jueves, 14 de diciembre de 2017

EL HOMBRE Y EL HURÓN. por " Nazanin Amirian"

      ¿Cuántos falsos jueces nos esperan en la selva de nuestras vidas?
      -Muchos, Majestad, contestó el anciano. Pero juzgar de forma apresurada es el peor de todos los males, tanto para un monarca como para sus súbditos, como muestra la fábula del hombre y el hurón.
      ¿Qué fábula es ésa?, preguntó el joven rey.
     El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.

       Una joven pareja vivía en un precioso y tranquilo pueblecito. Un día, cuando iban a trabajar en la granja, encontraron junto al camino a un bebé envuelto en una sábana. Lo consideraron un regalo de los dioses, y decidieron cuidar de él y darle lo mejor que podían.
      Más tarde, cuando el niño creció, para entretenerlo y protegerlo trajeron a casa un bello e inteligente hurón.
      Una mañana la mujer salió de casa para bañarse en el río dejando el niño al cuidado de su marido. Nada más salir, un mensajero llamó a la puerta; venía de parte del monarca y se le ordenaba presentarse inmediatamente al castillo real, pues iba a encargarle un trabajo. El hombre no tenía elección, debía acudir a la corte. Dejo al niño con el hurón y corrió hacia el castillo.
      Mientras tanto, una venenosa serpiente salió de su nido y se acercó lentamente a la cuna del niño, quien dormía plácidamente.
      El fiel hurón no podía abandonar al pequeño, así que se echó encima de la serpiente y le clavó sus dientes, tras una larga lucha a muerte, pudo reducirla.
      Al oír la puerta, el pequeño héroe, manchado de sangre y todo desmelenado, corrió hacia su amo para demostrar su júbilo. Cuando el hombre lo vio en la puerta con aquel aspecto, exclamó llorando:
     ¿Qué has hecho maldita bestia?
     Y sin esperar a averiguar lo ocurrido, dio un golpe de bastón al pobre hurón, acabando con quien salvó la vida de su hijo.
      Luego corrió hacia el cuarto donde estaba el niño. Se encontraba tranquilamente durmiendo en la cuna. En el suelo, en un charco de sangre, yacía la serpiente. El hombre se dio cuenta del crimen que había cometido. Su corazón se encogió de dolor, pero la pena y el arrepentimiento no podían devolver la vida al fiel hurón.

      Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo y luego dijo:
       Cualquier persona que tenga un bastón en la mano debe aprender de esta fábula. La agresividad es un mal aliado del hombre.
      -Es cierto, Majestad, contestó el viejo hombre. No tener agallas para aceptar la verdad sobre sí mismo es tan malo como la agresividad. Uno puede poseer grandes ojos pero no ver la realidad, como nos enseña la fábula del cuervo y la lechuza. La mentira suena bien y por tanto recibe recompensa. Mientras que la verdad normalmente por ser dura, desacredita a quien la dice.
      -Y, ¿qué dice esa fábula?, preguntó el joven rey.
     El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.

                                                            ******

      Muy buenos días, siempre daros las gracias por estar ahí y mis deseos para que siempre tengáis una luz para no perderos en el camino. Disfrutad de los buenos momentos que el universo nos regala. Un abrazo y nos vemos muy pronto.

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