Tú no eres nada de lo que crees ser: mis cosas, mi cuerpo, mis sentimientos...Mi yo es indefinible porque no hay nada que lo defina. Cuando yo me relaciono con otra persona ¿con quién me relaciono?. ¿con una imagen? Cuando me relaciono tengo noción del otro como unas experiencias, unos recuerdos, y con estas nociones construyo su imagen. Así es que no me relaciono con esta persona, sino con la memoria que tengo de ella. Cuando abrazo a un amigo,¿a quién abrazo? Abrazo a un recuerdo. Es así, y lo cierto es que, si tú fijas la persona a la memoria que tienes de ella, la estás fijando a un prejuicio.
Y así funcionamos por la vida, juzgando por prejuicios. Como consecuencia de ello, si conocemos a las personas solo por sus hábitos, cuando esa persona cambia, lo notarán sólo las personas despiertas o las que acaben de conocerla, pues para los otros sigue fijado a sus hábitos, que son los que recuerdan.
Por ello, nadie es profeta en su tierra ni entre su familia, por regla general. Porque en ellos prevalecen los datos anecdóticos, las apariencias, y la persona queda apegada a esos recuerdos para sus convecinos o familiares. De Jesús dijeron sus paisanos:"¿No era éste el hijo del carpintero?". Y Natanael, antes de conocer a Jesús, dice: "¿De Galilea puede salir algo bueno?".
Nos movemos a base de prejuicios, de recuerdos y tópicos. Es peligroso vivir de la memoria, del pasado. Sólo el presente está vivo, y todo lo pasado está muerto, no tiene ninguna vigencia. Incluso el futuro no existe. Sólo hay vida en el presente, y vivir en el presente supone dejar los recuerdos, como algo muerto, y vivir las personas y los acontecimientos como algo nuevo, recién estrenado, abierto a la sorpresa que cada momento puede descubrir. El ahora es el que importa, porque ahora es la vida, ahora todo es posible, ahora es la realidad.
La idea que la gente tiene de la eternidad es estúpida. Piensa que dura para siempre porque está fuera del tiempo. La vida eterna es ahora, está aquí, y a ti te han confundido hablándote de un futuro que esperas mientras te pierdes la maravilla de la vida que es el ahora. Te pierdes la verdad. El temor al futuro, o la esperanza en el futuro es igual, son proyecciones del pasado. Sin proyección no hay futuro, pues no existe lo que no está en la realidad.
"Cuentan que un indio condenado a muerte, se escapa y como lo persiguen de cerca se sube a un árbol que está colgado sobre un precipicio. Abajo lo esperan sus guardianes. No tiene escapatoria. Pero de pronto, descubre que el árbol al que se subió es un manzano. Entonces coge su fruto y se pone a saborear las manzanas que están a su alcance". Esto es saber saborear el presente, sin proyectar el pasado en el futuro. ¿Sería posible vivir sin angustias ni preocupaciones? Eso sólo lo descubriréis cuando estéis despiertos y viviendo en el presente.
Cuando Juan de la Cruz habla de la purificación de la memoria, se refiere a purificarla de toda emoción. No anclarse en los recuerdos , ni sufrir de nostalgia, ni de añoranzas. Liberarse de las emociones del pasado; liberar la memoria de toda emoción para recibir límpidamente todo lo nuevo. Estar disponible, para recibir la persona en cada momento limpio de todo recuerdo y emoción. Cuando te encuentro, para percibirte con claridad, he de dejar atrás todo lo pasado tanto malo como bueno para estar abierto a tu presente sin relacionarte con ninguna imagen, sino con la realidad del presente. "Esto se relaciona con el verdadero perdón".
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Un paso más en la iluminación del espíritu. Os deseo un buen día y una feliz semana, qué disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala. Gracias por estar ahí y un abrazo para tod@s.
lunes, 27 de febrero de 2017
LOS DOS SOCIOS, por "Nazanin Amirian"
Es justamente lo que pasó al joven ingenuo de la fábula.
-¿Qué joven?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
Éranse dos socios, cuyos nombres eran Ingenuo y Listo, que caminaban por una carretera para dirigirse a la otra aldea y vender sus mercancías cuando, de repente, vieron una bolsa tirada a un lado de la vía. Se acercaron con curiosidad para averiguar lo que contenía. No lo podían creer: estaba llena de monedas de oro. Contentos por tener el futuro solucionado, decidieron regresar a su pueblo.
Antes de llegar a casa, Ingenuo propuso a Listo:
-Será mejor que lo repartamos ahora mismo.
-Yo tengo otra propuesta, contestó Listo, podemos coger algo para cubrir nuestros gastos inmediatos y el resto lo enterramos debajo de este mismo árbol. Más adelante, cuando tengamos la necesidad, venimos juntos y retiramos tantas monedas como queramos. ¿Te parece?
-Sí, es una idea excelente, respondió Ingenuo.
Enterraron la bolsa en un agujero que cavaron. Y volvieron cantando a su pueblo. Esa noche Listo no podía conciliar el sueño, pues tramaba un plan para quedarse con todo el dinero enterrado. De tal modo que se levantó al alba y se dirigió a las afueras de la aldea donde estaba el gran árbol .Robó las monedas restantes, y sin dejar huellas, regresó a su casa.
Pasaron varios meses hasta que un día Ingenuo, que ya se había quedado sin dinero, fue ha visitar a su viejo socio y le dijo:
-Necesito unas cuantas monedas, ¿vamos al árbol?
Listo le contestó que él también necesitaba dinero, y juntos fueron a sacar la bolsa. Pero no encontraron nada en el agujero. Listo puso cara de haber sido traicionado y dijo:
-¿Cómo me has podido hacer esto? ¡Qué pronto la riqueza te ha arrebatado la honestidad!, y antes de que su socio pudiese reaccionar siguió:¡No te salvarás de esto. Vamos ante el juez para que te castigue como te mereces!
Y mientras Listo le empujaba para llevarle ante el magistrado del pueblo, Ingenuo juraba que nunca se le hubiera ocurrido hacer una cosa así. Una vez ante el tribunal, Listo explicó su versión de lo sucedido, y el juez le exigió mostrar pruebas que confirmaran su causa.
Pero no había prueba alguna, ya que fue un acuerdo verbal y sin testigos. De repente, a Listo se le ocurrió una idea:
-¡Señoría! El árbol, bajo el cual escondimos el tesoro, puede testificar y decir la verdad.
El juez, que en su larga carrera nunca había visto un árbol-testigo, sin perder la compostura los citó junto al árbol para resolver el problema.
Al salir del juzgado, Listo corrió a ver a su padre. Le contó la fechoría que había hecho y le pidió su ayuda.
-Si conseguimos convencer al juez, podemos quedarnos con todo el oro, le aseguró.
-¿Y qué debo hacer?, preguntó el padre.
-Verás: el árbol tiene un gran hueco en el tronco y te puedes esconder allí perfectamente. Debes ir esta noche, porque por la mañana el juez y mi socio van a estar allí. Lo único que debes hacer es hablar a mi favor.
El padre se rindió ante la codicia y la perversidad de su hijo.
A la mañana siguiente, casi todos los habitantes de la aldea se congregaron para ver el espectáculo. Una vez allí, el juez preguntó al árbol acerca del tesoro.
-Tú, gran árbol, que has permanecido aquí y que has sido testigo de todo lo ocurrido, dinos ¿quién a robado el tesoro?
-Ingenuo fue quien robó las monedas, dijo el "árbol" con una voz ronca y temblorosa.
El juez, estupefacto, no podía dar crédito a lo que oía. Y como no tenía ni un pelo de tonto, dio una vuelta alrededor del árbol para inspeccionar el tronco,y ¡zas! descubrió un gran hueco en el que podía camuflarse una persona con toda facilidad. Entonces ordenó reunir un montón de ramas secas, las colocó alrededor del hueco del árbol y a continuación les prendió fuego.
El hijo, aunque era listo, no entendió el objetivo del magistrado; hasta que, pasada media hora, se empezaron a oír gritos y toses desde el interior del árbol. El truco del juez había surtido efecto. El viejo salió medio ahogado y cubierto de humo.
Una vez interrogada esa peculiar "alma del árbol", el juez hizo publica su sentencia:
-Ingenuo recibirá la totalidad de las monedas de oro.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Es una fábula muy buena. Pero ¿qué pasa si nuestro enemigo también es un necio?
-Sin duda algo malo, contestó el anciano. De todas formas, hay veces que existen manera sutiles de derrotar al enemigo, como demuestra la fábula de la malvada serpiente.
-¿Qué serpiente?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
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Os deseo un buen comienzo de semana y qué disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala. Muchas gracias por estar ahí y un abrazo. Feliz día.
-¿Qué joven?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
Éranse dos socios, cuyos nombres eran Ingenuo y Listo, que caminaban por una carretera para dirigirse a la otra aldea y vender sus mercancías cuando, de repente, vieron una bolsa tirada a un lado de la vía. Se acercaron con curiosidad para averiguar lo que contenía. No lo podían creer: estaba llena de monedas de oro. Contentos por tener el futuro solucionado, decidieron regresar a su pueblo.
Antes de llegar a casa, Ingenuo propuso a Listo:
-Será mejor que lo repartamos ahora mismo.
-Yo tengo otra propuesta, contestó Listo, podemos coger algo para cubrir nuestros gastos inmediatos y el resto lo enterramos debajo de este mismo árbol. Más adelante, cuando tengamos la necesidad, venimos juntos y retiramos tantas monedas como queramos. ¿Te parece?
-Sí, es una idea excelente, respondió Ingenuo.
Enterraron la bolsa en un agujero que cavaron. Y volvieron cantando a su pueblo. Esa noche Listo no podía conciliar el sueño, pues tramaba un plan para quedarse con todo el dinero enterrado. De tal modo que se levantó al alba y se dirigió a las afueras de la aldea donde estaba el gran árbol .Robó las monedas restantes, y sin dejar huellas, regresó a su casa.
Pasaron varios meses hasta que un día Ingenuo, que ya se había quedado sin dinero, fue ha visitar a su viejo socio y le dijo:
-Necesito unas cuantas monedas, ¿vamos al árbol?
Listo le contestó que él también necesitaba dinero, y juntos fueron a sacar la bolsa. Pero no encontraron nada en el agujero. Listo puso cara de haber sido traicionado y dijo:
-¿Cómo me has podido hacer esto? ¡Qué pronto la riqueza te ha arrebatado la honestidad!, y antes de que su socio pudiese reaccionar siguió:¡No te salvarás de esto. Vamos ante el juez para que te castigue como te mereces!
Y mientras Listo le empujaba para llevarle ante el magistrado del pueblo, Ingenuo juraba que nunca se le hubiera ocurrido hacer una cosa así. Una vez ante el tribunal, Listo explicó su versión de lo sucedido, y el juez le exigió mostrar pruebas que confirmaran su causa.
Pero no había prueba alguna, ya que fue un acuerdo verbal y sin testigos. De repente, a Listo se le ocurrió una idea:
-¡Señoría! El árbol, bajo el cual escondimos el tesoro, puede testificar y decir la verdad.
El juez, que en su larga carrera nunca había visto un árbol-testigo, sin perder la compostura los citó junto al árbol para resolver el problema.
Al salir del juzgado, Listo corrió a ver a su padre. Le contó la fechoría que había hecho y le pidió su ayuda.
-Si conseguimos convencer al juez, podemos quedarnos con todo el oro, le aseguró.
-¿Y qué debo hacer?, preguntó el padre.
-Verás: el árbol tiene un gran hueco en el tronco y te puedes esconder allí perfectamente. Debes ir esta noche, porque por la mañana el juez y mi socio van a estar allí. Lo único que debes hacer es hablar a mi favor.
El padre se rindió ante la codicia y la perversidad de su hijo.
A la mañana siguiente, casi todos los habitantes de la aldea se congregaron para ver el espectáculo. Una vez allí, el juez preguntó al árbol acerca del tesoro.
-Tú, gran árbol, que has permanecido aquí y que has sido testigo de todo lo ocurrido, dinos ¿quién a robado el tesoro?
-Ingenuo fue quien robó las monedas, dijo el "árbol" con una voz ronca y temblorosa.
El juez, estupefacto, no podía dar crédito a lo que oía. Y como no tenía ni un pelo de tonto, dio una vuelta alrededor del árbol para inspeccionar el tronco,y ¡zas! descubrió un gran hueco en el que podía camuflarse una persona con toda facilidad. Entonces ordenó reunir un montón de ramas secas, las colocó alrededor del hueco del árbol y a continuación les prendió fuego.
El hijo, aunque era listo, no entendió el objetivo del magistrado; hasta que, pasada media hora, se empezaron a oír gritos y toses desde el interior del árbol. El truco del juez había surtido efecto. El viejo salió medio ahogado y cubierto de humo.
Una vez interrogada esa peculiar "alma del árbol", el juez hizo publica su sentencia:
-Ingenuo recibirá la totalidad de las monedas de oro.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Es una fábula muy buena. Pero ¿qué pasa si nuestro enemigo también es un necio?
-Sin duda algo malo, contestó el anciano. De todas formas, hay veces que existen manera sutiles de derrotar al enemigo, como demuestra la fábula de la malvada serpiente.
-¿Qué serpiente?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
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Os deseo un buen comienzo de semana y qué disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala. Muchas gracias por estar ahí y un abrazo. Feliz día.
jueves, 23 de febrero de 2017
LA MACETA VACÍA, "El Zapatero Astrólogo"
En un pueblo muy lejano, el rey convocó a todos los jóvenes a una audiencia privada para darles un mensaje importante. Una vez allí, les dijo:
-Voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros, y al cabo de seis meses deberéis traerme en una maceta la planta que haya crecido. Aquel que consiga la más bella ganará la mano de mi hija y se convertirá en mi heredero y futuro rey.
Así se hizo, pero hubo un joven que planto su semilla y no consiguió que germinara. Mientras tanto, los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y hablar, y mostraban las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas: lirios, rosas, violetas, crisantemos, dalias, tulipanes, jazmines, geranios.
Pasaron los seis meses y todos los jóvenes se pusieron en marcha hacia el castillo, llevando plantas exóticas y hermosísimas.
El joven cuya semilla no germinó estaba tan triste que ni siquiera quería ir a palacio, pero su madre insistía en que debía ir, pues era uno de los participantes y debía estar allí con los demás.
Con la cabeza baja y muy avergonzado, fue el último en encaminarse hacia el palacio con su maceta vacía. Todos los jóvenes estaban excitados hablando de sus plantas, y al verle comenzaron a reírse y a burlarse de él:
-¡Si no trae nada! -gritaban.
En ese momento, el alboroto se vio interrumpido por la llegada del rey. Todos hicieron su respectiva reverencia, mientras el rey se paseaba entre ellos admirando las plantas y disfrutando de su perfume embriagador.
Finalizada la inspección se sentó en el trono e hizo venir a su hija. Acto seguido, de entre todos los asistentes llamó al joven que había llegado hasta palacio con la maceta vacía. El resto se quedaron atónitos, pues no comprendían lo que estaba sucediendo y esperaban expectantes una explicación. Y entonces el rey dijo:
-Éste es el nuevo heredero del trono y el que se casará con mi hija. A todos vosotros se os dio una semilla que no era fértil y todos intentasteis engañarme plantando otras plantas en su lugar, pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía. Así demostró ser sincero, leal y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que por supuesto mi hija merece.
Y así fue como el joven se casó con la princesa, y a su debido tiempo ambos se convirtieron en los monarcas de aquellas tierras.
FIN.
******
Siempre daros las gracias por estar ahí y desearos un bonito día, qué disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala. Un abrazo y...hasta pronto!
-Voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros, y al cabo de seis meses deberéis traerme en una maceta la planta que haya crecido. Aquel que consiga la más bella ganará la mano de mi hija y se convertirá en mi heredero y futuro rey.
Así se hizo, pero hubo un joven que planto su semilla y no consiguió que germinara. Mientras tanto, los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y hablar, y mostraban las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas: lirios, rosas, violetas, crisantemos, dalias, tulipanes, jazmines, geranios.
Pasaron los seis meses y todos los jóvenes se pusieron en marcha hacia el castillo, llevando plantas exóticas y hermosísimas.
El joven cuya semilla no germinó estaba tan triste que ni siquiera quería ir a palacio, pero su madre insistía en que debía ir, pues era uno de los participantes y debía estar allí con los demás.
Con la cabeza baja y muy avergonzado, fue el último en encaminarse hacia el palacio con su maceta vacía. Todos los jóvenes estaban excitados hablando de sus plantas, y al verle comenzaron a reírse y a burlarse de él:
-¡Si no trae nada! -gritaban.
En ese momento, el alboroto se vio interrumpido por la llegada del rey. Todos hicieron su respectiva reverencia, mientras el rey se paseaba entre ellos admirando las plantas y disfrutando de su perfume embriagador.
Finalizada la inspección se sentó en el trono e hizo venir a su hija. Acto seguido, de entre todos los asistentes llamó al joven que había llegado hasta palacio con la maceta vacía. El resto se quedaron atónitos, pues no comprendían lo que estaba sucediendo y esperaban expectantes una explicación. Y entonces el rey dijo:
-Éste es el nuevo heredero del trono y el que se casará con mi hija. A todos vosotros se os dio una semilla que no era fértil y todos intentasteis engañarme plantando otras plantas en su lugar, pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía. Así demostró ser sincero, leal y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que por supuesto mi hija merece.
Y así fue como el joven se casó con la princesa, y a su debido tiempo ambos se convirtieron en los monarcas de aquellas tierras.
FIN.
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Siempre daros las gracias por estar ahí y desearos un bonito día, qué disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala. Un abrazo y...hasta pronto!
lunes, 20 de febrero de 2017
MENUDO DESCANSO, por "Anthony de Mello".
El sufrimiento que sufres es el equivalente de tu resistencia a la realidad. El resistirte a la verdad hace que choques con la realidad. Que te está diciendo que no es por ahí, que revises tus planteamientos para que se ajusten a la verdad. Si lo comprendes así, crecerás. Si no lo comprendes y te empeñas en seguir obcecado y dormido, sufrirás sin remedio. En cuanto entiendas esto por la observación que te de luz para descubrir tu realidad, se acabó tu sufrimiento e irritación.
Es muy importante, pues, ver, observar lo que te perturba para entender lo que anda mal en ti. Al descubrir esto, verás como cambia tu escala de valores. Vas descubriendo tesoros por todas partes, mientras se va cayendo, por sí solo, lo que no vale. No sabes bien lo que supone, la paz que consigues, cuando dejas caer la carga de tu superyó de una posición que te empeñabas en mantener y que suponía tantos esfuerzos y frustraciones: la razón que siempre querías tener, el afán por defender tu imagen, tu nombre, tu"prestigio", y todo lo que mantenías para impresionar, para que te valorasen o te tuviesen en cuenta. ¡puf!, ¿para qué servía todo eso? Menudo descanso cuando lo tiras todo por la borda.
Y lo paradójico es que tú lo mantenías porque buscabas en ello remedio a tu inseguridad, y la verdadera seguridad la alcanzas cuando lo sueltas todo. Ese es tu premio, con el que te sorprende la realidad. Y resulta que tienes motivos de estar siempre contento, pues las experiencias buenas son siempre gratificantes, y las malas te proporcionan crecimiento al señalarte los obstáculos. Incluso las personas que te dan la lata, son motivo para que cambies tú, al conocerte mejor, y ya no te empeñas en cambiarlas a ellas.
No hay nada más clarividente que el amor. En cambio, la emoción del apego, que tomamos por amor, nos hace ciegos. Si estás apegado a tu amigo no podrás verlo, porque lo impedirá tu emoción. La emoción del apego trae consigo reacciones, pero no acciones. Para las acciones tienes que estar despejado y despierto.
******
Una luz para el despertar día a día. Qué disfrutéis de los buenos momentos que nos regala el universo, gracias por estar ahí y nos vemos pronto, un abrazo.
Es muy importante, pues, ver, observar lo que te perturba para entender lo que anda mal en ti. Al descubrir esto, verás como cambia tu escala de valores. Vas descubriendo tesoros por todas partes, mientras se va cayendo, por sí solo, lo que no vale. No sabes bien lo que supone, la paz que consigues, cuando dejas caer la carga de tu superyó de una posición que te empeñabas en mantener y que suponía tantos esfuerzos y frustraciones: la razón que siempre querías tener, el afán por defender tu imagen, tu nombre, tu"prestigio", y todo lo que mantenías para impresionar, para que te valorasen o te tuviesen en cuenta. ¡puf!, ¿para qué servía todo eso? Menudo descanso cuando lo tiras todo por la borda.
Y lo paradójico es que tú lo mantenías porque buscabas en ello remedio a tu inseguridad, y la verdadera seguridad la alcanzas cuando lo sueltas todo. Ese es tu premio, con el que te sorprende la realidad. Y resulta que tienes motivos de estar siempre contento, pues las experiencias buenas son siempre gratificantes, y las malas te proporcionan crecimiento al señalarte los obstáculos. Incluso las personas que te dan la lata, son motivo para que cambies tú, al conocerte mejor, y ya no te empeñas en cambiarlas a ellas.
No hay nada más clarividente que el amor. En cambio, la emoción del apego, que tomamos por amor, nos hace ciegos. Si estás apegado a tu amigo no podrás verlo, porque lo impedirá tu emoción. La emoción del apego trae consigo reacciones, pero no acciones. Para las acciones tienes que estar despejado y despierto.
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Una luz para el despertar día a día. Qué disfrutéis de los buenos momentos que nos regala el universo, gracias por estar ahí y nos vemos pronto, un abrazo.
domingo, 19 de febrero de 2017
LOS MONOS Y LA LUCIÉRNAGA, por "Nazanin Amirian"
En el valle de una montaña vivía un grupo de monos, que pasaban los días trabajando, comiendo y jugando. Pero una tarde, tras recoger frutas y raíces para la cena, al regresar a casa fueron sorprendidos por un huracán invernal. El frío estaba acabando con la vida de los simios.
Buscaron un refugio donde encender una hoguera. De repente, vieron una luciérnaga y pensaron que era fuego. Contentos, recogieron hojas secas, palos y ramas para atizar el fuego y ahuyentar el aire frío que soplaba. La pobre luciérnaga estaba atrapada debajo de tantas ramas secas y no conseguía salir.
Arriba, en lo alto de un árbol, un pájaro que les observaba decidió advertirles del error que estaban cometiendo:
-¡Amigos! Así no se puede hacer fuego. Lo que reluce no es una llama, es una pobre luciérnaga.
Pero los monos le ignoraron como si no existiera y continuaron soplando y soplando sobre el montón de ramas. La bondadosa ave siguió insistiendo. Por fin pensó que lo mejor sería bajar del árbol y hablar de forma razonada con los simios, pues de este modo no sólo no iban a conseguir hacer una hoguera, sino que iban a lastimar a la larva floreciente. Pero su insistencia levantó sospecha entre los monos, pensaron que él tenia algún interés oscuro en que ellos no hicieran fuego. Así que lo cogieron por el cuello y acabaron con su vida.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Un relato educativo. Intentar ayudar a tales seres es como querer partir una piedra con una espada.
-Es cierto, Majestad, contestó el anciano. Y quienes no escuchan a los que tienen más experiencia y sabiduría, tarde o temprano se arrepentirán. También se lamentarán quienes tienen a gente falsa por compañera. Es justamente lo que pasó al joven ingenuo de la fábula.
-¿Qué joven?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
******
Muy buenos días y buen comienzo tengáis de semana. Continuamos con el curso de auto liberación interior que Tony de Mello nos ofrece, gracias por estar ahí y un abrazo.
Buscaron un refugio donde encender una hoguera. De repente, vieron una luciérnaga y pensaron que era fuego. Contentos, recogieron hojas secas, palos y ramas para atizar el fuego y ahuyentar el aire frío que soplaba. La pobre luciérnaga estaba atrapada debajo de tantas ramas secas y no conseguía salir.
Arriba, en lo alto de un árbol, un pájaro que les observaba decidió advertirles del error que estaban cometiendo:
-¡Amigos! Así no se puede hacer fuego. Lo que reluce no es una llama, es una pobre luciérnaga.
Pero los monos le ignoraron como si no existiera y continuaron soplando y soplando sobre el montón de ramas. La bondadosa ave siguió insistiendo. Por fin pensó que lo mejor sería bajar del árbol y hablar de forma razonada con los simios, pues de este modo no sólo no iban a conseguir hacer una hoguera, sino que iban a lastimar a la larva floreciente. Pero su insistencia levantó sospecha entre los monos, pensaron que él tenia algún interés oscuro en que ellos no hicieran fuego. Así que lo cogieron por el cuello y acabaron con su vida.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Un relato educativo. Intentar ayudar a tales seres es como querer partir una piedra con una espada.
-Es cierto, Majestad, contestó el anciano. Y quienes no escuchan a los que tienen más experiencia y sabiduría, tarde o temprano se arrepentirán. También se lamentarán quienes tienen a gente falsa por compañera. Es justamente lo que pasó al joven ingenuo de la fábula.
-¿Qué joven?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
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Muy buenos días y buen comienzo tengáis de semana. Continuamos con el curso de auto liberación interior que Tony de Mello nos ofrece, gracias por estar ahí y un abrazo.
domingo, 12 de febrero de 2017
EL PEZ TENIA SED, por "Anthony de Mello"
Hay dos maneras de ver, de observar. Una manera intelectual, teórica, sin profundizar. La otra manera de ver es existencial, mirando desde tu propia vida, desde tu ser. San Pablo dice: "Veo lo que debo hacer, y hago lo que no quiero". Al decir esto se refiere al ver intelectual, que ha nada compromete porque no es un ver revelador. Cuando lo ves desde lo existencial, lo ves desde la libertad que te da la verdad y entonces lo ves tal cual es, y esa revelación hace que despiertes a la realidad.
"Había una vez un árabe que viajaba en la noche y sus esclavos, a la hora del descanso, se encontraron que no tenían más que 19 estacas para atar a sus 20 camellos. Cuando lo consultaron al amo, éste les dijo:"Simulad que claváis una estaca cuando lleguéis al camello numero 20, pues como el camello es un animal tan estúpido, se creerá que está atado". Efectivamente, así hicieron y a la mañana siguiente todos los camellos estaban en sus sitio, y el número 20 al lado de lo que se imaginaba una estaca, sin moverse de allí. Al desatarlos para marcharse todos se pusieron en movimiento menos el número 20 que seguía quieto, sin moverse. Entonces el amo dijo:"Haced el gesto de desatar la estaca de la cuerda, pues el tonto aún se cree atado". Así lo hicieron y el camello entonces se levantó y se puso a caminar con los demás.
Esta es una buena imagen que puede ilustrar nuestra estupidez humana cuando estamos programados e incapaces de ver por nosotros mismos, ni decidir por nosotros mismos, sino por hábitos, por unos gestos determinados, por la costumbre y por nuestra programación. Lo del pez que tenía miedo a ahogarse sería la mejor definición del hombre frente a su realidad. Cuando estamos dormidos no tenemos miedo de los sueños, pero sí tenemos miedo a despertar a la realidad porque supone un cambio. Supongo que preferir el sueño a la realidad es de idiotas, pero así es.
Camus decía:"Me reí mucho al ver que el pez en el agua tenía sed". Esta es nuestra propia realidad de dormidos. Sólo se despiertan los que desean despertarse. Tratar de convencer a los que no lo entienden es como irritar al cerdo.
******
Una luz para ver el camino por donde andar, os deseo un feliz día y una buena semana, nos vemos aquí, un abrazo.
"Había una vez un árabe que viajaba en la noche y sus esclavos, a la hora del descanso, se encontraron que no tenían más que 19 estacas para atar a sus 20 camellos. Cuando lo consultaron al amo, éste les dijo:"Simulad que claváis una estaca cuando lleguéis al camello numero 20, pues como el camello es un animal tan estúpido, se creerá que está atado". Efectivamente, así hicieron y a la mañana siguiente todos los camellos estaban en sus sitio, y el número 20 al lado de lo que se imaginaba una estaca, sin moverse de allí. Al desatarlos para marcharse todos se pusieron en movimiento menos el número 20 que seguía quieto, sin moverse. Entonces el amo dijo:"Haced el gesto de desatar la estaca de la cuerda, pues el tonto aún se cree atado". Así lo hicieron y el camello entonces se levantó y se puso a caminar con los demás.
Esta es una buena imagen que puede ilustrar nuestra estupidez humana cuando estamos programados e incapaces de ver por nosotros mismos, ni decidir por nosotros mismos, sino por hábitos, por unos gestos determinados, por la costumbre y por nuestra programación. Lo del pez que tenía miedo a ahogarse sería la mejor definición del hombre frente a su realidad. Cuando estamos dormidos no tenemos miedo de los sueños, pero sí tenemos miedo a despertar a la realidad porque supone un cambio. Supongo que preferir el sueño a la realidad es de idiotas, pero así es.
Camus decía:"Me reí mucho al ver que el pez en el agua tenía sed". Esta es nuestra propia realidad de dormidos. Sólo se despiertan los que desean despertarse. Tratar de convencer a los que no lo entienden es como irritar al cerdo.
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Una luz para ver el camino por donde andar, os deseo un feliz día y una buena semana, nos vemos aquí, un abrazo.
sábado, 11 de febrero de 2017
LOS DOS PATOS Y LA TORTUGA. por "Nazanin Amirian"
Dos patos y una tortuga vivían en un parque natural cerca de un pantano, tenían una amistad de varios años. Pero su felicidad se enturbió cuando el agua del pantano empezó a menguarse poco a poco, hasta secarse.
Para los tres habitantes del estanque ver cómo se evaporaba el apreciado agua era realmente desolador, porque significaba marcharse de allí o morir en un lugar que un día fue una hermosa y verde pradera, y que ahora, cada vez más, se asemejaba a la imagen de un desierto.
Los dos patitos acordaron irse de aquel pantano y emigrar a otro estanque repleto de agua, situado al otro lado del parque. Así que fueron a visitar a su amiga tortuga para despedirse de ella.
-Nos vamos a mudar de aquí porque sin agua no podemos vivir.
-¡Qué suerte tenéis!, podéis volar e ir donde queráis, pero yo no puedo ir a ninguna parte. Además, moriré sin vosotros, en soledad. ¡Por favor, llevadme con vosotros!
Los dos patitos se pusieron muy tristes. Les daba pena dejar allí abandonada a su amiga. De repente a uno de ellos se le ocurrió una idea.
-Vamos a hacer una cosa: tomaremos un palo para que te agarres con la boca y nosotros lo sostendremos para izarte. Sólo debes prometer que en caso de que alguien te vea volando y se burle de ti, no abrirás la boca para responderle. ¿De acuerdo?
La tortuga, muy contenta de la propuesta de sus amigos, prometió hacer lo que ellos dijeran.
Y así sucedió. La tortuga, con las alas de los amables patos, por primera vez experimentó el placer de volar. Cuando estaban atravesando la aldea, unos hombres maravillados por tal espectáculo, dijeron.
-¡Mirad! Una tortuga en el aire llevada por dos patos.
-¿Qué miráis? -dijo la tortuga cuando les oyó, y sin haber terminado de pronunciar su frase, cayó con todo su peso a tierra.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Un triste relato con una inteligente moraleja.
-Tenéis razón, Majestad, respondió el anciano, hay mucha gente a quien es imposible inculcar el sentido común, como en el caso de los monos de la fábula.
-¿Qué monos?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
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Muy buenos días tengáis disfrutando de los buenos momentos que nos regala el universo. ¡Disfrutadlos! Gracias por estar de nuevo aquí y un abrazo para tod@s .
Para los tres habitantes del estanque ver cómo se evaporaba el apreciado agua era realmente desolador, porque significaba marcharse de allí o morir en un lugar que un día fue una hermosa y verde pradera, y que ahora, cada vez más, se asemejaba a la imagen de un desierto.
Los dos patitos acordaron irse de aquel pantano y emigrar a otro estanque repleto de agua, situado al otro lado del parque. Así que fueron a visitar a su amiga tortuga para despedirse de ella.
-Nos vamos a mudar de aquí porque sin agua no podemos vivir.
-¡Qué suerte tenéis!, podéis volar e ir donde queráis, pero yo no puedo ir a ninguna parte. Además, moriré sin vosotros, en soledad. ¡Por favor, llevadme con vosotros!
Los dos patitos se pusieron muy tristes. Les daba pena dejar allí abandonada a su amiga. De repente a uno de ellos se le ocurrió una idea.
-Vamos a hacer una cosa: tomaremos un palo para que te agarres con la boca y nosotros lo sostendremos para izarte. Sólo debes prometer que en caso de que alguien te vea volando y se burle de ti, no abrirás la boca para responderle. ¿De acuerdo?
La tortuga, muy contenta de la propuesta de sus amigos, prometió hacer lo que ellos dijeran.
Y así sucedió. La tortuga, con las alas de los amables patos, por primera vez experimentó el placer de volar. Cuando estaban atravesando la aldea, unos hombres maravillados por tal espectáculo, dijeron.
-¡Mirad! Una tortuga en el aire llevada por dos patos.
-¿Qué miráis? -dijo la tortuga cuando les oyó, y sin haber terminado de pronunciar su frase, cayó con todo su peso a tierra.
Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
-Un triste relato con una inteligente moraleja.
-Tenéis razón, Majestad, respondió el anciano, hay mucha gente a quien es imposible inculcar el sentido común, como en el caso de los monos de la fábula.
-¿Qué monos?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.
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Muy buenos días tengáis disfrutando de los buenos momentos que nos regala el universo. ¡Disfrutadlos! Gracias por estar de nuevo aquí y un abrazo para tod@s .
jueves, 2 de febrero de 2017
RESULTADO DE NADA. por "Anthony de Mello"
Siguiendo con el curso de autoliberacion interior:
El místico vomita antes el fruto "del bien y del mal" para poder entrar de nuevo en el Paraíso. No enjuicies nada, sino comprende el por qué y el lugar de las cosas. La felicidad no es el resultado de nada. Ella es, en sí misma, y la descubres cuando te libras de todo juicio y añadidura. Cuando quieres arreglar las cosas, metes en ellas tu "yo" endemoniado, tu apego, y lo estropearás todo. Entra sólo en la realidad. No te apegues, ni siquiera a la liberación, porque ella no es aprensible, no se deja apresar, y lo que harás será crearte otras cadenas, otra esclavitud. Sólo tienes que ver las cosas como son.
Las cosas sólo serán cuando deban ser, por mucha prisa que te des. La realidad no es algo que se pueda forzar ni comprar. Se trata de ver la realidad tal como es. Lo cierto es que ya estás en ella, siempre lo has estado, pero la buscas, como aquel pez que iba loco buscando el océano. Lo único que no te deja ver es tu programación y tus exigencias.
Nadie hace el mal sin una justificación. Es la justificación la que engaña. Nadie se daña a sí mismo conscientemente, sino inconscientemente. El que hace el mal es un loco que no merece castigo, sino cura. No se puede condenar al que peca, sino al pecado, que es un error. Las acciones pueden ser malas o buenas, y siempre dependerá de la madurez y cordura del que las cometa. No puede llamarse malo al que comete actos equivocados creyendo que los hace bien, o al que hace eso compulsivamente, defendiéndose de peligros que sólo están en su imaginación. Ese es un loco, un ser dormido al que hay que despertar, o un enfermo al que hay que curar.
Nadie hace las cosas malas a adrede, fríamente, por maldad, por la sencilla razón de que el componente sustancial de nuestro ser es el amor, la bondad, la felicidad, la belleza, la inteligencia como luz de la verdad. Si esta sustancia está ahogada por los miedos, por el sufrimiento, la única solución es sacar lo que estorba.
Las cosas se observan para ver la verdad que hay detrás de las formas con las que se cubren. Uno puede tener en la mano un papel sucio creyendo que es un cheque de mucho valor. Si le haces renunciar a él o se lo quitas antes de que descubra su valor real, esta persona siempre estará creyendo que le quitaron algo de mucho valor y se comportará como un ser estafado, engañado, despojado y sus reacciones serán de autodefensa. Así nunca despertará a la realidad. Primero habrá que despertarlo y luego, él mismo, será quien tire el papel sucio, riéndose del engaño en que estuvo metido. Y entonces quedará liberado.
Y si renuncias voluntariamente a algo, creyendo que es un valor y que has hecho un sacrificio con ello, siempre te vanagloriarás de lo que has hecho y pedirás aprobación y admiración de los demás. Pero si antes despiertas y comprendes que en esa renuncia tuya no hay nada de valor, que lo que has hecho es buscarte a ti mismo, ¿cómo te vas a vanagloriar de renunciar a algo que no te servía de nada? Al contrario, te sentirás bien por haberte liberado de algo que te impedía ser más tú mismo. Pero entonces, además, comprenderás con humildad a aquellos que aún se sienten apegados a lo que tú ya has renunciado por estar despierto.
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Qué éste rayo de luz siga alumbrando vuestros pasos, qué viváis los momentos conscientemente y qué de nuevo os espero aquí la semana que viene. Gracias y qué tengáis un bonito fin de semana, un abrazo.
El místico vomita antes el fruto "del bien y del mal" para poder entrar de nuevo en el Paraíso. No enjuicies nada, sino comprende el por qué y el lugar de las cosas. La felicidad no es el resultado de nada. Ella es, en sí misma, y la descubres cuando te libras de todo juicio y añadidura. Cuando quieres arreglar las cosas, metes en ellas tu "yo" endemoniado, tu apego, y lo estropearás todo. Entra sólo en la realidad. No te apegues, ni siquiera a la liberación, porque ella no es aprensible, no se deja apresar, y lo que harás será crearte otras cadenas, otra esclavitud. Sólo tienes que ver las cosas como son.
Las cosas sólo serán cuando deban ser, por mucha prisa que te des. La realidad no es algo que se pueda forzar ni comprar. Se trata de ver la realidad tal como es. Lo cierto es que ya estás en ella, siempre lo has estado, pero la buscas, como aquel pez que iba loco buscando el océano. Lo único que no te deja ver es tu programación y tus exigencias.
Nadie hace el mal sin una justificación. Es la justificación la que engaña. Nadie se daña a sí mismo conscientemente, sino inconscientemente. El que hace el mal es un loco que no merece castigo, sino cura. No se puede condenar al que peca, sino al pecado, que es un error. Las acciones pueden ser malas o buenas, y siempre dependerá de la madurez y cordura del que las cometa. No puede llamarse malo al que comete actos equivocados creyendo que los hace bien, o al que hace eso compulsivamente, defendiéndose de peligros que sólo están en su imaginación. Ese es un loco, un ser dormido al que hay que despertar, o un enfermo al que hay que curar.
Nadie hace las cosas malas a adrede, fríamente, por maldad, por la sencilla razón de que el componente sustancial de nuestro ser es el amor, la bondad, la felicidad, la belleza, la inteligencia como luz de la verdad. Si esta sustancia está ahogada por los miedos, por el sufrimiento, la única solución es sacar lo que estorba.
Las cosas se observan para ver la verdad que hay detrás de las formas con las que se cubren. Uno puede tener en la mano un papel sucio creyendo que es un cheque de mucho valor. Si le haces renunciar a él o se lo quitas antes de que descubra su valor real, esta persona siempre estará creyendo que le quitaron algo de mucho valor y se comportará como un ser estafado, engañado, despojado y sus reacciones serán de autodefensa. Así nunca despertará a la realidad. Primero habrá que despertarlo y luego, él mismo, será quien tire el papel sucio, riéndose del engaño en que estuvo metido. Y entonces quedará liberado.
Y si renuncias voluntariamente a algo, creyendo que es un valor y que has hecho un sacrificio con ello, siempre te vanagloriarás de lo que has hecho y pedirás aprobación y admiración de los demás. Pero si antes despiertas y comprendes que en esa renuncia tuya no hay nada de valor, que lo que has hecho es buscarte a ti mismo, ¿cómo te vas a vanagloriar de renunciar a algo que no te servía de nada? Al contrario, te sentirás bien por haberte liberado de algo que te impedía ser más tú mismo. Pero entonces, además, comprenderás con humildad a aquellos que aún se sienten apegados a lo que tú ya has renunciado por estar despierto.
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Qué éste rayo de luz siga alumbrando vuestros pasos, qué viváis los momentos conscientemente y qué de nuevo os espero aquí la semana que viene. Gracias y qué tengáis un bonito fin de semana, un abrazo.
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