dijo: "Todos vosotros habéis oído y pronunciado muchas oraciones. Me gustaría que esta noche vierais una".
En aquel momento se alzó el telón y comenzó el ballet.
FIN.
Desearos una muy buena tarde y daros las gracias por estar ahí. Un abrazo para tod@s.
viernes, 24 de marzo de 2017
EL MIEDO SE APRENDE por "Anthony de Mello"
La felicidad (amna) no tiene lo contrapuesto, porque nunca se pierde. Puede estar oscurecida, pero nunca se va, porque tú eres felicidad. La felicidad es tu esencia, tu estado natural y, por ello, cuando algo se interpone, la oscurece, sufres por miedo a perderla. Te sientes mal, porque ansías aquello que eres. Es el apego a las cosas que crees te proporcionan felicidad lo que te hace sufrir. No has de apegarte a ninguna cosa, ni a ninguna persona, ni aún a tu madre, porque el apego es miedo, y el miedo es un impedimento para amar. El responsable de tus enfados eres tú, pues aunque el otro haya provocado el conflicto, el apego y no el conflicto es lo que te hace sufrir. Es el miedo a la imagen que el otro haya podido hacer de ti, miedo a perder su amor, miedo a tener que reconocer que es una imagen la que dices amar, y miedo a que la imagen de ti, la que tú sueñas que él tenga de ti, se rompa. Todo miedo es un impedimento para que el amor surja. Y el miedo no es algo innato, sino aprendido.
El miedo provoca lo no existente. Tienes miedo porque te sientes amenazado por algo que ha registrado la memoria. Todo hecho que has vivido con angustia, por unas ideas que te metieron, queda registrado dentro de ti, y sale como alarma en cada situación que te lo recuerda. No es la nueva situación la que te llena de inseguridad, sino el recuerdo de otras situaciones que te contaron o que has vivido anteriormente con una angustia que no has sabido resolver. Si despiertas a esto, y puedes observarlo claramente, recordando su origen, el miedo no se volverá a producir porque eliminarás el recuerdo.
NO TENGAS MIEDO
Con la religión nos han metido muchos miedos que están ahí y que hay que solucionar. "No tengas miedo", dice Jesús en el Evangelio. Todo el Evangelio está lleno de estas advertencias: "No temáis..., no os preocupéis..., no os aflijáis...". Pero nosotros hemos hecho una religión llena de tabúes y temores, llena de ideas falsas y de falsos ídolos.
"Había una madre que no conseguía que su hijo pequeño regresara a casa de jugar antes de anochecer. Para asustarlo, le dijo que había unos espíritus que salían al camino tan pronto como se ponía el sol. Desde aquel momento, el niño ya no volvió a retrasarse. Pero cuando creció tenía tanto miedo a la oscuridad y a los espíritus que no había manera de que saliera de noche. Entonces su madre le dio una medalla y lo convenció que mientras la llevara consigo los espíritus no se atreverían a atacarle. El muchacho salió a la oscuridad bien asido a su medalla. Su madre había conseguido que, además del miedo que tenía a la oscuridad y a los espíritus, se le uniese el miedo a perder la medalla". La buena religión te enseña a liberarte de los fantasmas, y la mala a fiarte de las medallas. No metamos a Dios en los fantasmas.
******
Muy buenos días y un bonito día tengáis tod@s, Qué la luz nunca se apague, así no nos perderemos en nuestro andar del día a día. Os deseo un muy buen fin de semana y que disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala. Gracias por estar ahí y un abrazo para tod@s.
El miedo provoca lo no existente. Tienes miedo porque te sientes amenazado por algo que ha registrado la memoria. Todo hecho que has vivido con angustia, por unas ideas que te metieron, queda registrado dentro de ti, y sale como alarma en cada situación que te lo recuerda. No es la nueva situación la que te llena de inseguridad, sino el recuerdo de otras situaciones que te contaron o que has vivido anteriormente con una angustia que no has sabido resolver. Si despiertas a esto, y puedes observarlo claramente, recordando su origen, el miedo no se volverá a producir porque eliminarás el recuerdo.
NO TENGAS MIEDO
Con la religión nos han metido muchos miedos que están ahí y que hay que solucionar. "No tengas miedo", dice Jesús en el Evangelio. Todo el Evangelio está lleno de estas advertencias: "No temáis..., no os preocupéis..., no os aflijáis...". Pero nosotros hemos hecho una religión llena de tabúes y temores, llena de ideas falsas y de falsos ídolos.
"Había una madre que no conseguía que su hijo pequeño regresara a casa de jugar antes de anochecer. Para asustarlo, le dijo que había unos espíritus que salían al camino tan pronto como se ponía el sol. Desde aquel momento, el niño ya no volvió a retrasarse. Pero cuando creció tenía tanto miedo a la oscuridad y a los espíritus que no había manera de que saliera de noche. Entonces su madre le dio una medalla y lo convenció que mientras la llevara consigo los espíritus no se atreverían a atacarle. El muchacho salió a la oscuridad bien asido a su medalla. Su madre había conseguido que, además del miedo que tenía a la oscuridad y a los espíritus, se le uniese el miedo a perder la medalla". La buena religión te enseña a liberarte de los fantasmas, y la mala a fiarte de las medallas. No metamos a Dios en los fantasmas.
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Muy buenos días y un bonito día tengáis tod@s, Qué la luz nunca se apague, así no nos perderemos en nuestro andar del día a día. Os deseo un muy buen fin de semana y que disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala. Gracias por estar ahí y un abrazo para tod@s.
miércoles, 22 de marzo de 2017
EL ZORRO Y EL TAMBOR, por "Nazanin Amirian"
No hay que asustarse de cualquier cosa que tenga un aspecto o sonido llamativo. Majestad, ¿sabéis lo que le pasó al zorro de la fábula?
-¿Qué zorro?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
La guerra había terminado y los ejércitos habían abandonado el campo, dejando tras de sí un viejo tambor colgado de un árbol, debajo del cual se encontraba una gallina tumbada. Un hambriento zorro, que iba detrás de una mariposa para comérsela, vio a la gallina y decidió hacer de ella un buen bocado: "No está muy gorda, pero una gallina flaca es mejor que una insignificante mariposa", se dijo a sí mismo, mientras se acuclillaba para saltar sobre ella.
En ese momento, la brisa balanceó el tambor, el cual emitió un ruidoso ¡bu! al chocar con el árbol. El zorro lo miró sorprendido y pensó: ¡Vaya! Por una pequeña gallina iba yo a cometer una gran torpeza, habiendo aquí arriba un manjar mucho más apetitoso.
Y de un gran salto bajó a la desconocida criatura del árbol con un solo zarpazo. A consecuencia de ello, surgió un ruido que pareció un palmoteo. La asustada gallina dio un salto de terror y huyó. Por otro lado, el zorro había agarrado al tambor con todas sus fuerzas, como si de una apreciada presa se tratara. Para su disgusto, en vez de una carne blanda y sabrosa, sus colmillos mordieron el vacío, y su paladar, en lugar de sangre caliente, saboreó una corteza sosa y desagradable.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Ya veo que la codicia puede echar a perder nuestras ilusiones.
-Sin duda, contestó el viejo. Pero eso ha sido una sanción leve comparada con el escarmiento que sufrió aquel chacal que incitaba a dos jabalíes a pelear.
¿Qué castigo fue aquél?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
******
Qué disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala, muchas gracias por estar ahí y un abrazo para tod@s vosotr@s. Feliz día. Próximamente seguimos con el curso de autoliberacion interior, qué nos esta regalando Anthony de Mello. muchas gracias.
-¿Qué zorro?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
La guerra había terminado y los ejércitos habían abandonado el campo, dejando tras de sí un viejo tambor colgado de un árbol, debajo del cual se encontraba una gallina tumbada. Un hambriento zorro, que iba detrás de una mariposa para comérsela, vio a la gallina y decidió hacer de ella un buen bocado: "No está muy gorda, pero una gallina flaca es mejor que una insignificante mariposa", se dijo a sí mismo, mientras se acuclillaba para saltar sobre ella.
En ese momento, la brisa balanceó el tambor, el cual emitió un ruidoso ¡bu! al chocar con el árbol. El zorro lo miró sorprendido y pensó: ¡Vaya! Por una pequeña gallina iba yo a cometer una gran torpeza, habiendo aquí arriba un manjar mucho más apetitoso.
Y de un gran salto bajó a la desconocida criatura del árbol con un solo zarpazo. A consecuencia de ello, surgió un ruido que pareció un palmoteo. La asustada gallina dio un salto de terror y huyó. Por otro lado, el zorro había agarrado al tambor con todas sus fuerzas, como si de una apreciada presa se tratara. Para su disgusto, en vez de una carne blanda y sabrosa, sus colmillos mordieron el vacío, y su paladar, en lugar de sangre caliente, saboreó una corteza sosa y desagradable.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Ya veo que la codicia puede echar a perder nuestras ilusiones.
-Sin duda, contestó el viejo. Pero eso ha sido una sanción leve comparada con el escarmiento que sufrió aquel chacal que incitaba a dos jabalíes a pelear.
¿Qué castigo fue aquél?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
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Qué disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala, muchas gracias por estar ahí y un abrazo para tod@s vosotr@s. Feliz día. Próximamente seguimos con el curso de autoliberacion interior, qué nos esta regalando Anthony de Mello. muchas gracias.
martes, 21 de marzo de 2017
UNA ORACION PARA LA SEMANA, por "Anthony de Mello"
Una noche, mientras se hallaba en oración, el hermano Bruno se vio interrumpido por el croar de una rana. Pero, al ver que todos sus esfuerzos por ignorar aquel sonido resultaban inútiles, se asomó a la ventana y gritó:
¡Silencio! ¡Estoy rezando!
Y como el hermano Bruno era un santo, su orden fue obedecida de inmediato: todo ser viviente acalló su voz para crear un silencio que pudiera favorecer su oración.
Pero otro sonido vino entonces a perturbar a Bruno: una voz interior que decía: "Quizás a Dios le agrade tanto el croar de esa rana como el recitado de tus salmos..." ¿Qué puede haber en el croar de una rana que resulte agradable a los oídos de Dios?, fue la displicente respuesta de Bruno. Pero la voz siguió hablando: por qué crees tú que inventó Dios el sonido?
Bruno decidió averiguar el porqué. Se asomó de nuevo a la ventana y ordenó: ¡Canta! Y el rítmico croar de la rana volvió a llenar el aire, con el acompañamiento de todas las ranas del lugar. Y cuando Bruno prestó atención al sonido, éste dejó de crisparle, porque descubrió que, si dejaba de resistirse a él, el croar de las ranas servía, de hecho, para enriquecer el silencio de la noche.
Y una vez descubierto esto, el corazón de Bruno se sintió en armonía con el universo, y por primera vez en su vida comprendió lo que significa orar.
******
Muy buenos días, feliz comienzo de semana y gracias por estar ahí. Ahora el cuentacuentos...
¡Silencio! ¡Estoy rezando!
Y como el hermano Bruno era un santo, su orden fue obedecida de inmediato: todo ser viviente acalló su voz para crear un silencio que pudiera favorecer su oración.
Pero otro sonido vino entonces a perturbar a Bruno: una voz interior que decía: "Quizás a Dios le agrade tanto el croar de esa rana como el recitado de tus salmos..." ¿Qué puede haber en el croar de una rana que resulte agradable a los oídos de Dios?, fue la displicente respuesta de Bruno. Pero la voz siguió hablando: por qué crees tú que inventó Dios el sonido?
Bruno decidió averiguar el porqué. Se asomó de nuevo a la ventana y ordenó: ¡Canta! Y el rítmico croar de la rana volvió a llenar el aire, con el acompañamiento de todas las ranas del lugar. Y cuando Bruno prestó atención al sonido, éste dejó de crisparle, porque descubrió que, si dejaba de resistirse a él, el croar de las ranas servía, de hecho, para enriquecer el silencio de la noche.
Y una vez descubierto esto, el corazón de Bruno se sintió en armonía con el universo, y por primera vez en su vida comprendió lo que significa orar.
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Muy buenos días, feliz comienzo de semana y gracias por estar ahí. Ahora el cuentacuentos...
sábado, 18 de marzo de 2017
EL FUEGO ES EL AMOR, por "Anthony de Mello"
Lo que la sociedad nos enseño a atesorar no vale nada. Lo que la historia nos legó como honor, patria, deber, etc, no vale nada, porque tú tienes que vivir libremente el ahora, separado de los recuerdos que están muertos; sólo está vivo el presente y lo que tú vas descubriendo en él como real. Lo que tú llamas "yo" no eres tú, ni eres tampoco tu parentela, ni tu padre, ni tu madre porque eres hijo de la vida. En donde quiera que haya sufrimiento hay identificación con el "yo" con una cosa, y en donde hay conflicto es que existe identificación del yo con un problema, con un obstáculo que le pone la mente. Esto es matemático. Tomamos de la vida lo no real. Le tenemos mucho miedo a la verdad, y preferimos hacer ídolos con la mentira.
"Dicen que existió en la antigüedad un señor que descubrió el arte de hacer fuego. Lleno de alegría quiso comunicar su arte a las demás tribus. Se fue a una tribu del norte, en que hacía mucho frío, y les enseñó el invento. Lo aprendieron enseguida y estaban tan contentos que fueron a darle las gracias al maestro. Pero ya éste se había ido, porque era un hombre grande y sólo le importaba el bien del prójimo. Entonces siguió a otro lugar a enseñar el arte de hacer fuego, pero en esta tribu, primero lo recibieron los sacerdotes, que se quedaron perplejos, ¿de dónde venía la magia con la cual hacía este hombre el fuego? Al ver el éxito que el fuego tenía en la tribu, los sacerdotes tuvieron celos y asesinaron al maestro, pero, para que el pueblo no los culpase, hicieron una gran escultura de él y, junto con el invento de hacer fuego, lo subieron a un pedestal para que toda la tribu lo venerase. Y en aquel pueblo ya nunca hubo fuego, sino veneración y alabanzas". Tenéis que comprender que la verdadera oración es el fuego, y no la veneración ni la adoración de una imagen. ¿Dónde está el fuego? "Yo he venido a traer el fuego para que arda". dijo Jesús. Hay muchos sacerdotes, pero pocos que sepan hacer fuego. El fuego es el amor. Tú no puedes tener el amor, es el amor el que te tiene a ti, y te cambia y te acrisola. La felicidad y el amor van juntos, pero no producen emociones, ni excitación, porque esto es enemigo de la felicidad. Tampoco producen aburrimiento porque la felicidad nunca te harta cuando es, de verdad, felicidad. Y no te harta porque existe donde no existe el "yo". La felicidad es un estado de continua conciencia. Si tú eres consciente de una cosa, la puedes controlar siempre y verla tal cual es. Si no eres consciente, esa cosa te domina.
Sólo si amas eres feliz, y sólo serás feliz si amas. Y amar es un estado que no elige a quien amar, sino que ama porque no puede hacer otra cosa: porque es amor.
Si oyes un solo instrumento en la sinfonía del amor, es privarte de la armonía del concierto. Amar es escucharlos todos.
******
Una luz para no perderos en el día a día. Qué disfrutéis del fin de semana y los buenos momentos que el universo nos regala, muchas gracias por estar ahí y un fuerte abrazo. "Nos vemos pronto".
"Dicen que existió en la antigüedad un señor que descubrió el arte de hacer fuego. Lleno de alegría quiso comunicar su arte a las demás tribus. Se fue a una tribu del norte, en que hacía mucho frío, y les enseñó el invento. Lo aprendieron enseguida y estaban tan contentos que fueron a darle las gracias al maestro. Pero ya éste se había ido, porque era un hombre grande y sólo le importaba el bien del prójimo. Entonces siguió a otro lugar a enseñar el arte de hacer fuego, pero en esta tribu, primero lo recibieron los sacerdotes, que se quedaron perplejos, ¿de dónde venía la magia con la cual hacía este hombre el fuego? Al ver el éxito que el fuego tenía en la tribu, los sacerdotes tuvieron celos y asesinaron al maestro, pero, para que el pueblo no los culpase, hicieron una gran escultura de él y, junto con el invento de hacer fuego, lo subieron a un pedestal para que toda la tribu lo venerase. Y en aquel pueblo ya nunca hubo fuego, sino veneración y alabanzas". Tenéis que comprender que la verdadera oración es el fuego, y no la veneración ni la adoración de una imagen. ¿Dónde está el fuego? "Yo he venido a traer el fuego para que arda". dijo Jesús. Hay muchos sacerdotes, pero pocos que sepan hacer fuego. El fuego es el amor. Tú no puedes tener el amor, es el amor el que te tiene a ti, y te cambia y te acrisola. La felicidad y el amor van juntos, pero no producen emociones, ni excitación, porque esto es enemigo de la felicidad. Tampoco producen aburrimiento porque la felicidad nunca te harta cuando es, de verdad, felicidad. Y no te harta porque existe donde no existe el "yo". La felicidad es un estado de continua conciencia. Si tú eres consciente de una cosa, la puedes controlar siempre y verla tal cual es. Si no eres consciente, esa cosa te domina.
Sólo si amas eres feliz, y sólo serás feliz si amas. Y amar es un estado que no elige a quien amar, sino que ama porque no puede hacer otra cosa: porque es amor.
Si oyes un solo instrumento en la sinfonía del amor, es privarte de la armonía del concierto. Amar es escucharlos todos.
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Una luz para no perderos en el día a día. Qué disfrutéis del fin de semana y los buenos momentos que el universo nos regala, muchas gracias por estar ahí y un fuerte abrazo. "Nos vemos pronto".
jueves, 16 de marzo de 2017
LAS RATAS COMEHIERROS, por "Nazanin Amirian"
Hay que esquivar la compañía de los falsos, sino podéis ser estafados como el comerciante de la fábula.
-¿De qué fábula se trata?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
Érase una vez un herrero cuyo negocio no iba bien. Así que decidió ir al país vecino para probar suerte y regresar con algo de capital. Antes de marcharse, pensó dejar algunas barras de hierro, que tenía en el almacén, en casa de un viejo amigo para impedir que se perdieran durante su ausencia. Su amigo aceptó guardar el hierro en un local que poseía detrás de su vivienda. El herrero agradeció la amabilidad de su amigo y emprendió el viaje.
Tardó un par de meses en volver a casa. Había ahorrado algo de dinero y en su mente hacía planes para ampliar su negocio. Con un regalo en la mano, acudió a casa de su amigo para saludarle y recoger su hierro. Su amigo al verle, le dio un abrazo de bienvenida y le invitó a tomar té.
-Verás, tengo que explicarte algo que realmente parece increíble -dijo el anfitrión-. Tu hierro ha desaparecido y como la habitación donde lo habíamos guardado estaba cerrada con candado, me temo que han sido las ratas quienes se lo han comido.
-¿Ah, sí?, contestó estupefacto el herrero.
-¡Es cierto! Me han dicho que a las ratas les agrada muy especialmente el sabor del hierro.
-Bueno, no te preocupes. No merece la pena entristecerse por lo ocurrido. Lo importante es que somos gente trabajadora y en poco tiempo podremos recuperar todo lo perdido.
El amigo tramposo al ver esa actitud tan despreocupada, se relajó y le invitó a que se quedara para comer con él y su familia. Pero, el herrero agradeció la amabilidad del anfitrión y dijo que aceptaría encantado su invitación para el día siguiente, y se despidieron.
Claro que nuestro hombre no era nada tonto, En aquellos momentos, mientras escuchaba las tonterías de su ex amigo, pensaba en la forma de recuperar su valioso hierro. Así que, de repente, vio al hijo del amigo embustero jugando en la calle con unos jóvenes. Le llamó aparte, le dio un beso y le pidió que le acompañara a su casa para recoger el regalo que le había traído del extranjero. Una vez en casa, encerró al niño en una habitación, tranquilizándole le hizo creer que se trataba de un juego.
Al día siguiente, los dos hombres se encontraron por la calle y el amigo aprovechado mostraba gran preocupación. El otro al verle tan intranquilo le preguntó:
-¿Qué te pasa, amigo?
-Mi pequeño ha desaparecido y no hay rastro de él -respondió casi llorando-. No sé por dónde buscarle.
¡No me digas!, -respondió el herrero estafado-. Ahora que lo dices, me acuerdo que ayer vi un águila con un niño entre sus garras que volaba hacia aquella montaña, -mientras señalaba con el dedo índice la cima de una de las montañas más altas de la sierra.
-Pero, ¿qué dices?, -contestó el embustero con enfado-. ¿Cómo un águila puede agarrar a un niño de más de 35 kilos de peso y llevárselo? ¡Me estás haciendo una broma muy pesada y podrás suponer que ahora no estoy para bromas!
-¡Tranquilízate hombre! -dijo con buen humor el herrero- en una ciudad donde sus ratas pueden tragarse cien kilos de hierro, ¿qué tiene de extraño que un águila se lleve a un niño de 35 kilos?
El embustero, avergonzado por lo que había hecho, y por haber tomado a su amigo por tonto, le pidió perdón:
-¡Las ratas no se han comido tu hierro. Devuélveme a mi hijo y ven a recoger tu mercancía.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Los amigos pérfidos merecen un buen castigo.
-Sin duda, contestó el anciano. Pero no sólo recibimos daño y perjuicio de los amigos desleales, hay otros males que nos pueden acechar desde cualquier rincón. En la antigüedad ya se decía que el halago es el mal de la razón; la mentira y el engaño, el mal de la generosidad; y una falsa apariencia, el mal de un alma débil. No hay que asustarse de cualquier cosa que tenga un aspecto o sonido llamativo. Majestad, ¿sabéis lo que le pasó al zorro de la fábula?
-¿Qué zorro?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
******
Muy buenos días, siempre daros las gracias por estar ahí, desearos un muy buen día y qué disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala. "Mañana continuaremos con el curso de autoliberación interior que nos esta ofreciendo Anthony de Mello" Un abrazo.
-¿De qué fábula se trata?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
Érase una vez un herrero cuyo negocio no iba bien. Así que decidió ir al país vecino para probar suerte y regresar con algo de capital. Antes de marcharse, pensó dejar algunas barras de hierro, que tenía en el almacén, en casa de un viejo amigo para impedir que se perdieran durante su ausencia. Su amigo aceptó guardar el hierro en un local que poseía detrás de su vivienda. El herrero agradeció la amabilidad de su amigo y emprendió el viaje.
Tardó un par de meses en volver a casa. Había ahorrado algo de dinero y en su mente hacía planes para ampliar su negocio. Con un regalo en la mano, acudió a casa de su amigo para saludarle y recoger su hierro. Su amigo al verle, le dio un abrazo de bienvenida y le invitó a tomar té.
-Verás, tengo que explicarte algo que realmente parece increíble -dijo el anfitrión-. Tu hierro ha desaparecido y como la habitación donde lo habíamos guardado estaba cerrada con candado, me temo que han sido las ratas quienes se lo han comido.
-¿Ah, sí?, contestó estupefacto el herrero.
-¡Es cierto! Me han dicho que a las ratas les agrada muy especialmente el sabor del hierro.
-Bueno, no te preocupes. No merece la pena entristecerse por lo ocurrido. Lo importante es que somos gente trabajadora y en poco tiempo podremos recuperar todo lo perdido.
El amigo tramposo al ver esa actitud tan despreocupada, se relajó y le invitó a que se quedara para comer con él y su familia. Pero, el herrero agradeció la amabilidad del anfitrión y dijo que aceptaría encantado su invitación para el día siguiente, y se despidieron.
Claro que nuestro hombre no era nada tonto, En aquellos momentos, mientras escuchaba las tonterías de su ex amigo, pensaba en la forma de recuperar su valioso hierro. Así que, de repente, vio al hijo del amigo embustero jugando en la calle con unos jóvenes. Le llamó aparte, le dio un beso y le pidió que le acompañara a su casa para recoger el regalo que le había traído del extranjero. Una vez en casa, encerró al niño en una habitación, tranquilizándole le hizo creer que se trataba de un juego.
Al día siguiente, los dos hombres se encontraron por la calle y el amigo aprovechado mostraba gran preocupación. El otro al verle tan intranquilo le preguntó:
-¿Qué te pasa, amigo?
-Mi pequeño ha desaparecido y no hay rastro de él -respondió casi llorando-. No sé por dónde buscarle.
¡No me digas!, -respondió el herrero estafado-. Ahora que lo dices, me acuerdo que ayer vi un águila con un niño entre sus garras que volaba hacia aquella montaña, -mientras señalaba con el dedo índice la cima de una de las montañas más altas de la sierra.
-Pero, ¿qué dices?, -contestó el embustero con enfado-. ¿Cómo un águila puede agarrar a un niño de más de 35 kilos de peso y llevárselo? ¡Me estás haciendo una broma muy pesada y podrás suponer que ahora no estoy para bromas!
-¡Tranquilízate hombre! -dijo con buen humor el herrero- en una ciudad donde sus ratas pueden tragarse cien kilos de hierro, ¿qué tiene de extraño que un águila se lleve a un niño de 35 kilos?
El embustero, avergonzado por lo que había hecho, y por haber tomado a su amigo por tonto, le pidió perdón:
-¡Las ratas no se han comido tu hierro. Devuélveme a mi hijo y ven a recoger tu mercancía.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Los amigos pérfidos merecen un buen castigo.
-Sin duda, contestó el anciano. Pero no sólo recibimos daño y perjuicio de los amigos desleales, hay otros males que nos pueden acechar desde cualquier rincón. En la antigüedad ya se decía que el halago es el mal de la razón; la mentira y el engaño, el mal de la generosidad; y una falsa apariencia, el mal de un alma débil. No hay que asustarse de cualquier cosa que tenga un aspecto o sonido llamativo. Majestad, ¿sabéis lo que le pasó al zorro de la fábula?
-¿Qué zorro?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
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Muy buenos días, siempre daros las gracias por estar ahí, desearos un muy buen día y qué disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala. "Mañana continuaremos con el curso de autoliberación interior que nos esta ofreciendo Anthony de Mello" Un abrazo.
sábado, 11 de marzo de 2017
EL SER Y LA IMAGEN. por "Anthony de Mello".
Si alguien me preguntase quién soy, para darte datos tendría que referirme a cosas registradas en la memoria. Tendría que formar una imagen llena de etiquetas, y yo no soy nada de eso. Yo soy. Un ser imprevisible como la vida misma, que no cabe en ninguna imagen porque mis formas son cambiantes, y mi verdadero ser es inaprensible, imposible de referir. Cuando vivimos dormidos, llevamos con nosotros una imagen propia, un yo-ideal que nos hemos fabricado con trozos de recuerdos y otras cosas soñadas por nuestro idealismo. Cuando alguien dice de ti algo que no te gusta, es la imagen lo que se ofende, pues nadie puede herir al que no tiene imagen propia. Yo no soy nunca la imagen que tengo de mí mismo ni la que tienen los demás de mí. Yo soy, y el ser no cabe en ninguna imagen porque las trasciende todas.
EL AMOR ES
A la persona no se la puede desear, porque en cuanto deseas a una persona la has dejado de amar como tal. Yo no soy una cosa, ni soy lo otro. Yo no soy deseable ni indeseable. Yo soy lo que soy y nada más. Tú llegarás a amar a las personas en cuanto no te importe lo que son las personas. El amor es impersonal. En el amor no se mete la personalidad. El amor es, y fluye por medio de ti; tú no lo fabricas y en el amor la persona se queda a un lado. Por eso, el amor te deja libre y disponible. El"yo" es un impedimento para amar. Cuando eliges, o comparas, o pides compensaciones, es porque necesito a esa persona para amarme a mí mismo. Cuando desaparecen los recuerdos, los prejuicios y las visiones subjetivas, entonces ya surge el amor que fluye de donde es. La personalidad, el "yo", es un impedimento para amar, porque considero a las personas amadas como algo "mío". Amo a mi hijo, a mi marido, a mi familia, porque es algo mío, distinguiéndolos de lo que me queda más lejos. Entonces estoy cosificando lo más cercano como pertenencias a las que debo amar. Y el amor no sabe de deberes ni de gratificaciones, porque el amor es libre y gratuito. "Te amo, te quiero, te necesito, no puedo vivir sin ti" significan, me agarro a ti porque llenas mi necesidad y mi apego. Eso es egoísmo. El amor existe, aunque no hubiera nadie allí. Es nuestra esencia y se manifiesta en una manera de ser, un estado de alma, y está en consonancia con la capacidad de ver y existir, y en cuanto veas y seas tú mismo libremente, no podrás ser otra cosa que amor.
Jesús ama así. Tenemos una idea equivocada del amor como algo muelle, dulzón y consentidor. El amor va siempre unido a la verdad y a la libertad, y por eso nunca es débil. Puede ser brusco, pero también puede ser suave y más dulce que nada. Jesús fue amor siempre, y en su vida se manifestó unas veces brusco, duro incluso, y otras tierno, dulce y sensible. El amor da siempre la respuesta acertada, no se equivoca.
Por eso no puedes imitar a Jesús,¿cómo vas a imitarle?, ¿acaso tú eres El? Cada uno tiene que ser auténtico, ser uno mismo, y Jesús lo fue hasta el fin. El día que yo sea tan auténtico como lo fue Jesús, entonces no tendré que imitarle, pues en cada instante sabré lo que hacer. El día que llegue a ti la iluminación, serás amor y vivirás la eternidad en cada instante.
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Una luz para vuestro caminar en el día a día, os deseo un bonito fin de semana y que disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala, muchas gracias por estar ahí y un abrazo para tod@s.
EL AMOR ES
A la persona no se la puede desear, porque en cuanto deseas a una persona la has dejado de amar como tal. Yo no soy una cosa, ni soy lo otro. Yo no soy deseable ni indeseable. Yo soy lo que soy y nada más. Tú llegarás a amar a las personas en cuanto no te importe lo que son las personas. El amor es impersonal. En el amor no se mete la personalidad. El amor es, y fluye por medio de ti; tú no lo fabricas y en el amor la persona se queda a un lado. Por eso, el amor te deja libre y disponible. El"yo" es un impedimento para amar. Cuando eliges, o comparas, o pides compensaciones, es porque necesito a esa persona para amarme a mí mismo. Cuando desaparecen los recuerdos, los prejuicios y las visiones subjetivas, entonces ya surge el amor que fluye de donde es. La personalidad, el "yo", es un impedimento para amar, porque considero a las personas amadas como algo "mío". Amo a mi hijo, a mi marido, a mi familia, porque es algo mío, distinguiéndolos de lo que me queda más lejos. Entonces estoy cosificando lo más cercano como pertenencias a las que debo amar. Y el amor no sabe de deberes ni de gratificaciones, porque el amor es libre y gratuito. "Te amo, te quiero, te necesito, no puedo vivir sin ti" significan, me agarro a ti porque llenas mi necesidad y mi apego. Eso es egoísmo. El amor existe, aunque no hubiera nadie allí. Es nuestra esencia y se manifiesta en una manera de ser, un estado de alma, y está en consonancia con la capacidad de ver y existir, y en cuanto veas y seas tú mismo libremente, no podrás ser otra cosa que amor.
Jesús ama así. Tenemos una idea equivocada del amor como algo muelle, dulzón y consentidor. El amor va siempre unido a la verdad y a la libertad, y por eso nunca es débil. Puede ser brusco, pero también puede ser suave y más dulce que nada. Jesús fue amor siempre, y en su vida se manifestó unas veces brusco, duro incluso, y otras tierno, dulce y sensible. El amor da siempre la respuesta acertada, no se equivoca.
Por eso no puedes imitar a Jesús,¿cómo vas a imitarle?, ¿acaso tú eres El? Cada uno tiene que ser auténtico, ser uno mismo, y Jesús lo fue hasta el fin. El día que yo sea tan auténtico como lo fue Jesús, entonces no tendré que imitarle, pues en cada instante sabré lo que hacer. El día que llegue a ti la iluminación, serás amor y vivirás la eternidad en cada instante.
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Una luz para vuestro caminar en el día a día, os deseo un bonito fin de semana y que disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala, muchas gracias por estar ahí y un abrazo para tod@s.
viernes, 10 de marzo de 2017
LA SERPIENTE Y EL CUERVO, por "Nazanin Amirian"
De todas formas, hay veces que existen maneras sutiles de derrotar al enemigo, como demuestra la fábula de la malvada serpiente.
-¿Qué serpiente?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
Una pareja de cuervos había hecho su nido en la cima de un árbol, en cuyo tronco vivía una serpiente. Siempre que la mamá cuervo ponía huevos,, la serpiente los robaba y los devoraba. Ni las quejas ni los llantos de la pareja conseguían ablandar el duro corazón de la serpiente. Y esto sucedía año tras año. Un buen día, mamá cuervo decidió enfrentar a la serpiente y poner fin a su tragedia y explicó su intención al marido:
-Si una vez más esa devoradora se atreve a acercarse al nido, le sacaré los ojos.
-¿Has olvidado que las serpientes tienen veneno, tanto en la lengua como en los ojos? Sólo la destreza nos ayudará a deshacernos de ella, le advirtió su marido.
-Decirlo es fácil, pero ¿cómo debo emplearla? exclamó mamá cuervo.
-¿Sabes? -dijo el esposo- el príncipe tiene la costumbre de bañarse en el lago del bosque. Cuando vuelva y deje en la hierba sus ropas y la cadena de oro, que suele llevar siempre, tú debes ir, coger la cadena y traerla hasta nuestro árbol. Luego la tiras en el agujero de la serpiente y esperas a ver lo qué ocurre.
La hembra aceptó el plan de su compañero y voló hacia el lago.
Cuando el sirviente del príncipe la vio coger la cadena de oro, corrió tras ella.
La señora cuervo, con rapidez y acierto, tiró la cadena en el agujero de la serpiente. el sirviente, se paró delante del árbol. Desde su nido, la serpiente le silbó, y él empezó a tirarle tantas piedras que tapó totalmente el agujero de la serpiente. Desde entonces los cuervos pudieron vivir tranquilamente.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-¡Cierto! Hay veces que un ser desgraciado y vil puede acabar con la vida de muchos inocentes.
-Tenéis razón, Majestad -contestó el anciano-. Hay que esquivar la compañía de los falsos, sino podéis ser estafado como el comerciante de la fábula.
-¿De qué fábula se trata?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia...
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Muy buenos días, muchas gracias por estar ahí de nuevo, seguidamente continuamos con el curso de autoliberación interior qué nos ofrece Anthony de Mello. Un abrazo.
-¿Qué serpiente?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
Una pareja de cuervos había hecho su nido en la cima de un árbol, en cuyo tronco vivía una serpiente. Siempre que la mamá cuervo ponía huevos,, la serpiente los robaba y los devoraba. Ni las quejas ni los llantos de la pareja conseguían ablandar el duro corazón de la serpiente. Y esto sucedía año tras año. Un buen día, mamá cuervo decidió enfrentar a la serpiente y poner fin a su tragedia y explicó su intención al marido:
-Si una vez más esa devoradora se atreve a acercarse al nido, le sacaré los ojos.
-¿Has olvidado que las serpientes tienen veneno, tanto en la lengua como en los ojos? Sólo la destreza nos ayudará a deshacernos de ella, le advirtió su marido.
-Decirlo es fácil, pero ¿cómo debo emplearla? exclamó mamá cuervo.
-¿Sabes? -dijo el esposo- el príncipe tiene la costumbre de bañarse en el lago del bosque. Cuando vuelva y deje en la hierba sus ropas y la cadena de oro, que suele llevar siempre, tú debes ir, coger la cadena y traerla hasta nuestro árbol. Luego la tiras en el agujero de la serpiente y esperas a ver lo qué ocurre.
La hembra aceptó el plan de su compañero y voló hacia el lago.
Cuando el sirviente del príncipe la vio coger la cadena de oro, corrió tras ella.
La señora cuervo, con rapidez y acierto, tiró la cadena en el agujero de la serpiente. el sirviente, se paró delante del árbol. Desde su nido, la serpiente le silbó, y él empezó a tirarle tantas piedras que tapó totalmente el agujero de la serpiente. Desde entonces los cuervos pudieron vivir tranquilamente.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-¡Cierto! Hay veces que un ser desgraciado y vil puede acabar con la vida de muchos inocentes.
-Tenéis razón, Majestad -contestó el anciano-. Hay que esquivar la compañía de los falsos, sino podéis ser estafado como el comerciante de la fábula.
-¿De qué fábula se trata?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia...
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Muy buenos días, muchas gracias por estar ahí de nuevo, seguidamente continuamos con el curso de autoliberación interior qué nos ofrece Anthony de Mello. Un abrazo.
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