PARA OIR LA VERDAD
TIENES QUE ESCUCHAR HONESTAMENTE
Rut se encontró con Jacob después del trabajo. Iban juntos a casa. En el cielo, una cadena montañosa de nubes exhibía sus tonos rojizos en la distancia.
-Jacob, Jonás se está haciendo mayor, y es más sabio de lo que le correspondería por su edad -dijo Rut.
-Oh, que tengamos el carácter para conocer nuestra sabiduría -dijo Jacob en broma.
-La voz de Jonás incluso empieza a sonar como la tuya -dijo Rut.
-¿Sus silencios también? -preguntó Jacob sonriendo.
-¿Tu voz suena como la de tu padre? -preguntó Rut.
-En algún momento de la vida, cualquier hombre que se escuche a sí mismo escucha a su padre.
-¿ Y qué pasa con aquellos que no conocieron a su padre?
-En algún momento de nuestras vidas sonamos extraños hasta para nosotros mismos.
Rut se cogió del brazo de Jacob.
-Creo que Jonás tuvo suerte de tenerte como padre.
Jacob se detuvo, miró al cielo, que se había oscurecido, y se puso a hablar y a forcejear con las palabras, inseguro ante la profundidad emocional de éstas a medida que surgían en él.
-¿ De verdad crees que me ve como a...?
Rut puso un dedo en los labios de Jacob y, dulcemente, le dijo:
-Es mejor tener sentimientos sin palabras que palabras sin sentimientos.
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De nuevo una luz para no perdernos por el sendero de la vida, que disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala y paséis un buen fin de semana. Un abrazo y nos vemos pronto.
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