El infinito opera en toda la creación. Los diversos remolinos que llamamos vida son controlados por esa Inteligencia Cósmica.
Paramanhansa Yogananda
*********
BÚSCATE UN MAESTRO,
LOS HAY POR TODAS PARTES
A lo largo de las orillas del río se veían manojos de hierva que clavaban sus verdes dedos a través de la nieve, tenaces con el frío, llamando a la primavera. Los pájaros, animados en su parloteo, salpicaban el todavía sombrío cielo.
Jacob y Jonás, después de dejar atrás el tronco de un roble protector, se encontraban en el camino de la panadería cuando una delgada mujer de mediana edad se puso delante de ellos, ajustándose los guantes como si se estuviera preparando para enderezar el mundo.
-¡Bien! Por fin nos conocemos -dijo con una sonrisa.
Jacob y Jonás se miraron entre sí con un gesto de cautela.
Éste debe ser Jonás - observó la mujer de forma amistosa y directa. El sol naciente le prestó una tonalidad dorada al color castaño de su cabello trenzado.
-Soy yo -dijo el chico mirando de nuevo a Jacob-.
Y éste es Jacob.
-Sí, lo se -dijo ella encontrándose con la mirada de Jacob y alisándose la falda.
- Vamos hacia la panadería -comentó Jacob en un tono vacilante.
-Y yo voy hacia la escuela -dijo la mujer con cierta intención.
-Te presento a Rut, la nueva maestra de la comunidad -dijo Jacob a Jonás.
- Entonces, ¿sabe quién soy? -dijo ella.
-A tanto como lo que eso supone, no llego -respondió Jacob sonriendo-, pero sí, la conozco. Los niños que vienen a verme después de clase dicen que es usted una buena maestra, además de amable.
-Y también he dicho que es usted sabio -dijo Rut, suavizando el tono.
-Los que son sabios se buscan un maestro -replicó Jacob.
-¿Por qué no nos acompaña a la panadería? -la invitó Jonás.
-No -dijo la mujer ahora en un modo más suave-, pero me gustaría que tú vinieras a la escuela conmigo.
-Pero si yo tengo que ir a la panadería para aprender de Jacob -dijo Jonás con un mohín de disgusto.
-Esto no te va a impedir aprender de Jacob -se reafirmó la maestra-. Todos lo hacemos.
El sol se había elevado, y ahora estaban los tres de pie bajo un pasillo de luz. El tiempo es el curso del mundo para los pasos de Dios, pensó Jacob. Recordó que había padres que habían mostrado sus sospechas por el hecho de que los niños vinieran y se sentaran sobre los sacos de harina para escuchar sus historias. Ahora comprendía lo difícil que era para un padre dejar ir a su hijo con un maestro. Cuánto más fácil le hubiera resultado ser más sabio que comprender.
Jacob asió al muchacho suavemente por los hombros.
-Jonás, creo que Rut tiene razón; ve con ella, y ven a la panadería después de clase.
-Yo misma lo llevaré -dijo Rut aliviada.
-Pero, Jacob -protestó el chico-, me enviaron para aprender de ti.
-Sí -dijo Jacob -, ¡y yo te envío a aprender de ti mismo!
-No lo entiendo, ¡y no voy a ir! -dijo dando un pisotón en el suelo.
-Y yo no lo entendía hasta ahora -dijo Jacob.
-Jacob -insistió Jonás-, ¿qué me puede enseñar ella?
-Eso es lo que tienes que descubrir.
******
Una luz en nuestro camino de la vida para no perdernos y poder seguir evolucionando como persona. Gracias por estar ahí, desearos un muy buen fin de semana. Un abrazo y hasta muy pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario