El ir contra la realidad, haciendo problemas de las cosas, es creer que "tú" importas, y lo cierto es que tú, como personaje individual, no importas nada.
Ni tú, ni tus decisiones ni acciones importan nada en el desarrollo de la vida; es la vida la que importa y ella sigue su curso. Sólo cuando comprendes esto y te acoplas a la unidad, tu vida cobra sentido. Y esto queda muy claro en el Evangelio. ¿Importaron todas las transgresiones y desobediencias para la historia de la salvación? ¿Importa si yo asesino a un hombre? ¿Importó el que asesinarán a Jesucristo? Los que lo asesinaron creían estar haciendo un acto bueno, de justicia, y lo hicieron después de mucho "discernimiento".
Jesús era portador de la luz, y por ello predicaba las cosas más raras y contrarias al judaísmo, a sus creencias e interpretaciones religiosas: Hablaba con las mujeres, comía con los ladrones y prostitutas. Pero, además, interpretaba la ley en profundidad, cargándose las reglas y sus formas. Los "sabios" y los "poderosos" tenían que cargárselo. ¿ Podía ser de otra manera? Era necesario que muriera así, asesinado y no enfermo de vejez.
Cuentan que un rey godo se emocionó al oír el relato de Jesús y dijo: "¡De estar yo allí, no se lo hubieran cargado!"
¿Lo creemos así, como ese rey godo? Dormimos.
La muerte de Jesús descubre la realidad en una sociedad que está dormida, y por ello, su muerte es la luz. Es el grito para que despertemos.
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Muy buenos días a tod@s, gracias siempre por estar ahí, os deseo un feliz día.
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