lunes, 31 de diciembre de 2018

LA ESCALERA DE JACOB, por " Noah Ben Shea"

                                               LA CASUALIDAD ES EL MANTO
                                                   DE LA HUMILDAD DE DIOS


En el exterior de la panadería, la tormenta de la noche anterior había dejado una estela de calma. La fría y brillante luz de principios de la primavera inundaba el aire. Dentro, Jacob iba hasta la parte frontal de la panadería llevando en sus brazos unas largas hogazas de pan como si se tratara de una gavilla de trigo.
   Samuel cogió la carga de Jacob y puso las hogazas en un cesto.
    -Jacob, el líder espiritual del pueblo de al lado tuvo que pasar la noche con nosotros a causa del mal tiempo. Es un hombre de Dios respetado, y estaba deseando verte.
     -Pues, mira. Estoy aquí -dijo Jacob echándose un vistazo de la cabeza a los pies.
     -No lo entiendes -dijo Samuel, preocupado por la actitud informal de Jacob-. Ha cambiado sus planes para conocerte.
     -Mi madre solía decir, "Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes" -dijo Jacob.
     -Escucha, Jacob, te voy a dejar que utilices el rincón de la panadería donde me siento para hacer mis papeleos. Allí os molestaremos menos. Yo te lo traeré -dijo Samuel, y después llevó al inseguro Jacob hasta una silla y se fue.
 Jacob observó a Samuel mientras se iba, y esperó.
      -¿Jacob?
El hombre que estaba detrás de la voz iba vestido totalmente de negro, y extendía la mano para saludarle.
Jacob se puso de pie y estrechó su mano, y después los dos hombres se sentaron y guardaron silencio por unos instantes. Por fin, el visitante dijo:
      -Jacob, usted hace que me sienta...cómodo.
      -Somos nosotros mismos normalmente los que nos hacemos sentirnos cómodos o incómodos -dijo Jacob en voz baja.
      -Jacob, toda mi vida he estado siguiendo y sirviendo en lo espiritual -afirmó el hombre en un tono de confesión-. Desde que era niño se me señaló para esta vida. Pero algo ha cambiado y siento que, o bien yo he abandonado a Dios, o Dios me ha abandonado a mí.
      -Y le gustaría que yo le ayudará a encontrar a Dios, o que ayudara a Dios a encontrarle a usted -dijo Jacob aparentando seriedad.
      El hombre rió.
      -Estupendo -dijo Jacob.
      -Yo me río y usted dice, "Estupendo". ¿Por qué? -preguntó el hombre.
      -Porque, muy a menudo, las personas que intentan encontrar a Dios comienzan por perder el sentido del humor.
      -Jacob, ¿puede ver usted a Dios incluso aquí?
preguntó moviendo las manos por detrás de él, señalando la panadería.
      -Hubo un gran maestro que nos recordó que Dios se esconde en lo manifiesto y se manifiesta en lo oculto -dijo Jacob.
      -¿Y la tormenta, y el venir a visitarle? -preguntó el hombre-. ¿Ve usted a Dios en eso? ¿O es sólo una casualidad?
      -Hubo otro gran maestro que nos recordó que la casualidad es la forma que tiene Dios de seguir en el anonimato -dijo Jacob.
      -Pero yo quiero saber lo que piensa usted, Jacob -dijo el hombre-. ¿Qué es lo que usted piensa?
      -Yo creo que somos un reflejo de Dios -dijo Jacob tirando de su barba-. Aun cuando los demás puedan ver el mundo a su alrededor y no ver más que casualidades, yo veo el mundo y veo la casualidad como el manto de la humildad de Dios.
      -Pero, ¿qué haría usted si Dios le hubiera abandonado? -preguntó el hombre con sumo cuidado.
      -Pues intentaría recordar que es mi propia visión, y no Dios, la que me ha dejado -dijo Jacob.
El hombre sacudió la cabeza.
      -Jacob, ¿está usted siempre envuelto en el manto de la humildad de Dios?
      -Oh, no -dijo Jacob sonriendo-. Hasta Dios se quita a veces el manto.
      -Y, cuando presenciamos la mano de Dios en una casualidad,, ¿le llama usted a eso un milagro?
      -Hace tiempo que me di cuenta de que lo que hace un milagro es nuestro deseo de ver uno -dijo Jacob.
    El hombre se puso de pie y se dispuso para marcharse.
      -Jacob, le voy hablar a la gente de usted.
      -Cuanto menos se dice, más se escucha -dijo Jacob.

                                                  ******

Desearos siempre lo mejor, si esté farolillo de luz sirve para que no os encontréis a oscuras,entonces mi corazón se sentirá contento, no os olvidéis de vivir siempre el instante, os mando un fuerte abrazo y nos vemos muy pronto. Siempre Gracias por estar Ahí.

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