viernes, 8 de marzo de 2019

LA ESCALERA DE JACOB, por "Noah Ben Shea"

                                                    EL DISTANCIARSE
                                                 NOS BRINDA A VECES
                                             UNA PERSPECTIVA MÁS CLARA

Durante varios días, una mujer bastante mayor había estado yendo todas las mañanas por la panadería. Se pasaba las horas aferrada a una taza de té y mirando a través de una rendija en la entrada que separaba a los clientes de la panadería en sí misma. Samuel había sido paciente con ella. Si en algún momento pasaba por su lado y le rozaba, la mujer volvía rápidamente a su labor con un pequeño trozo de tapiz que tenía en el regazo.
     Al fin, una tarde, inadvertidamente, la mujer se dispuso a marcharse. Al verla, la curiosidad de Samuel se convirtió en un picor que exigía rascarse, y llamó la atención de la mujer.
   
      -¿Se va a ir sin hablar con él? -le preguntó.
      -¿Con quién? -preguntó a su vez la mujer.
     -Con Jacob -dijo Samuel confirmando lo que ya sabía.
      -¿Cómo lo sabe? -preguntó la mujer.
      Porque, ¿quién iba a venir a la panadería para comprar pan? -se quejó Samuel.
      -Quizás no deba molestarle con mis preguntas.
      -No se preocupe -dijo Samuel-. Sus propias preguntas le inquietan mucho antes de que las nuestras le hayan rozado siquiera...Eso dice Jacob -admitió el dueño de la panadería.
     -Venga -dijo Samuel, y la llevó hasta Jacob, que estaba de espaldas a ellos, inclinado sobre la mesa del pan-.
      Jacob, una persona ha venido a verte.
Sin esperar respuesta, Samuel palmeó la mano de la mujer y se fue.
      -Al fin -dijo Jacob volviéndose hacia la mujer-.
Al fin mi maestra ha venido a verme.
La mujer le miró confusa.
Jacob miró el trozo de tapiz que llevaba en las manos.
La mujer se aferraba a lo que le resultaba familiar.
    -  Hubo un gran maestro que nos dijo que la vida era como un tapiz -dijo Jacob.
La mujer abrió los ojos con atención.
     -Me he estado preguntando sobre esto durante mucho tiempo -continuó Jacob- y de pronto, al verla a usted en los últimos días, me di cuenta de que, desde muy atrás, venimos trabajando sobre un tapiz. Que trabajas en él sin ver el modelo al completo. Que todo lo que ves son los puntos de colores que corren en paralelo o en ángulo entre ellos.. Que, realmente, es como la vida: un día se cose al siguiente. Pero no podemos ver las implicaciones de cada puntada en el tiempo. Y así,trabajamos a ciegas. El patrón que se requiere en la vida es el valor. El valor y la fe.
      La mujer miró a Jacob como si hubiera dejado abiertas en unos pocos centímetros las ventanas de su vida, y él, de alguna forma, hubiese visto la desnuda e evidente tristeza de sus habitaciones.
      -Me siento abrumada -dijo hablando claro-. Parece que nunca encuentra una el momento, el simple instante que se precisa para tomar distancia, retroceder, y echar un vistazo a su vida.
      -Pero si para eso creó Dios el tiempo muerto -dijo Jacob.
      -¿El tiempo muerto?
      -Sí -insistió Jacob-. Es la primera ley del tiempo.
El Sabbath. El Sabbath es un tiempo muerto santificado espiritualmente. El Sabbath es el concepto a través del cual el tiempo mira la hora en su reloj. El Sabbath nos brinda una perspectiva, incluso del tiempo. Nos da la oportunidad de ver que nuestra obra en la vida es también una obra de arte. Uno de cada siete días nos hemos de echar para atrás y darle la vuelta al tapiz.
      -¿Y qué veremos entonces? -preguntó la mujer.
      -Veremos que la vida tiene dos lados -respondió Jacob -, Que existen grandes patrones con pequeños puntos. Por extraño que parezca, al echarnos para atrás en la vida podemos conseguir una visión más cercana, más clara.
      -Quizás tenga razón, Jacob -dijo la mujer con un suspiro lento-, pero es muy difícil.
      -Nos convertimos en nuestras costumbres -dijo Jacob-. Es difícil hacer una pausa porque no estamos acostumbrados a ello. Y cuando lo hacemos, nos damos cuenta de que la vida se nos escapa, que no estamos siendo responsables, que no estamos participando plenamente en nuestras alegrías. No obstante, existe cierta paz en esa pausa, y sólo los que la hacen pueden comenzar de nuevo.
      -La paz - dijo la mujer como si mirara una isla distante que guardara un encanto de ensueño -. Hay veces en que la paz tarda mucho en venir.
      -Sí -dijo Jacob-, pero aún en la paz más breve está su propia bendición. Y si una bendición no nos trae la paz, es que no es una bendición.

                                                          ******

Una luz para que no nos perdamos en nuestro camino de la vida, disfrutad de los buenos momentos que el universo nos regala, gracias siempre por estar ahí os mando un abrazo y....nos vemos pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario