martes, 31 de enero de 2017

LA SOLUCIÓN DE LOS ANDARRÍOS, POR "Nazanin Amirian"

      Una pareja de andarríos vivía en una preciosa zona costera. Hacía días que la hembra sentía un fuerte dolor en el vientre, sabía que en cualquier momento se convertiría en madre. Así que llamó a su compañero y le dijo:
      -Debemos preparar un sitio seguro para nuestros hijitos.
     El macho, totalmente relajado, contestó:
      -Aquí mismo está bien. Haremos un hueco en la arena y los esconderemos allí. De esta forma, nadie se enterará de su existencia.
      -Me parece que no sabes lo que dices, contestó algo enfadada la futura mamá. Aquí, el gran peligro es el mar. Debemos encontrar un lugar seguro, lejos de aquí.
      -El mar no se atreverá a hacer daño a nuestros hijos. Es muy sabio y antes de hacer algo tan cruel, mide las consecuencias de su obra. Tú confía en mí y pon los huevos en este hueco que he escarbado.
      El tono de voz del macho transmitía tanta seguridad que la hembra aceptó y se posó sobre el hueco y depositó los huevos que había engendrado. Luego, los dos volaron en busca de comida, dejando el nido sin protección.
      Por otro lado, el mar que había escuchado el fanfarroneo y la arrogancia del macho, aprovechó la ausencia de la pareja y con sus potentes olas les arrebató los huevos.
      Al regresar y ver que los huevos habían desaparecido, la hembra descargó su furia sobre su compañero.
      -¿ Has visto cómo el mar ha osado llevarse a nuestros huevos? -Y sollozando continuó: Ahora debemos buscar la manera de recuperarlos.
      -No te preocupes, dijo el macho con el mismo tono tranquilo de siempre. Ya verás cómo el mar se verá obligado a devolvernos los huevos.
      Y con esta advertencia voló para encontrarse con los reyes y las reinas de los pájaros. Allí contó la desgracia ocurrida y advirtió:
      -Si no nos ayudáis, a partir de ahora la osadía del mar aumentará y ninguna de nuestras crías se salvará de sus ataques, y eso significaría nuestra extinción como especie.
      Los pájaros, conmovidos por las elocuentes palabras del andarríos, sugirieron acudir a la residencia de Fénix, en la cima de la montaña. Tras exponerle el caso, le hicieron entender que si no tomaba una decisión al respecto, le iban a destituir como rey de las aves.
      Fénix, con sus mágicas plumas de fuego, avisó a todos los pájaros de la comarca, formando un gran ejército de voluntarios. Luego se puso al frente de ellos, y ordenó el comienzo del vuelo hacia el mar. Éste, cuando vio que aquellos pájaros ocupaban toda la superficie del cielo, aterrado y en señal de rendición dejó de mover las olas y devolvió a la arena los queridos huevos de los andarríos.

      Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
       -Una bella muestra de solidaridad y de unión.
      -Sin duda, Majestad, contestó el anciano. Los amigos deben ayudarse en los momentos difíciles, sin abusar de la confianza y la bondad de éstos, sino les puede suceder lo que ocurrió a la tortuga.
      -¿Qué tortuga?, preguntó el joven rey.
     El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.

                                                                   ******

        Qué disfruteis de los buenos momentos de éste bonito día, gracias por estar ahí y nos vemos muy prontito. Un abrazo.

miércoles, 25 de enero de 2017

RECONOCE TU AÑADIDURA. por "Anthony de Mello"

      A Dios sólo se le encuentra por un proceso de sustracción. Sabiendo lo que no es, no añadiéndole nombres, conceptos y etiquetas, encontraremos a Dios. Dios es, y por ello es inaprensible, no lo podemos enmarcar ni clasificar porque escapa a toda objetivización. Por eso, el ser humano es también inaprensible, por que el ser es semejante a Dios. Cuantas más añadiduras le pongamos al ser, menos lo conoceremos. Hemos de dejarlas caer todas. Lo mismo con la realidad. Si yo le exijo a la realidad unas condiciones, o le pongo unas añadiduras, me alejaré de la realidad, la verdadera, y estaré siempre chocando con lo falso.

      Los místicos son los que se han abierto confiadamente a la realidad, sin preocuparse por el resultado, pues saben que sólo en la realidad habita la verdad.

      Meterse en la batalla de la vida, pero con el corazón en paz, es la única manera de vivir la realidad de la vida. Es cumplir la voluntad de Dios. Para ello, el primer paso es reconocer tu añadidura, darte cuenta de tus bloqueos y obstáculos con sinceridad.

      El segundo paso es mirar la causa, sabiendo que está fuera de la realidad. Sin culpabilizarte ni justificarte. Tú no tienes la culpa de esa programación, y cuando caes en los hábitos, no lo haces adrede. Tú eres víctima de tu propia programación. No estés descontento, irritado y molesto contigo mismo, porque eso no te va a ayudar. Y si sufres, si te afliges, no tomes tu aflicción por tu ser. Desidentifícate de ese sufrimiento.

      El yo,¿quién es?,¿soy un cuerpo? No, porque la células de mi cuerpo son renovadas continuamente y, en siete años, no queda ni una de las anteriores y, sin embargo tú sigues siendo el mismo. Yo no soy mi cuerpo, pero tampoco soy mis pensamientos, pues ellos cambian continuamente y yo no. Ni tampoco soy mis actitudes, ni mi forma de expresarme, ni de andar. Yo no puedo identificarme con lo cambiable, que no son más que las formas de mi yo, pero no soy yo.

      Yo soy el ser, lo que es. El cielo es, no cambia, las nubes sí. Lo único que puedes buscar es lo que no eres, pues en cuanto puedes objetivizarlo, ya no lo eres, sino que es una forma, una expresión de lo que realmente eres. Puedes buscar lo que no eres, y al ir apartando tus formas y añadiduras, te irás liberando de ideas equivocadas sobre ti y, detrás de todo esto, irá surgiendo tu ser.

      Así es que, el tercer paso es no identificarse con las formas que cambian, ni apegarte a ellas, ni rechazarlas, ni ponerles etiquetas, ni valorarlas dándoles una importancia que no tienen. Llamarlas por su nombre: son formas nada más, y si les das batalla, toman una importancia que, en sí, no la tienen. Cuando las mires tal como son, perderán importancia y se replegarán a su lugar. Hay que comprenderlas, entender por qué están ahí, para que no te estorben ni molesten. Entonces la importancia que les has dado hasta ahora se va, porque no es real, no existe, y descubres que no eran más que las alucinaciones del sueño de un ser dormido.

      No violentarse con nada ni para mejorarlo ni para cambiarlo. Lo que es, es, y sólo lo es por su propia causa, nada le puede dañar si está despierto.

                                                           ******

      Qué siempre llevéis con vosotros éste farolillo de luz para que nunca perdáis vuestros pasos. Siempre gracias por estar ahí, qué tengáis una muy buena semana y no olvidéis de vivir los momentos, nos vemos la semana que viene, un abrazo.

martes, 24 de enero de 2017

UN CAMELLO INGENUO. por "Nazanin Amirian"

      Érase un camello que huyó de su cruel dueño, quien le explotaba y maltrataba sin tregua. En su fuga, cogió la vía que conducía a un frondoso bosque. Allí reinaba un honesto y bondadoso león junto con sus tres aduladores sirvientes: un cuervo, un lobo y un chacal.
      Ese día, el león, durante su paseo diario, se encontró con este enorme animal jorobado; algo asustado, el león que nunca había visto un camello, le saludó y, con un tono amistoso, le preguntó:
      -¿Quién eres?, y ¿qué te trae por aquí, amigo?
      -Soy un camello, Majestad; he huido del hombre. Estoy exhausto, pues he corrido un largo camino y ahora no tengo a dónde ir. A vos, que sois el rey de la selva, os pido protección.
      -La tendrás. Mientras yo viva, estarás a salvo. Ahora acompáñame para que te enseñe una hermosa pradera donde podrás comer y pasear tranquilamente, contestó el león con aire majestuoso.
      A partir de aquel día el camello empezó a disfrutar de una vida apacible y feliz, acumulando en sus jorobas la cantidad de grasa y de agua fresca que necesitaba, sin molestar a nadie.
      Un día, el león se enfrentó en duelo al jefe de la manada de elefantes. La pelea casi le cuesta la vida al león, pues la trompa del viejo elefante era más fuerte que sus afiladas garras. Tras este suceso, el pobre león lastimado se sentó en su cueva sin poder moverse. Sus sirvientes -el cuervo, el lobo y el chacal- demasiado acostumbrados a la buena comida de la mesa real, sufrían las consecuencias de la jubilación de su rey y pasaban hambre. El león, que se había percatado de la situación, les convocó:
      -Ya veis que de momento no puedo salir a cazar y sé que vosotros lo estáis pasando mal. ¿Por qué no intentáis buscar comida por vuestra cuenta hasta que yo me recupere?
      Pero la vida cómoda les había convertido, definitivamente, en unos vagos. Un día el cuervo, muy hambriento, reunió a sus compañeros y les dijo con rabia:
      -Hay algo que no entiendo. Tanto el rey como nosotros pasamos hambre y aquí hay un camello que cada día engorda más y más.
      El lobo, a pesar de estar igual de hambriento dijo:
       -¡Es una de las ventajas de ser vegetariano!, pero bromas aparte, no podemos hacer lo que está rondando por tu cabeza, por la sencilla razón de que el camello está bajo la protección del rey. El león nunca nos dejará comérnoslo.
      -¿Que no lo hará, eh? Dejámelo a mí, dijo el cuervo con una sutil sonrisa. E inmediatamente corrió volando hacía la cueva del herido león.
      -¡Majestad! -empezó a hablar con humildad- nuestros corazones están rotos de dolor al veros así. Vos estáis decaído y pasáis hambre. Nosotros os queríamos servir una deliciosa comida, de la que estoy seguro que os devolvería la salud; esa delicia es el camello. Lo que no entendemos es por qué vos seguís manteniendo a ese inútil animal.
      El rey se enojó mucho al oír estas palabras:
      -¡Fuera de mi vista, mezquina criatura! -su voz tenía el eco de los truenos-. ¿Me estás pidiendo que rompa mi promesa real y mate a sangre fría a mi huésped?
      -No, nunca me atrevería a pediros tal cosa -contestó el cuervo-. Matarlo a sangre fría es un acto vil. Pero los sabios, desde la antigüedad, dicen que uno debe sacrificarse por el bien de su tribu; la tribu debe sacrificarse por el bien del clan; y el clan debe entregar su vida para salvar al rey. Y, en nuestro caso, es posible que el camello os ofrezca su vida por haber sido su benefactor. En tal caso, su majestad no debe rechazarlo.
      El león consideró esa idea y contestó:" Bueno, si él mismo se ofreciera, despreciarlo sería una estupidez".
      El cuervo, contento de haber podido convencer al sultán de la selva, voló hacia sus amigos para comentarles su conversación con el león, y de paso, explicarles su plan. Luego, llamó al camello, y le dijo:
      -Nosotros vamos hacer una visita al rey león para estar un rato con él. ¿Quieres acompañarnos?
       -Claro que sí, me encantaría, respondió el camello.
       -Pues escúchame bien -prosiguió el cuervo-. Las normas de la selva dictan que los animales que estamos bajo la protección real, cuando su majestad se encuentra enfermo, debemos ofrecerle nuestras vidas en su audiencia. ¡No, no te asustes! Es simplemente una manera de demostrar nuestro agradecimiento a los favores que nos ha hecho y se trata de una pura y simple costumbre formal.
      Al ingenuo camello le pareció una hermosa costumbre, y sin decir nada más siguió al cuervo.
       Una vez en el palacio real, el cuervo fue el primero en hablar:
    ¡Majestad!, nos resulta muy desagradable ser testigos impotentes de cómo cada día vos os debilitáis más y más por falta de alimento. Nosotros, vuestros humildes sirvientes, vivimos sólo para vos, y yo, personalmente, quisiera rogaros que aceptéis mi cuerpo como un regalo, para que vos podáis recuperaros.
      -¡No, Majestad!, la carne del cuervo tiene un sabor muy fuerte y puede que incluso al comerlo, os pongáis peor -exclamo el lobo-. Además, este pájaro sólo es un montón de huesos y plumas, y vos necesitáis carne, mucha carne para volver a ser como erais antes. ¡Tomadme a mí en su lugar!
      -¡No, Majestad! Este lobo está muy delgado, además, dicen las leyendas que su carne es muy indigesta y su sacrificio no contribuirá a vuestra recuperación. ¡Tomadme a mí en su lugar!, exclamó el chacal, antes de que el león pudiese contestar.
      El camello se dio cuenta de que era su turno para expresar su devoción por el león y dijo con total inocencia:
      -¡Majestad! Si la carne del chacal, ni la del lobo, ni la del cuervo os pueden ayudar en vuestra recuperación, aceptad, por favor, la mía en su lugar.
      Todavía no había terminado su frase, cuando los tres tramposos gritaron:
     -¡Sí, Majestad! la carne de camello es muy exquisita y buena para vuestra salud. -Y saltando sobre el camello, acabaron con su vida.

      Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
       -Sin duda, aquellos animales eran muy astutos y resultaba muy difícil para el camello salvarse de una conspiración. ¿Pero, qué crees que debió hacer el pobre camello?
      -Majestad, no debió menospreciar al enemigo, contestó el anciano. Tampoco debió enfrentarse directamente con ellos, ya que eran más fuertes que él. Los andarríos encontraron otra solución.
      -Y, ¿qué hicieron?, preguntó el joven rey.
     El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.

                                                         ******

      Os deseo que tengáis un muy buen día, gracias por estar ahí y mañana continuamos con el curso de autoliberacion interior, un abrazo.

miércoles, 18 de enero de 2017

EN CUANTO METES TU YO... por "Anthony de Mello"

      Santa Teresa dijo que Dios le concedió el don de desidentificarse de sí misma y poder ver las cosas desde fuera. Este es un gran don, pues el único obstáculo y raíz de todo problema es el "yo". Desidentificarse significa no afectarnos por lo que está ocurriendo, vivirlo como si le ocurriese a otro, pues en cuanto metes tu "yo" en cualquier persona, situación o cosa, prepárate a sufrir. Vivir desidentificados es vivir sin apegos, olvidado del "ego", que es el que genera egoísmo, deseo y celos, y por el cual entran todos los conflictos.
      Otra cosa que nos muestra que estamos programados es creer que cada uno está en posición de la verdad. Cada religión cree tener la verdad y ser la única, la exclusiva. ¿Por qué? Temen perderla si reconocen que puede haber verdad en cada una y en todas ellas. Si viviésemos desidentificados de nuestras creencias, no te preocuparías por lo que lleven de acertado o no. Las creencias pueden cambiar, lo importante es lo esencial que descubres dentro de ti y te lleva a ir buscando la verdad, y saber que es de todos.

      Despertarse es despertar a la realidad de que tú no eres el que crees ser. Esto es la desidentificación. Sólo puedes conseguir esto cuando seas capaz de atribuir tus tribulaciones a tu programación y no a la realidad. Cuando uno se aflige, intenta cambiar la realidad para ajustarla a su programación, pues cree que esa será la solución a su problema; pero como no lo consigue, su frustración viene a sumarse a su aflicción y el problema no se aclara.

      Si el problema viene de tu programación, no se puede cambiar la vida y a los demás, sino desprogramarte o ver, por lo menos, claramente de dónde viene el problema. Si tú cambias y te abres a la realidad, verás cómo todo cambia a tu alrededor, pues era tu mente la equivocada, y al cambiar tu mente y abrirse a la realidad, cambiará tu manera de ver y de vivir llamando a cada cosa y situación por su nombre.

      Recuerda aquello de: "En vez de alfombrar todo el mundo para que no tropieces, es más fácil que tú te calces unas zapatillas". ¿Se consigue la felicidad en esta vida? Cuando sueltes tus alucinaciones te darás cuenta de que la felicidad siempre estuvo en ti, pero se metieron la exigencias por medio, la cultura, los deseos, los medios, con sus mecanismos de defensa, y la fueron ahogando. Darnos cuenta de esto ya es dar un gran paso.

      Una persona, con tantas exigencias y problemas, no puede amar, ni encontrar la felicidad, porque ya tiene bastante con defenderse de lo que cree que le está atacando. En ese estado, lo que llamamos amor es egoísmo, amor a nuestro "ego", interés propio. Nos sentimos tan mal y con tantos miedos, que sólo podemos mirarnos a nosotros mismos, vigilándonos con recelo porque, en verdad, tampoco nos amamos.

      Amor es pura gratitud, y nosotros nos ponemos condiciones. Y si nos ponemos condiciones a nosotros mismos, ¿cómo no vamos a ponérselas a los demás? Convertimos eso que llamamos amor en un egoísmo refinado que utilizamos, para darnos placer, o evitar sensaciones desagradables, sensaciones de culpabilidad, o miedo al rechazo. Para evitar esto, comerciamos con eso que llamamos "amor". Si somos capaces de ver esto, y llamar las cosas por su propio nombre, ya es ver claro.

                                                                      ******

      Qué la luz de éste farolillo, os ayude en el día a día de vuestros momentos en la vida. Gracias por estar ahí y os deseo una muy buena semana, ¡nos vemos prontito! un abrazo.
     

martes, 17 de enero de 2017

LOS TRES PECES, por (Nazanin Amirian)

      Tres coloridos peces vivían en las tranquilas y profundas aguas de un río, donde su paz no era perturbada por ningún desalmado depredador. Pero un caluroso día, dos hombres, que no sabían cómo pasar sus ratos libres, decidieron ir a acabar con la vida de los pacíficos peces que jugueteaban en aquel río.
      Fue cuando uno de los peces oyó el ruido de los pasos de los pescadores, que colocaban la red en el agua. Los humanos, tras esperar un buen rato, inspeccionaron la red, ¡no había un sólo pez! Parecía que ningún habitante del río quería despedirse de la dulce vida. Fue cuando, frustrado y cansado de esperar, el más joven de los hombres amenazó:
      -Mañana volveremos y ya veremos como ni un solo pez se escapará.
     El primer pez, que era el más veterano, oyó estas desafiantes palabras y pensó: "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". Y al momento nadó hacia las profundidades del agua, escondiéndose en un agujero del remanso.
      El segundo pez, el sabio, también había oído al joven pescador. Al principio no tomó en serio el peligro, pero luego pensó: "Date prisa, pero despacio.Mañana será otro día". Y muy relajado, dejo para el día siguiente la búsqueda de una solución. Pero los pescadores se presentaron muy temprano, colocándose donde el pececito tenía su nido.
      Éste, algo asustado pensó:"¡Vaya! Parece que estoy atrapado. Con calma, debo buscar la manera de salir de aquí, y eso es imposible sin un buen y efectivo truco".
      Después de pensar, meditar y analizar varias ideas, por fin encontró la solución: subir a la superficie y hacerse el muerto. El pescador lo cogió y, maldiciendo su suerte, lo tiró al suelo. Luego volvió a la faena, para ver si por fin podía capturar algún pez vivo.
      El pececito, entretanto, no esperó a que llegasen las gaviotas y, sin hacer ruido, con cortos saltos se acercó a la orilla y alcanzó el vital agua del río, escondiéndose bajo los fangos, para más tarde salir a toda prisa de aquella zona peligrosa.
      El tercer pez, algo ingenuo, también se enteró de la presencia de los pescadores. Pero pensó:" No entiendo a los peces que huyen del peligro, ni a los que traman trucos para salvarse. Yo en situaciones similares siempre me he salvado sin tomar medida alguna, y hoy no va a ser una excepción".
      Por la mañana, cuando los dos hombres fueron a recoger la red, vieron al tercer pececito, que desesperado intentaba salir de aquella trampa. Saltaba de un lado para otro hasta que se le ocurrió mordisquear los hilos, pero sus dientes carecían de suficiente fuerza. Resignado y con lágrimas en sus pequeños ojos, se entregó a la muerte.

      Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
       -Ésta es una fábula que se puede aplicar a muchas cosas. Cualquiera de nosotros puede verse en estas tres situaciones.
      -Así es, Majestad, contestó el anciano. Hay que ser precavido y estar en guardia ante los peligros; en tales situaciones es muy importante tener unos consejeros sensatos, de lo contrario puede pasar lo que le sucedió al camello de la fábula.
      -¿Qué fábula es ésa?, preguntó el joven rey.
      El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia...

                                                       ******

      Os deseo que paséis un buen día, gracias por estar ahí y os mando un abrazo. "Hasta muy pronto"

sábado, 7 de enero de 2017

METODOS PARA ACABAR PARA SIEMPRE CON LA INFELICIDAD. por "Anthony de Mello".

      Darte cuenta del dolor, de la aflicción o del desasosiego que sufres y cuál es el motivo; de dónde sale, en verdad, ese sufrimiento. Si te sientes molesto, darte cuenta enseguida de ello, y de dónde nace ese malestar. (Si dices que estás molesto porque otro se comporta mal contigo, no se puede entender que tú te castigues porque otro se ha portado mal. Tiene que haber otro motivo más personal escondido. Obsérvalo).

      Darte cuenta de que el sufrimiento o las molestias se deben a tu reacción ante un hecho o una situación concreta y no a la realidad de lo que está ocurriendo. (Si vas a ir al campo y llueve, el enfado no está en la lluvia -que es la realidad-, sino en tu reacción porque se han contrariado tus planes).

      Solemos echar la culpa a la realidad y no nos queremos dar cuenta de que son nuestras reacciones programadas las que nos contrarían. Tenemos unos hábitos inculcados, como automatismo, que funcionan como una maquinita automática. A tal pregunta, tal respuesta. A tal contrariedad, tal reacción. Y funcionamos como robots. La cultura nos inculca unas leyes rígidas, cuya única razón es "que así se ha hecho siempre". Y con esta razón tan endeble somos capaces de matarnos por defender:"honor", "patria", "bandera", "raza", "familia", buenas costumbres", "orden","ideales", "buena fama" y muchas más palabras que no encierran más que ideas, sin sentido real que nos han inculcado como "cultura". Y lo mismo ocurre con las ideas religiosas.

      Lo importante es ser, y no el figurar. La verdad es que estamos tan metidos en esa programación que actuar con claridad de percepción desde esa "cultura" casi parece un milagro, y más si pretendemos reaccionar sin disgusto. Hay que despertarse antes para comprender que, lo que te hace sufrir, no es la vida, sino tus alucinaciones, y cuando consigues despertar y apartas los sueños, te encuentras cara a cara con tu libertad y con la verdad gozosa.

      Lo cierto es que el dolor existe porque rechazamos que lo único sustancial es el amor, la felicidad, el gozo. Cuando no somos capaces de encontrar el camino despejado, para ese amor -felicidad que somos, nos topamos con el dolor, que no es nada concreto ni sustancial por sí mismo, sino la ausencia de la percepción del amor -felicidad. Como la oscuridad no existe, sino que es una consecuencia de la menor percepción de la luz.

      La vida es, en sí, un puro gozo y tú eres amor -felicidad como sustancia y potencial a desarrollar. Sólo los obstáculos de la mente te impiden disfrutarlo plenamente. Son las resistencias que ponen tu programación lo que te impide ser feliz. De no tropezar con tu resistencia, ¿dónde estaría el dolor? Habría una armonía en ti, igual a la que existe en la naturaleza. Más aún, pues tú eres rey de esa naturaleza y dotado de una sensibilidad para captar la bondad, la felicidad y la belleza, que te hace creativo y capaz, ya no sólo de ser feliz, sino de dar amor y felicidad a manos llenas.

      Con sólo observar todo esto ya es dar un paso para tu despertar. Todo depende de tu reacción y ésta depende de tu programación y si eres capaz de observar esto y comprenderlo, ya tendrías bastante.

      ¡Reconoce tu añadidura!

     Toda programación y condicionamiento te llevan a ser un robot. Los hábitos sirven para cosas prácticas (capacidad de andar, de hablar un idioma, conducir un coche...), pero en ver las cosas con profundidad, en el amor y la comunicación, los hábitos son como anestesiar la creatividad, lo nuevo, y no desear vivir el riesgo del presente.

      Lo malo es que hasta la espiritualidad ha sido objeto de programación, de desfiguración, pues la espiritualidad es, como la realidad, pero todo lo valioso es susceptible de distintas interpretaciones y manipulaciones.

      Cada persona tiene una forma de reaccionar y de interpretar. Yo conozco un sacerdote que está deseando tener un cáncer para morir sufriendo...,y otros, la mayoría, se llevarían un gran disgusto al saber que tienen cáncer. Tanto una actitud como la otra no dejan de ser producto de una programación religiosa o cultural.

      Cuando una persona programada te ofende sin motivo, tan programada estás tú como él, por dejarte ofender, porque las dos reacciones son igual de absurdas e irreales. Ocurre que, cuando estás dormido, te molestan las personas que están dormidas, porque la programación de él afecta la tuya, te la recuerda, y eso es lo que más te molesta, aunque no quieras reconocerlo. Si un niño, o un mono, te hacen una mueca, si reaccionas enfadándote, señal de que eres tan niño o tan mono como ellos. Estar despierto es no dejarte afectar por nada, ni por nadie. Y eso es ser libre.

      Tú eres el que has de elegir tu propia reacción frente a las cosas, situaciones y personas, no los hábitos ni tu cultura. Si sigues programado tienes que saber ver que esa programación es el control de que se vale la sociedad para imponerte sus criterios. Estamos siendo controlados en la medida en que seguimos dormidos: por el consumismo, por la política, por el poder, por el trabajo y por el ocio. Las competiciones han pasado de ser un juego entretenido y saludable, a actos de odio. Antes se jugaba por el puro placer de jugar, ahora, con las competiciones, se contaminó el deporte con el veneno de vencer y elevarte por encima del vencido.

      Lo mejor del hombre es el amor, y no ganar un récord, humillando a los vencidos. "Yo soy mejor que tú" y por ello consigo la admiración y la fama, pero ¿en qué eres mejor que yo?, ¿en correr?, ¿en saltar?, ¿en meter la bola entre dos palos o dentro de un cesto?, y eso ¿para qué sirve?, ¿amas con ellos?, ¿te haces más persona? Lo peor de esto son las comparaciones que miden al hombre ajustándole a una medida ideal, rígida, y ponen en acercarse a ese modelo de ídolo, toda energía y todo condicionamiento, ¿para qué?, para que resplandezcan todos los valores auténticos, genuinos.

      Vivimos en una era indoctrinada. Hasta el Santo Padre, al asistir a la consagración de un grupo de cardenales, se le escapó el decir: "Estos 150 cardenales que han tenido el "honor" de ser elegidos...". ¿Es un honor ser cardenal? ¿No es más bien un servicio?

      Estamos indoctrinados y nos dejamos arrastrar por la programaciones.

      Vivir libremente, siendo dueño de ti mismo, es no dejarse llevar ni por persona ni situación alguna. Saber que nada ni nadie tiene poder sobre ti ni sobre tus decisiones. Esto es vivir mejor que un rey, y es saber oír esa sinfonía hermosa de la vida y disfrutarla.

      A veces puede haber emociones o depresiones, por trastornos físicos o psíquicos, pero eso ya no te trastorna, porque ya no te quita la capacidad de ser feliz y alegrarte con lo mucho hermoso que se produce a cada momento ante tus ojos. La depresión está ahí, tú la observas, pero ya no te identificas con ella. Es algo que está sucediendo por un motivo que conoces y, por lo tanto, está controlada. Nada puede contra ti.Ocurre fuera de tu ser.

                                                                            ******

      Feliz Año y que muchos de vuestros propósitos sino todos se hagan realidad y nunca os falte la luz para vuestro día a día. Un abrazo y gracias por estar siempre ahí. Qué paséis un bonito fin de semana, ¡Hasta muy pronto!

viernes, 6 de enero de 2017

UNA LIEBRE INTELIGENTE. por "Nazanin Amirian"

      Desde hacia algún tiempo, la felicidad había abandonado a los animales que vivían en aquella hermosa pradera, dejando en su lugar un infierno creado por el rey león, quien con sus constantes y sangrientas visitas, les amargaba la vida.
      Con el fin de liberarse del pánico y la ansiedad, un día los animales decidieron reunirse frente a la cabaña del león para proponerle una solución.
      ¡Señor!, vuestro paseo diario a nuestro territorio en busca de comida, nos ha quitado el sueño y la paz; ya que sólo el hecho de pensar que en cualquier momento vos podéis aparecer y convertirnos en vuestro bocado nos martiriza. Así que, si lo permitís, nosotros mismos, por sorteo, elegiremos al animal que se convertirá en vuestro alimento. Y para ahorraros el viaje, os lo traeremos diariamente.
      Al león le pareció bien la oferta. De esta manera, tendría más tiempo para el ocio, aumentaría su prestigio y su autoridad. A partir de ese momento, los animales, por azar, elegían a la desafortunada víctima que acabaría en las fauces del león.
      Un buen día le tocó el turno a una vieja liebre. Ella fingió aceptar su destino con calma y resignación. Mientras se dirigía a la cabaña del león, de repente dijo a los animales que le escoltaban.
      -Compañeros, si me permitís, yo iré sola y así os libero de este desagradable papel de acompañar a la víctima.
      Los compañeros de la liebre, aunque sorprendidos por tal sugerencia, se fiaron de ella y la dejaron ir. La liebre, despacito, despacito, caminó hacia la cabaña del león, y no llegó allí hasta pasado el mediodía.
      El hambriento gobernador de la jungla le dio la bienvenida con un rugido muy furioso:
       -Dónde has estado tanto tiempo? ¿estabas escondido,eh?
       La liebre no se acobardó, y con un fingido tartamudeo contestó:
       -¡Disculpad...,Majestad! No ha sido por mi culpa. Veréis: yo escoltaba a una gran liebre que le iba a servir de almuerzo, pero fuimos sorprendidas por un feroz león. Nos cerró el paso llevándose a la pobre liebre, y con un tono arrogante, dijo:"Yo soy el gobernador de esta jungla y todo lo que hay en este territorio me pertenece". Y encima,casi acaba con mi vida cuando le dije que estas praderas son el feudo exclusivo de vos, Señor. Pero el feroz león me contestó: "Dile a ese viejo rufián que si quiere recuperar a su presa, venga personalmente a llevársela, y si no se atreve, que coja sus bártulos y se marche de aquí; pues, si no lo hace se las verá conmigo".
      El león gruñó de rabia:
    -Cómo ha osado ese león desafiarme? Ven y enséñame dónde está ese usurpador. Le voy a dar una lección que no olvidará en su vida.¡Vamos!
      -¡A vuestras órdenes, Señor! -dijo humildemente la liebre. Y condujo al engreído león, que le iba siguiendo con pasos firmes hacia un profundo pozo situado en medio de la selva. Cuando llegaron al pozo, rebosante de cristalina lluvia primaveral, la liebre le enseñó el lugar.
      -Aquí está el terrible león, Señor. Mirad vos mismo. ¡Pobre de mi amiga la liebre, está allí con él! ¡Acercaos con cuidado!, le recomendó.
      El león, a la vez que rugía, se aproximó para mirar dentro del foso, se puso al lado de la liebre cuando de repente, vio al "otro león" junto con una liebre, "su deliciosa ración de comida", dentro del pozo:
      -¡Espérame, miserable animal-gritó el león-. Ahora mismo te haré pedazos para que nunca más te atrevas a arrebatarme mi comida y desafiar mi autoridad!
      Y cuando desde las profundidades del pozo oyó el eco de sus palabras, dio un potente salto hacia el interior del pozo y se precipitó dentro.

      Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
       -Eso es una fábula fantástica, pero nada de eso puede ocurrirle a un rey inteligente.
       -¡Majestad! En algunas situaciones, la prudencia aconseja no enfrentarse directamente al más fuerte. Es cuando habría que recurrir al ingenio y no a la fuerza.- Y prosiguió: Incluso los listos, sin una buena y correcta táctica, también caen en la trampa, como ocurrió al pececito de la fábula.

      -Y, ¿qué le ocurrió?, preguntó el joven monarca.
     El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.

                                                    ******

      Un feliz año nuevo tengáis y mis mejores deseos, gracias por estar de nuevo aquí y que está pequeña luz os ayude en el día a día. Mañana retomamos el curso que Anthony de Mello nos ofrece de autoliberacion interior. Un bonito día y un abrazo.