Mulá Nasrudín estaba una vez trabajando como recogedor de manzanas. Después de todo un día de trabajo agotador, su jefe -que era un avaro- se negó a pagarle el salario acordado.
-No tengo dinero para darte, pero vuelve mañana a trabajar y puedes comer todas las manzanas que quieras.
El mulá volvió al otro día y siguió cogiendo diligentemente la fruta de los árboles. A la puesta de sol, trepó al árbol más alto y empezó a comer manzanas con tal deleite que el avaro se alarmó.
-Por qué no comes de las ramas inferiores? -le gritó desde el suelo.
-Empiezo desde arriba y voy bajando poco a poco -gritó Nasrudín-. Con casi todo un huerto de manzanas para comer, debo ser sistemático.
FIN.
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Muy buenos días, Para qué empecemos muy bien el día, Uno de Nasrudín. Un abrazo para tod@s.
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