NO HAY NADA TAN VIEJO
COMO UNA NUEVA IDEA
Jonás iba detrás de Jacob por la panadería. Al muchacho le interesaba todo, y su curiosidad venía seguida por sus acciones. Jacob se vio obligado a recordarle repetidamente al chico dónde debía tener cuidado, qué es lo que no tenía que tocar y qué cosas estaban demasiado calientes.
-Jacob, me estás tratando como a un bebé -dijo Jonás.
¿En lugar de como al hombre adulto que eres?
-preguntó Jacob bromeando.
Soy mayor de lo que tú te crees -dijo el muchacho adoptando una pose que le hiciera parecer más alto.
-Ya veo -dijo Jacob monótonamente.
Jacob volvió a sus labores panaderas, y Jonás se unió a él. Cuando pusieron la última bandeja de hogazas en el carrusel de bastidores del horno, Jonás dijo:
-Mi abuelo solía decir, "Todo trabajo es sagrado".
-Sí -dijo Jacob-, y todos tenemos diferentes trabajos.
¿Y cuál es el de este jovencito en mi panadería?
-preguntó Samuel señalando al muchacho y anunciando así su presencia.
-Se puede quedar con el mío -gruñó Max mientras entraba cargado de moldes por la puerta.
-Jonás es el nieto de Ezra -dijo Jacob-, el Mayor del Consejo de Sabios, que quizás descanse en paz.
Jacob se detuvo un instante para ver las consecuencias que pudiera provocar su afirmación.
-Ohhh -exclamó de nuevo Samuel con la mirada perdida más allá de Jacob y Jonás, todavía confuso.
-El hombre de la boca abierta -dijo Max señalando a Samuel - es Samuel. Es el dueño de la panadería, y...-Max tiró de la camisa de Samuel haciéndole adelantarse- es un gran admirador de tu abuelo. Yo soy Max.
-¿Y qué pasa con la escuela? -le preguntó vacilante Samuel a Jonás.
¡Me enseñara Jacob! -dijo Jonás.
-Y yo aprenderé de ti -concluyó la idea Jacob.
Observando a su viejo amigo, Samuel, afectadamente, dijo:
Puede que termines aprendiendo más de lo que tú te crees.
-Aprender es un sendero, no un destino -dijo Jacob.
-Bueno, pues entonces...-Samuel se dirigió a Max -¡a trabajar!
Los dos sois sabios -dijo Max señalando a Jacob y a Jonás -. Pero él- dijo, indicando ahora con la cabeza a Samuel-, a él le entiendo.
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El amor es el océano de la unidad eterna, donde los serpenteantes ríos de todas las pequeñas vidas se funden en la resplandeciente inmensidad del inmortal y bienaventurado Espíritu.
Paramahansa Yogananda.
Qué disfrutéis de los buenos momentos que el universo nos regala, gracias siempre por estar ahí y un abrazo, hasta muy pronto.
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