Se narra en el poema édico For Skírnis, "El viaje de Skírnis" y se hace una paráfrasis en la Edda de Snorri.
Odín tenía un gran trono, Hlidskialf, desde el que podía contemplar todos los mundos. Un día Freyr se subió a él y fue castigado por su atrevimiento. El miró hacía el norte "en el norte viven los gigantes". Allí vío a la muchacha más hermosa de todas, que tenía unos brazos brillantes. Se enamoró de ella instantáneamente, y languideció enfermo de amor; Niord, preocupado por la situación de su hijo, mandó llamar al escudero de freyr, Skirnir, y le dijo que averiguara el motivo.
Skirnir le pregunto a Freyr porqué se sentía deprimido, apelando a la amistad que los unía desde niños para que revelase su secreto. Freyr confesó su amor y le suplicó a Skirnir que la cortejase por él. El viaje era probablemente peligroso. En reconocimiento, Freyr tuvo que darle a Skirnir su espléndido caballo y uno de sus más grandes tesoros, una espada que lucharía por su propia cuenta. Skirnir cabalgó hacía la morada de los gigantes, que estaba rodeada de perros guardianes que aullaban. El pastor que estaba sentado fuera le advirtió que no intentara entrar. Skirnir porfió. Gerd, siguiendo los dictados de la hospitalidad nórdica, le invitó a hidromiel y le preguntó cuál era su encargo. Skirnir le declaró el amor que sentía Freyr, y le ofreció regalos si ella aceptaba: once manzanas de oro y un anillo que se reproducía cada nueve noches, muestra clara de la inmensa riqueza que poseía el Van a su disposición. Ella los rechazó, ya tenía suficiente oro.
Entonces Skirnir recurrió a las amenazas, que cada vez eran más ultrajantes, hasta que al final cedió, y concertó una cita para al cabo de nueve días, prometiendo entregarse a Freyr después.
Skirnir cabalgó de regreso, Freyr estaba tan impaciente por las noticias que lo estaba esperando fuera de casa, Skirnir le dio su mensaje. La respuesta de Freyr golpearía el corazón de cualquier auténtico enamorado: "Una noche es larga, dos lo son más. ¿Como podré esperar durante tres? Antes un mes pasaba más rápido que media noche de bodas".
A pesar de sus enigmas, el For Skirnis narra uno de los mitos nórdicos más transparentes. Gerd, (terreno cercado, campo) y el emparejamiento de Freyr y Gerd se ve como una expresión del matrimonio sagrado del dios de la fertilidad y la tierra cultivada. El final de esta historia es feliz.
Pero se deja al sarcástico Loki destacar las implicaciones en una típica estrofa en el Lokasenna.
"Has comprado a la hija de Ymir "Gerd" con oro: es para esto para lo que tienes tu espada.
Pero cuando los hijos de Muspell cabalguen a través de Mirkwoord, no sabrás, miserable, con qué vas a pelear".
Los hijos de Muspell formarán parte de las huestes destructoras que atacarán a los dioses al fin del mundo. Freyr combatirá para proteger a los dioses, ¿pero cómo podrá hacerlo sin la maravillosa espada a la que renunció en un momento de pasión?
Niord y Freyr son definidos como reyes sucesivos de los suecos. Freyr era muy popular, en su reinado las cosechas eran muy buenas y había una paz duradera, que los suecos atribuían a su rey. Fundó el gran templo de Upsala, utilizando para ello todo el dinero recaudado en concepto de impuestos y tributos.
Freyr cayó enfermo, y como la enfermedad avanzaba, sus hombres reflexionaron sobre qué conducta seguir. Dejaron que se le acercase poca gente y construyeron un gran túmulo al que pusieron una puerta y tres ventanas. Cuando Freyr murió, llevaron en secreto su cuerpo al túmulo y le dijeron a los suecos que estaba todavía vivo. Allí lo guardaron durante tres días. Todo el dinero de los impuestos lo utilizaron para el túmulo, el oro para una ventana, la plata para la segunda, y las monedas de bronce para la tercera. El periodo de paz y fertilidad continuó.
Cuando los suecos se dieron cuenta de que Freyr estaba muerto y que, sin embargo, la paz y las buenas cosechas continuaban, concluyeron que sería así mientras Freyr permaneciese en Suecia, por lo que se negaron que lo incineraran. Le llamaron veraldargoo, " el dios de las cosas mundanas", y desde entonces le hacían sacrificios para mantener la paz y las buenas cosechas.
Es cierto que hay elementos en esta historia-la riqueza, la fertilidad- que son características de las aventuras del dios Freyr, pero, de hecho, es una exaltación de la realeza e, igualmente, de la divinidad. Después de todo, el nombre de Freyr era originariamente un sustantivo que significaba "señor" usada tanto para reyes terrenales como celestiales. Parece por los cuentos medievales tardíos que los primeros reyes escandinavos eran reverenciados en proporción a su capacidad para traer a sus pueblos las bendiciones de la paz y prosperidad, para asegurar estaciones propicias para las cosechas y el ganado. Según algunos relatos legendarios, a los reyes que fracasaban en ello, se les mataba.
Las fuentes de lo que aquí expongo,provienen del libro de R.I.PAGE." EL PASADO LEGENDARIO".
lunes, 26 de octubre de 2015
lunes, 19 de octubre de 2015
ASES, VANES Y ALGUNOS REYES.
Siguiendo con los mitos nórdico, nos encontramos con que hay dos grupos de dioses. Los Ases y los Vanes. El innovador estudioso de las religiones comparadas Georges Dumézil aduce que la distinción entre Ases y Vanes es una distinción antigua que se encuentra en las religiones de otros pueblos indoeuropeos. Los Vanes -cree Georges Dumézil- eran originariamente dioses de status inferior, aceptados en el grupo superior sólo tras un periodo de algunos conflictos. Esto está ciertamente reflejado en la relación entre los dos tipos de dioses, como se observa en el Heimskringla, aunque en ella se ha convertido en una lucha entre pueblos vecinos.
Odín cogió un arma para atacar a los Vanes. Ellos hicieron una valiente defensa de su país, y cada bando se turnó en la obtención de la victoria. Cada uno saqueó la tierra del otro, causando mucho daño. Y cuando los dos pueblos tuvieron su parte de destrozos, organizaron una conferencia, hicieron una tregua, y se intercambiaron rehenes.
Los Vanes dieron sus hombres más distinguidos, el rico Niord y su hijo Freyr. En compensación, los Ases dieron a un hombre llamado Hoenir, diciendo que era un hombre muy indicado para ejercer la autoridad. Era un hombre grande, muy hermoso. Con él los Ases enviaron a Mimir, un hombre muy sabio, y en compensación los Vanes les dieron al más inteligente de ellos. Se llamaba Kvasir.
Cuando Hoenir fue a Vanalandia, al momento se le dio autoridad, Mimir le enseñaba todo lo que debía decir. Y cuando Hoenir tenía que asistir a las asambleas y reuniones legales sin tener cerca a Mimir, y se encontraba con algún caso difícil, siempre daba la misma respuesta "Dejemos que decida algún otro",decía. Después los Vanes empezaron a sospechar que los Ases los habían engañado en el acuerdo sobre los rehenes. Ellos cogieron a Mimir, le cortaron la cabeza y se la enviaron a los Ases.Odín la recogió, la untó con hiervas para que no se pudriese, y cantó ensalmos sobre ella. Esto le dio tal poder que la cabeza le hablaba, contándole muchos secretos ocultos.
Odín estableció como sacerdotes sacrificadores a Niord y Freyr, y ellos eran los directores del culto de los Ases. La hija de Niord era Freyia. Ella era una sacerdotisa sacrificadora. Fue la primera en enseñarle a los Ases la practica llamada seior (mágica) que era usual entre los Vanes. Cuando Niord vivió entre los Vanes, estuvo emparejado con su propia hermana, ya que esto era legal entre ellos. Sus hijos eran Freyr y Freyia. Pero entre los Ases estaba prohibido emparejarse con este grado de parentesco.
Gran parte de esta leyenda está confirmada por alusiones de los poemas édicos. En el poema Valprúonismál se pregunta: ¿De dónde proviene Niord que vive entre los hijos de los Ases? Controla cientos de santuarios, aunque no nació entre los Ases. La respuesta que se da es:"Los sabios poderes lo crearon en la tierra de los Vanes, y se lo dieron a los dioses como rehén. Cuando sea el fin del mundo, regresará para vivir de nuevo entre los sabios Vanes".
La práctica de seior, por ejemplo era útil pero podía ser peligrosa. Era una forma de magia que daba poder a los que la practicaban, tanto para dañar a otros como para adquirir conocimientos esotéricos. Snorri dice que Odín la conocía, presumiblemente se la habría enseñado Freyia:
Odín tenía esa habilidad- de hecho,él mismo la practicaba- que traía consigo gran poder. Se llamaba seior. Usándola se podían conocer los hados de los destinos y acontecimientos futuros. Podía traer muerte, mala suerte o enfermedades a los hombres, o tomar la inteligencia o la fuerza de uno y transferírsela a otro. Pero esta brujería, cuando se llevaba a cabo, conllevaba tal afeminamiento que se consideraba vergonzoso para un hombre tener algo que ver con ella. Así pues, su practica se enseñaba a las sacerdotisas.
En general, no obstante, los Vanes trajeron beneficios a la humanidad. Dumézil los ve como "Dadores de salud, juventud, fecundidad y felicidad". Habla de divinidades gemelas, y podemos pensar en Freyr y Freyia como gemelos (de la misma forma que como pareja). Niord también tendría una hermana (y compañera) gemela, cuya pista quizá puede ser rastreada, aunque no precisamente en la mitología nórdica.
Tácito, historiador romano del siglo I, informó acerca de una diosa adorada por las tríbus germánicas del Mar de Norte. Se llamaba Nertho (un correlato exacto del nombre Niord) que Tácito interpretaba como la "Madre Tierra" Traía paz y fertilidad a sus devotos. En las fuentes nórdicas, Niord es un dios de la riqueza, de las tierras fértiles, de las empresas mercantiles y de las pesquerías.
Freyr es dios del tiempo favorable y, por tanto, de las cosechas, de la paz y de la prosperidad,y su correspondiente estatua viril en el gran templo de Upsala se invocaba para que los matrimonios fuesen fértiles. Freyia "es muy aficionada a la poesía amorosa. Es bueno orarle a ella para asuntos del corazón"
Debido a la gran importancia de tales asuntos para la vida cotidiana en la Edad Media, sin duda hubo muchos mitos de estos dioses Vanes, pero sorprendentemente nos han llegado muy pocos. De algunos tenemos alusiones. Por ejemplo, Freyia se casó con un dios poco conocido llamado Od, que se marchó de viaje dejando a Freyia llorando. Después ella salió en su busca,tomando una variedad de nombres extraños. Probablemente había historias de sus aventuras, pero sólo sobrevivieron unas pocas alusiones en Snorri y en los poetas.
Cuando Freyia lloraba por Od, sus lágrimas se convertían en oro, por lo que en el grupo de kenningar para oro están " el llanto de Freyia" "el deshielo de los párpados de Freyia"
La semana que viene os contare la pasión de Freyr por una giganta, Gerd, una historia de amor adecuada para un dios de la fertilidad y del deseo carnal.
Odín cogió un arma para atacar a los Vanes. Ellos hicieron una valiente defensa de su país, y cada bando se turnó en la obtención de la victoria. Cada uno saqueó la tierra del otro, causando mucho daño. Y cuando los dos pueblos tuvieron su parte de destrozos, organizaron una conferencia, hicieron una tregua, y se intercambiaron rehenes.
Los Vanes dieron sus hombres más distinguidos, el rico Niord y su hijo Freyr. En compensación, los Ases dieron a un hombre llamado Hoenir, diciendo que era un hombre muy indicado para ejercer la autoridad. Era un hombre grande, muy hermoso. Con él los Ases enviaron a Mimir, un hombre muy sabio, y en compensación los Vanes les dieron al más inteligente de ellos. Se llamaba Kvasir.
Cuando Hoenir fue a Vanalandia, al momento se le dio autoridad, Mimir le enseñaba todo lo que debía decir. Y cuando Hoenir tenía que asistir a las asambleas y reuniones legales sin tener cerca a Mimir, y se encontraba con algún caso difícil, siempre daba la misma respuesta "Dejemos que decida algún otro",decía. Después los Vanes empezaron a sospechar que los Ases los habían engañado en el acuerdo sobre los rehenes. Ellos cogieron a Mimir, le cortaron la cabeza y se la enviaron a los Ases.Odín la recogió, la untó con hiervas para que no se pudriese, y cantó ensalmos sobre ella. Esto le dio tal poder que la cabeza le hablaba, contándole muchos secretos ocultos.
Odín estableció como sacerdotes sacrificadores a Niord y Freyr, y ellos eran los directores del culto de los Ases. La hija de Niord era Freyia. Ella era una sacerdotisa sacrificadora. Fue la primera en enseñarle a los Ases la practica llamada seior (mágica) que era usual entre los Vanes. Cuando Niord vivió entre los Vanes, estuvo emparejado con su propia hermana, ya que esto era legal entre ellos. Sus hijos eran Freyr y Freyia. Pero entre los Ases estaba prohibido emparejarse con este grado de parentesco.
Gran parte de esta leyenda está confirmada por alusiones de los poemas édicos. En el poema Valprúonismál se pregunta: ¿De dónde proviene Niord que vive entre los hijos de los Ases? Controla cientos de santuarios, aunque no nació entre los Ases. La respuesta que se da es:"Los sabios poderes lo crearon en la tierra de los Vanes, y se lo dieron a los dioses como rehén. Cuando sea el fin del mundo, regresará para vivir de nuevo entre los sabios Vanes".
La práctica de seior, por ejemplo era útil pero podía ser peligrosa. Era una forma de magia que daba poder a los que la practicaban, tanto para dañar a otros como para adquirir conocimientos esotéricos. Snorri dice que Odín la conocía, presumiblemente se la habría enseñado Freyia:
Odín tenía esa habilidad- de hecho,él mismo la practicaba- que traía consigo gran poder. Se llamaba seior. Usándola se podían conocer los hados de los destinos y acontecimientos futuros. Podía traer muerte, mala suerte o enfermedades a los hombres, o tomar la inteligencia o la fuerza de uno y transferírsela a otro. Pero esta brujería, cuando se llevaba a cabo, conllevaba tal afeminamiento que se consideraba vergonzoso para un hombre tener algo que ver con ella. Así pues, su practica se enseñaba a las sacerdotisas.
En general, no obstante, los Vanes trajeron beneficios a la humanidad. Dumézil los ve como "Dadores de salud, juventud, fecundidad y felicidad". Habla de divinidades gemelas, y podemos pensar en Freyr y Freyia como gemelos (de la misma forma que como pareja). Niord también tendría una hermana (y compañera) gemela, cuya pista quizá puede ser rastreada, aunque no precisamente en la mitología nórdica.
Tácito, historiador romano del siglo I, informó acerca de una diosa adorada por las tríbus germánicas del Mar de Norte. Se llamaba Nertho (un correlato exacto del nombre Niord) que Tácito interpretaba como la "Madre Tierra" Traía paz y fertilidad a sus devotos. En las fuentes nórdicas, Niord es un dios de la riqueza, de las tierras fértiles, de las empresas mercantiles y de las pesquerías.
Freyr es dios del tiempo favorable y, por tanto, de las cosechas, de la paz y de la prosperidad,y su correspondiente estatua viril en el gran templo de Upsala se invocaba para que los matrimonios fuesen fértiles. Freyia "es muy aficionada a la poesía amorosa. Es bueno orarle a ella para asuntos del corazón"
Debido a la gran importancia de tales asuntos para la vida cotidiana en la Edad Media, sin duda hubo muchos mitos de estos dioses Vanes, pero sorprendentemente nos han llegado muy pocos. De algunos tenemos alusiones. Por ejemplo, Freyia se casó con un dios poco conocido llamado Od, que se marchó de viaje dejando a Freyia llorando. Después ella salió en su busca,tomando una variedad de nombres extraños. Probablemente había historias de sus aventuras, pero sólo sobrevivieron unas pocas alusiones en Snorri y en los poetas.
Cuando Freyia lloraba por Od, sus lágrimas se convertían en oro, por lo que en el grupo de kenningar para oro están " el llanto de Freyia" "el deshielo de los párpados de Freyia"
La semana que viene os contare la pasión de Freyr por una giganta, Gerd, una historia de amor adecuada para un dios de la fertilidad y del deseo carnal.
jueves, 1 de octubre de 2015
REY HERLA .
El cuento del rey Herla es uno de los relatos más antiguos que existen. Trata sobre una visita al país de las Hadas y la extraña rapidez con que pasa el tiempo en aquel reino encantado.
El Rey Herla fue un conocido y poderoso rey de los antiguos britanos. Un día, estando de cacería, se le acercó un extraño personaje montado en una cabra. Usaba una piel de ciervo moteada y su tamaño era inferior a la mitad de un hombre, con piernas peludas terminadas en pezuñas de cabra, cabeza grande y larga y espesa barba pelirroja. No era bello pero hablaba educadamente y se comportaba como un rey.
¡ Salve, Rey Herla ! Soy el Señor de vastos reinos y numerosos súbditos, me complace traeros un mensaje de amor y hermandad de todos ellos, ya que vuestras virtudes os han elevado por encima de todos los reyes convirtiéndoos en el mejor de todos los que rigen los destinos de este mundo superior.
Tengo intención de haceros el honor de asistir, como invitado, a vuestra boda el año próximo. Os casaréis muy pronto, vos todavía no lo sabéis, pero nosotros sí. Los embajadores del Rey de Francia ya están en camino para ofreceros la mano de su bella hija y mañana llegarán.Asistiré a vuestra boda y, exactamente un año después de ella, vos asistiréis a la mía. ¡Hasta dentro de un año!- y diciendo esto se dio la vuelta y desapareció veloz como un tigre.
Al día siguiente, tal como dijo, llegó el embajador del Rey de Francia y le ofreció al Rey Herla la mano de su hija, la maravilla de occidente por su belleza y bondad. Quedó fijado el compromiso y, justo al cabo de un año, llegó la novia y la pareja celebró la boda con gran alegría y felicidad.
Mientras se sentaban a la mesa, antes de que comenzara el banquete, el Rey de los Pigmeos se presentó repentinamente con un numeroso séquito, eran tantos, que ocuparon todas las sillas de la mesa e invadieron el gran salón, mientras que otros muchos permanecían en el patio, en tiendas de seda que habían levantado en un abrir y cerrar de ojos.
Sirvientes alegremente vestidos salían diligentes de la tiendas, con espléndidos vinos y unos manjares tan exquisitos que ningún hombre había probado nunca nada semejante.
La Princesa de Francia y los invitados nunca en su vida habían estado tan bien atendidos. Los pigmeos estaban en todos los sitios donde eran necesarios y en ninguno donde no hicieran falta. Trajeron músicos que tocaban las melodías más dulces y espléndidos regalos que apilaron frente a la novia. Todo el mundo los alababa y decía que nunca había visto nada comparable. La alacenas del Rey Herla no se tocaron, ya que todo había sido proporcionado por los pigmeos. Al final, cuando ya todos estuvieron saciados, el Rey Pigmeo dijo al Rey Herla: Majestad he cumplido mi promesa. Si deseáis algo más, pedidlo y será vuestro. Yo sólo os pido que dentro de un año estéis preparado para honrar mi boda con vuestra presencia, como yo he honrado la vuestra.
Dicho esto, se retiraron rápidamente a sus tiendas y,a la mañana siguiente, antes del canto del gallo, ya se habían marchado.
El Rey Herla no olvidó su promesa. Durante todo aquel año reunió los más dignos presentes para tan noble amigo. Y el día señalado, el Rey Pigmeo apareció con su séquito, y Herla y sus caballeros partieron con él, cargados de regalos. No habían llegado muy lejos cuando se encontraron frente a un acantilado. De pronto apareció una abertura y penetraron en una cueva profunda y oscura alumbrados por antorchas. Galoparon hasta salir a una verde pradera y se hallaron frente a un enorme castillo.
El Rey de las Hadas dio la bienvenida al Rey Herla con amables palabras y lo condujo a un espléndido palacio. Allí se estaba celebrando la boda con una alegre fiesta que duró tres días con sus noches. Al fin, el Rey de las Hadas intercambió regalos con el Rey Herla, e hizo que fueran conducidos nuevamente hasta la oscura cueva. Antes de dejarlos, el guía que los acompañaba le dio al Rey Herla un perrito, lo bastante pequeño como para que pudiera sentarse delante de él en la silla de montar, y les dijo:- El Rey mi Señor, me manda deciros que ninguno de vosotros desmontéis hasta que este perro salte de la silla.
Dicho esto, les dejó, y el grupo de jinetes penetró por la abertura que se cerró detrás de ellos.
Galoparon hasta que vieron a un labrador que estaba trabajando. El Rey Herla lo llamó y le pidió noticias de su reina, llamándola por su nombre. El labrador permaneció un momento pensativo y dijo al fin: Señor, me cuesta entenderos, ya que habláis la antigua lengua galesa y yo soy sajón, descendientes de aquellos que conquistaron esta tierra dos siglos atrás. De la reina por la que me preguntáis, sólo puedo deciros que oí una vez ese nombre, y sé que era esposa de un rey llamado Herla que gobernó el país hace ya mucho tiempo. La gente dice que entró en una cueva de ese alto acantilado muchos años atrás, y desde entonces nunca más se ha sabido nada de él.
Al oír al campesino, algunos caballeros cayeron al suelo y, ni bien tocaron tierra, el peso de los años cayó sobre ellos convirtiéndolos en polvo.
Herla ordenó al resto de su séquito que no desmontara y continuaron su camino.
Algunas veces la gente los ve galopar furiosamente por la región, esperando a que el pequeño perro salte, pero éste nunca ha abandonado la silla de montar y se dice que no la abandonará hasta el día del juicio final. FIN.
Un buen fin de semana para todos/as. Nos vemos prontito.
El Rey Herla fue un conocido y poderoso rey de los antiguos britanos. Un día, estando de cacería, se le acercó un extraño personaje montado en una cabra. Usaba una piel de ciervo moteada y su tamaño era inferior a la mitad de un hombre, con piernas peludas terminadas en pezuñas de cabra, cabeza grande y larga y espesa barba pelirroja. No era bello pero hablaba educadamente y se comportaba como un rey.
¡ Salve, Rey Herla ! Soy el Señor de vastos reinos y numerosos súbditos, me complace traeros un mensaje de amor y hermandad de todos ellos, ya que vuestras virtudes os han elevado por encima de todos los reyes convirtiéndoos en el mejor de todos los que rigen los destinos de este mundo superior.
Tengo intención de haceros el honor de asistir, como invitado, a vuestra boda el año próximo. Os casaréis muy pronto, vos todavía no lo sabéis, pero nosotros sí. Los embajadores del Rey de Francia ya están en camino para ofreceros la mano de su bella hija y mañana llegarán.Asistiré a vuestra boda y, exactamente un año después de ella, vos asistiréis a la mía. ¡Hasta dentro de un año!- y diciendo esto se dio la vuelta y desapareció veloz como un tigre.
Al día siguiente, tal como dijo, llegó el embajador del Rey de Francia y le ofreció al Rey Herla la mano de su hija, la maravilla de occidente por su belleza y bondad. Quedó fijado el compromiso y, justo al cabo de un año, llegó la novia y la pareja celebró la boda con gran alegría y felicidad.
Mientras se sentaban a la mesa, antes de que comenzara el banquete, el Rey de los Pigmeos se presentó repentinamente con un numeroso séquito, eran tantos, que ocuparon todas las sillas de la mesa e invadieron el gran salón, mientras que otros muchos permanecían en el patio, en tiendas de seda que habían levantado en un abrir y cerrar de ojos.
Sirvientes alegremente vestidos salían diligentes de la tiendas, con espléndidos vinos y unos manjares tan exquisitos que ningún hombre había probado nunca nada semejante.
La Princesa de Francia y los invitados nunca en su vida habían estado tan bien atendidos. Los pigmeos estaban en todos los sitios donde eran necesarios y en ninguno donde no hicieran falta. Trajeron músicos que tocaban las melodías más dulces y espléndidos regalos que apilaron frente a la novia. Todo el mundo los alababa y decía que nunca había visto nada comparable. La alacenas del Rey Herla no se tocaron, ya que todo había sido proporcionado por los pigmeos. Al final, cuando ya todos estuvieron saciados, el Rey Pigmeo dijo al Rey Herla: Majestad he cumplido mi promesa. Si deseáis algo más, pedidlo y será vuestro. Yo sólo os pido que dentro de un año estéis preparado para honrar mi boda con vuestra presencia, como yo he honrado la vuestra.
Dicho esto, se retiraron rápidamente a sus tiendas y,a la mañana siguiente, antes del canto del gallo, ya se habían marchado.
El Rey Herla no olvidó su promesa. Durante todo aquel año reunió los más dignos presentes para tan noble amigo. Y el día señalado, el Rey Pigmeo apareció con su séquito, y Herla y sus caballeros partieron con él, cargados de regalos. No habían llegado muy lejos cuando se encontraron frente a un acantilado. De pronto apareció una abertura y penetraron en una cueva profunda y oscura alumbrados por antorchas. Galoparon hasta salir a una verde pradera y se hallaron frente a un enorme castillo.
El Rey de las Hadas dio la bienvenida al Rey Herla con amables palabras y lo condujo a un espléndido palacio. Allí se estaba celebrando la boda con una alegre fiesta que duró tres días con sus noches. Al fin, el Rey de las Hadas intercambió regalos con el Rey Herla, e hizo que fueran conducidos nuevamente hasta la oscura cueva. Antes de dejarlos, el guía que los acompañaba le dio al Rey Herla un perrito, lo bastante pequeño como para que pudiera sentarse delante de él en la silla de montar, y les dijo:- El Rey mi Señor, me manda deciros que ninguno de vosotros desmontéis hasta que este perro salte de la silla.
Dicho esto, les dejó, y el grupo de jinetes penetró por la abertura que se cerró detrás de ellos.
Galoparon hasta que vieron a un labrador que estaba trabajando. El Rey Herla lo llamó y le pidió noticias de su reina, llamándola por su nombre. El labrador permaneció un momento pensativo y dijo al fin: Señor, me cuesta entenderos, ya que habláis la antigua lengua galesa y yo soy sajón, descendientes de aquellos que conquistaron esta tierra dos siglos atrás. De la reina por la que me preguntáis, sólo puedo deciros que oí una vez ese nombre, y sé que era esposa de un rey llamado Herla que gobernó el país hace ya mucho tiempo. La gente dice que entró en una cueva de ese alto acantilado muchos años atrás, y desde entonces nunca más se ha sabido nada de él.
Al oír al campesino, algunos caballeros cayeron al suelo y, ni bien tocaron tierra, el peso de los años cayó sobre ellos convirtiéndolos en polvo.
Herla ordenó al resto de su séquito que no desmontara y continuaron su camino.
Algunas veces la gente los ve galopar furiosamente por la región, esperando a que el pequeño perro salte, pero éste nunca ha abandonado la silla de montar y se dice que no la abandonará hasta el día del juicio final. FIN.
Un buen fin de semana para todos/as. Nos vemos prontito.
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